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Un estudio elaborado por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Iecon-FCEA) analizó el grado de consenso entre los economistas uruguayos en relación a 39 diversas temáticas y concluyó que “la tendencia al consenso fuerte y sustancial” es menor en Uruguay en comparación con otros países.
El trabajo -realizado por las investigadoras del Iecon, Verónica Amarante, Marisa Bucheli y Cecilia Lara- encontró que los mayores niveles de acuerdo entre los economistas uruguayos se registraron en temas relativos a la discriminación y menor medida, a lo que refiere a temas ambientales.
En tanto, también encontró que si bien existe acuerdo entre los economistas del país en cuanto a la necesidad de lograr mayor equidad de ingresos de las personas y en la importancia del rol del Estado para alcanzarla, hay discrepancias y falta de consenso en relación a cuáles deberían ser las herramientas redistributivas para lograr ese objetivo.
Investigación
El trabajo del Iecon consistió en una encuesta realizada en línea a graduados en Economía en Uruguay entre los años 1980 y 2020.
Entre las principales conclusiones, el estudio constató que en el caso uruguayo existe “consenso fuerte” en el 28% de las opiniones de los economistas relevadas, “sustancial” en el 18%, “modesto” en un 51% y “nulo” en un 3%.
De acuerdo con el estudio, “la baja incidencia del consenso nulo coincide con los resultados internacionales”. No obstante, la suma de “consenso fuerte y sustancial entre los economistas uruguayos es menor (46%) que la que surge de los estudios de otros países”.
Temas económicos
La investigación indagó en 39 temáticas económicas diferentes.
En lo que refiere al bloque sobre soluciones de mercado e intervención del gobierno, se constató “consenso fuerte o sustancial” en cuatro de las preguntas, “consenso moderado” en seis y “disenso” en una.
Entre las preguntas en las que se registró “consenso fuerte”, los economistas se mostraron en desacuerdo con la idea de que las leyes de protección al consumidor reducen la eficiencia económica; y declararon estar de acuerdo con que el gobierno debería intervenir para reducir el poder de monopolio de las empresas privadas.
“Es decir que se manifiestan a favor de la intervención gubernamental en los mercados para proteger, en última instancia, al consumidor”, afirmó el estudio.
Sin embargo, el consenso decayó ante otras proposiciones tales como la inserción internacional, en este caso las opiniones de los economistas estuvieron divididas entre quienes consideran conveniente proteger a la industria local frente a la competencia extranjera, así como también en lo re concerniente a los efectos beneficiosos de los tratados de libre comercio para las economías pequeñas.
En lo referente al mercado laboral, tampoco se detectaron consensos importantes. Por el contrario, se encontró “divergencia en relación con la conveniencia de limitar el poder sindical y flexibilizar los despidos”.
En términos de desigualdad y redistribución, dos preguntas registraron “consenso fuerte”: el acuerdo con que la distribución del ingreso debería ser más equitativa y que la redistribución del ingreso es una de las tareas que debe llevar adelante el gobierno.
En cuanto a las herramientas fiscales para la redistribución, se registraron consensos modestos y disensos relativos. El mayor porcentaje de acuerdo (58%) refirió a que los impuestos directos deberían ser el pilar de los sistemas tributarios pero hubo menos acuerdo (49%) en apoyar el impuesto a la herencia por razones filosóficas.
“En relación a la pregunta si no se deberían aumentar los impuestos a los más ricos porque ya están pagando tasas muy altas, la posición de desacuerdo lleva el mayor porcentaje de las respuestas (65%)”, constató la investigación.
Por tanto, si bien se constató acuerdo en la necesidad de mayor equidad de ingresos y en la importancia del Estado para alcanzarla, no se encontró acuerdo sobre la mejor herramienta redistributiva. “Existe una dificultad en que los economistas se pongan de acuerdo en las medidas a seguir para lograr una distribución más equitativa”, agregó el informe.
Posición ideológica
La investigación del Iecon encontró que en Uruguay se distinguen dos grupos de economistas diferenciados en función de sus opiniones sobre diversos temas económicos. “La pertenencia a uno u otro grupo está fuertemente asociada al posicionamiento ideológico del economista”, señaló el estudio.
La distinción permitió a las investigadoras distinguir un primer grupo “relativamente homogéneo asociado fuertemente con la identificación ideológica de izquierda, la cual a su vez guarda alta correlación con el posicionamiento ideológico de su hogar de origen”. En tanto, el otro grupo mostró “mayor heterogeneidad de opiniones en su interior”.
Por otra parte, se encontró que las mujeres economistas tienen mayor probabilidad de pertenecer al primer grupo. En tanto, también hay diferencias por nivel educativo, dado que los economistas cuyo máximo nivel es la maestría tienen una menor probabilidad de pertenecer al primer grupo que aquellos que solo tienen el grado o han realizado un doctorado.
Los factores de discrepancia
A nivel mundial, la literatura que ha estudiado el consenso y las discrepancias entre economistas han encontrado diversos factores como fuentes de divergencia en las opiniones. Algunos argumentan que las diferencias pueden asociarse por variables geográficas, vinculadas con factores culturales e identidad nacional. Asimismo, otros han detectado que influyen las diferencias generacionales, las cuales podrían obedecer a que cada grupo etario se basa en la evidencia acumulada en diferentes momentos del tiempo. Otras investigaciones han encontrado diferencias en función del género, siendo los varones más proclives a favorecer soluciones de mercado que las mujeres. En América Latina, la ideología de los economistas ha sido señalado como un fuerte condicionante de las respuestas.