“Tengo una idea, ganas y determinación. ¿Es suficiente para montar mi negocio?” Esta pregunta lanzada por un futuro emprendedor la recoge en forma de advertencia Marta Grañó, profesora de OBS Business School y autora de Crea tu propia empresa (Bresca, 2016): “La persona que quiera emprender debe ser consciente de dónde se está metiendo antes de empezar”, asegura. Pese a que hay muchos elementos que varían en función del tipo de negocio que se quiera crear, hay al menos cuatro pasos básicos que se deben seguir y tener en cuenta antes de dar el salto.
En concreto, los expertos remarcan, a la hora de empezar un negocio, la importancia de tener un propósito, conocer los datos, contar con asesoramiento y estar atento a la financiación.
1. Tener una buena idea y mejor propósito
Para Enric Serradell, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la idea es la responsable “en un 60% o 70% del éxito del negocio”. “Aun así, hay buenas ideas que han muerto por el camino y hay no tan buenas ideas que han sido un éxito porque una de las claves para que funcionen es la adaptación al cambio y, a veces, alejarse de la idea inicial”.
También influye el motivo por el que se decide emprender. “Por ejemplo, si se crea un negocio por necesidad económica o por ganas de inversión. Tienen diferentes riesgos asociados”, explica Serradell. A esto, Grañó recomienda dos puntos a tener en cuenta: que sea un negocio que en la medida de lo posible apasione a quien emprenda y que tenga entrada de oportunidad. Es decir, que haya personas dispuestas a pagar por ese producto o servicio.
Por su parte, Antonio Robles, director académico del Área de Empresas de IMF Business School, asegura que más que una idea lo realmente imprescindible es tener un propósito. “Es algo que responda a las preguntas: ¿por qué emprendes un negocio?, ¿por qué vale la pena levantarse cada mañana? No se refiere a dinero, sino qué te hace a ti querer hacer eso”, subraya. “El propósito es como el mástil de un barco sobre el que despliegas las velas cuando hay viento a favor y cuando las cosas van mal todos los marineros pueden agarrarse a él y no caerse del barco”.
2. Reunir los datos suficientes y contar con asesoramiento
Tras la idea, el siguiente paso es obtener datos. “Tantos que incluso abrumen”, explica Robles, que subraya que disponer de ellos es lo que va a ayudar a que se puedan tener buenos resultados. “Siempre que tengamos datos suficientes haremos que las circunstancias externas negativas influyan menos”.
Para el director académico del Área de Empresas de IMF Business School, desde un pequeño emprendedor autónomo que abre una panadería hasta un grupo de inversores que apuesten por una gran start-up tecnológica tienen que utilizar la información para encontrar la ventaja competitiva: qué es lo que le ofrecemos al mercado que permita diferenciarnos. Es la respuesta a preguntas como ¿por qué pagamos en un restaurante 18 euros por una hamburguesa que en otros nos costaría seis?
Grañó añade a la lista preparar un plan de empresa, ya que obliga a profundizar en temas como qué gastos se va a tener, cómo se va a facturar o cuál es la propuesta de valor. Otro aspecto clave de los datos, como los concibe Serradell, es realizar prototipados. Es decir, hacer pruebas ante posibles clientes para que den su opinión. Por ejemplo, en micropymes o negocios físicos, hay que tener muy en cuenta la localización. “Si yo no me puedo digitalizar hay que poner mucha atención a la ubicación, ya que puede ser la diferencia entre triunfar o no”.
Los expertos recomiendan realizar todos estos pasos con asesoramiento o acompañamiento. Para Robles, no hace falta que la persona que emprenda lo sepa todo, “pero sí que tenga el contacto de alguien que sepa hacer cada cosa”. “Hay gente que nos puede ayudar con análisis, muchas aceleradoras te dan herramientas para ello e incluso las cámaras de comercio y los organismos gubernamentales tienen estudios que permiten obtener estos datos, las escuelas de negocios…”, explica. Lo mismo ocurre con el asesoramiento profesional de un experto como el de la entidad bancaria, que puede ayudar en todo momento a los empresarios a resolver sus dudas y tomar la decisión más acertada.
A veces, afirma Grañó, por no estar bien asesorados se gasta más dinero de lo que se debería y se cometen errores como darse de alta como autónomo antes de tiempo.
3. La financiación para arrancar y el colchón para mantenerse
Para obtener financiación a la hora de emprender los expertos coinciden en que es importante que al menos parte de la inversión sean fondos propios. “Lo ideal es crecer a pulmón al menos al inicio. Esto sería emprender con fondos propios o familiares que presten ese dinero. Pero también es vital la financiación de terceros como los préstamos bancarios, el crowdfunding, las ayudas y las subvenciones”, enumera Robles. Este experto explica que permite crecer al ritmo que se proponga el empresario fijándose solo en la rentabilidad. Por su parte, Serradell recuerda que “se va a necesitar un tiempo para crecer”. “La aportación personal es importante, aunque sea mínima. Depende también de si se aporta solo capital o también dedicación en exclusiva”, añade el profesor de la UOC.
Pero ¿cuál es la cantidad de inversión inicial ideal? Grañó explica que legalmente se necesita “mínimo 3.000,06 euros para constituir una Sociedad Limitada (SL)”. “Pero si el primer año vas a estar en pérdidas, es mejor que se anticipe la cantidad y se tenga un colchón. La realidad enseña que los ingresos tardan en llegar”, comenta la profesora de OBS Business School.
En caso de que se ofrezca un servicio como autónomo, para Robles se necesita “tiempo y alrededor de 90 días de sueldo”. Pero si se pretende, por ejemplo, crear una página web y otros recursos, la cantidad aumenta. “Podríamos hablar de plantearse emprender si se tiene un colchón de seis meses de salario, aunque depende del negocio y de la necesidad”, señala este experto.
4. Tomar acción: los pasos para constituir la empresa
Una vez está todo lo anterior hecho empieza lo que Grañó define como “la pequeña yincana”. “Se debe ir a la notaría a crear la empresa, dar de alta la actividad y empezar, pero en España son trámites que pueden durar varias semanas mientras que en países como el Reino Unido se puede crear una empresa telemáticamente en un día”. El coste de proceso, destaca Grañó, varía entre 300 euros, si lo realiza directamente el empresario, y 600 euros, si contrata el servicio de un asesor o de una gestoría.
Según la profesora de OBS Business School los pasos que hay que seguir para constituir la empresa son los siguientes:
- Pedir la denominación de la empresa en el Registro Mercantil
- Abrir una cuenta bancaria
- Ir a la notaría para constituir la sociedad
- Ir a Hacienda a pedir un número de identificación fiscal (NIF)
- Liquidar el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP) y el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD)
- Darse de alta en el Censo de empresarios, profesionales y retenedores en la Agencia Tributaria
- Ir al registro mercantil para inscribir la empresa
- Obtener el NIF definitivo en Hacienda
- Hacer trámites municipales como conseguir una licencia de actividad o, si es necesario, de obras
- Si se tienen empleados hacer trámites laborales como la afiliación de trabajadores en la Tesorería General de la Seguridad Social
- Pedir el certificado de firma digital, obligatorio para las sociedades
- Dar de alta la actividad
- Empezar a trabajar
Una vez creada la empresa y comenzada la actividad, Robles recomienda contar con asesoramiento “para gestionar los impuestos, las nóminas, las subvenciones y las ayudas”. “La burocracia que es algo que hay que realizar en el día a día no puede ocupar demasiado tiempo porque mientras se está ocupado en eso no se está pensando en cómo generar valor al negocio”, señala el director académico del Área de Empresas de IMF Business School.
Emprender como autónomo o como empresa
Decidir si a la hora de emprender lo mejor es hacerlo como un autónomo o una empresa dependerá de los impuestos, explica Antonio Robles, director académico del Área de Empresas de IMF Business School. “Hay una facturación en la que va a merecer más la pena ser empresa que ser autónomo, por encima de los 85.000 euros aproximadamente”. Esto se debe al tipo de impuestos que se deba abonar: las empresas pagan impuestos como el de Sociedades y los autónomos tienen el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y las cuotas.
Aun así, este experto incide en que son análisis que se deben de hacer de manera más detallada, sobre todo cuando se emprende solo. “Si se emprende con otra persona lo idóneo es que en poco tiempo se constituya como empresa para poder repartir bien la propiedad”.
Marta Grañó, profesora de OBS Business School, considera que se debe constituir en función del riesgo que tenga el negocio. “Si no tiene un riesgo implícito muy alto es mejor hacerlo como autónomo hasta ciertos ingresos por los impuestos que hay que pagar, pero si tiene algún riesgo concreto o se quiere trabajar con otros socios es mejor plantearse constituirse como empresa porque va a acotar el riesgo a lo que se ponga en esa Sociedad Limitada (SL) y no se podrá reclamar nada más allá de ahí”. Es decir, la responsabilidad de los socios se limita al capital aportado. Grañó subraya que mucha gente empieza como autónomo y cuando la actividad llega a cierto volumen de ingresos es cuando deciden crear una empresa.