10 años del Ciutat, ¿qué define a a esta primera década de vida?
—La ilusión y la lucha en el sentido de que es un proyecto que ha levantado mucha ilusión, pero que hemos tenido que pelear constantemente. Para celebrar los diez años pensamos hacer una fiesta en otoño, probablemente en septiembre, con música, bebida, etcétera, pero dependerá de lo que podamos hacer.
¿Cómo valora el trabajo llevado a cabo por la anterior junta directiva , liderada por Javier Pachón?
—Obviamente todas las juntas han trabajado mucho por el cine. La última, la de Javi, la he vivido más de cerca y sé que han hecho un trabajazo. Además, él es un crack que sabe mucho del tema y teníamos claro que no encontraríamos un perfil como el suyo.
¿Cómo le convencieron para dar el salto como nuevo presidente?
—Silvia Silva, que es la tesorera y amiga personal, me lo propuso y me invitó a asistir a la reunión tras pensármelo. Mi idea era ir y exponer mis motivos para no ser presidente, que no fueron pocos. Lo que pasó fue que, después, me lo pidieron igualmente y su ilusión, además del hecho de que siempre había querido colaborar, se me contagió. Al final acepté.
¿En qué situación se encuentra el cine ahora mismo?
—Es difícil de calificar.Tenemos algunos problemas técnicos, la situación postpandémica sin que veamos normalidad, de momento, también el accidente del camión aquí fuera hace unas semanas. Queremos trabajar para solucionar esos problemas, como la insonorización de las salas, la mejora de butacas o el aire acondicionado. Queremos hacer del cine un lugar al que todo el mundo vuelva y no lo recuerden como una experiencia negativa.
Antoni Noguera hizo la promesa de llevar a cabo una cesión gratuita durante diez años para el Ciutat, ¿en qué estado se halla esa promesa?
—Estamos en negociaciones y pendientes de firmar ese convenio que de momento parece que está en trámites y no es solo una promesa. Si llega nos dejaría en una situación más favorable en cuanto a gasto de lo que hemos tenido con Mercasa. La esperanza era poder firmarlo antes de verano, ahora rezamos por cerrarlo antes de fin de año.
¿Cuánto depende el Ciutat de ese convenio?
—La promesa de ese convenio fue el motivo por el cual en la asamblea extraordinaria se decidió unánimamente continuar.
¿Que supondría ese convenio?
—Nos permitiría partir de una realidad económica nueva, desahogada, y la idea es aprovechar esa situación para hacer del Ciutat un cine sostenible, no solo medioambientalmente, sino económicamente, y reforzar algunas líneas de financiación e intentar subir el número de socios o reforzar el voluntariado.
¿Qué proyecto defienden para el cine a nivel de programa?
—Nos definimos como continuistas en la programación que hemos tenido hasta ahora y los proyectos que hemos hecho, así como a nivel de colaboraciones con organizaciones educativas o instituciones. Somos una sala algo distinta a las demás y eso juega a nuestro favor. El ambiente que se genera aquí no lo encuentras en cines más comerciales.
¿A qué se refiere?
—Al personal, los socios, los espectadores que no son socios, etcétera. Somos una no tan pequeña familia en la que al salir de ver una peli puedes comentarla con el de la taquilla. Eso es lo que pretendemos. En líneas generales, queremos que sea una experiencia en todos los sentidos venir al Ciutat y consolidarlo en el panorama cultural no solo de Palma, sino de Mallorca, haciendo atractivo el espacio también a la Part Forana, algo en lo que creo que puedo ayudar.