Como diría Carlos Pinto, “nada hacía presagiar” que José Ignacio Escobar Troncoso (ingeniero civil de industrias de la UC, máster en regulación económica de la UAI, 44 años), ex DJ de fiestas escolares, comerciante de videojuegos Atari y emprendedor de energías renovables, se convertiría en el gerente general de Colbún, una de las tres mayores generadoras eléctricas del país y brazo energético de la tradicional familia Matte. Y que en esta posición lideraría la concreción de una cartera de inversiones de US$ 4.000 millones al 2030, con foco en energías verdes y crecimiento en América Latina.
Eso en la apariencia. Porque el vicepresidente de la compañía, Bernardo Larraín Matte, lo tiene en el radar hace una década: “fue uno de los primeros emprendedores que desarrolló proyectos de energías renovables”.
Con una trayectoria de casi 20 años ligado a la electricidad “verde”, ha tenido un activo rol en el desarrollo de las energías verdes en Chile desde antes de sacar su título de ingeniero. Y como señala Larraín Matte, fue uno de los primeros emprendedores que desarrolló proyectos de energías renovables en el país.
Fue en la empresa Andes Energy, de energía eólica. Lo hizo para sacar el título, no pagar un año extra de universidad y tener empleo, cuentan sus cercanos. Incluso trabajó con otro estudiante de ingeniería -Pablo Bunster Claudet- para realizar un modelo para valorizar el costo de la volatilidad de precios de la energía, dado que nunca nadie le había puesto precio al tema de la independencia energética.
El expresidente de Sofofa lo conoce desde hace años, como presidente del gremio de energías verdes Acera y gerente general de Acciona Latam.
Pero la trayectoria de Escobar Troncoso partió muchísimo antes. Desde su época escolar tenía distintos negocios: era DJ en fiestas, tuvo una empresa de videojuegos cuando estudiaba (ETsoftware) y vendía cremas. Sus cercanos dicen que esta faceta surgió porque “no quería pedirle plata a su viejo, que ya hacía un gran esfuerzo para enviar a sus hijos a un buen colegio como el Grange”.
Ahora en Colbún, está potenciando la gerencia de Innovación, con ideas sobre sustentabilidad pero también con proyectos del core eléctrico.
Tras fundar y desarrollar varias empresas relacionadas con la energía solar y eólica como Dreamline y Andes Energy y asociarse en Chile en 2008 con Mainstream (una empresa de capitales noruegos, japoneses e irlandeses que construye proyectos renovables en todo el mundo), en diciembre de 2014 se incorporó a la firma española Acciona como gerente general de su unidad de negocio de Energía en Chile.
Luego, en 2018 fue nombrado director general de la Plataforma Sudamericana de Energía en esa compañía, donde puso en operación más de 900 MW y en desarrollo cerca de 1.500 MW.
Paralelamente creó, literalmente de la nada -eran unos cuantos asociados que no tenían oficina y se “aguacharon” en la empresa de un conocido- el gremio de renovables Acera, donde estuvo 14 años entre director ejecutivo, vicepresidente y presidente.
En Colbún su rol es claro. “Tiene el objetivo de acelerar su crecimiento en energías renovables, soluciones energéticas y expansión en la región”.
El vicepresidente explica por qué él y no otro: “Su experiencia, vocación y pasión por la transformación energética es lo que requiere Colbún para profundizar y acelerar sus opciones de crecimiento con un sello renovable, con nuevas tecnologías y en distintos países”, explica Larraín Matte.
Colbún tiene una ambiciosa cartera de negocios. Para empezar, desarrolla el parque eólico Horizonte, el más grande de Latinoamérica, de 812 MW y más de US$ 850 millones de inversión, y el Parque Eólico Junquillo (360 MW), además de otros proyectos solares, como Inti Pacha (486 MW) y Jardín Solar (437 MW), que cuentan con su aprobación ambiental y en conjunto suman unos US$ 1,000 millones. El foco de Escobar es crecer en esa área y expandir a otros países de América Latina, como Perú y Colombia,
“Hola, soy José Ignacio”
Las oficinas de Colbún tienen tantas plantas -en las paredes, las salas de espera o las oficinas- que un visitante distraído pensaría que es una compañía de agrobotánica o de investigación vegetal. Pero no. Aunque partió con centrales hidroeléctricas -en uno de sus embalses se grabó a mediados de los años ‘80 la telenovela La Represa– hace 10 años producía más electricidad con combustibles fósiles (gas, carbón o petróleo) que con agua. Hoy es completamente al revés.
Cuando las energías renovables empezaron a ser un buen negocio, la eléctrica de los Matte orientó su estrategia hacia allá. Y también mejorando la relación con la comunidad, tras varios años de conflictos, con el punto más álgido con HidroAysén, un conjunto de megacentrales que no se hicieron por una campaña nacional e internacional contra ellas.
Una muestra del giro copernicano fue Angostura, cercana a Ralco y en donde Colbún no ha tenido ningún conflicto con sus vecinos ni colaboradores. Según ejecutivos de la empresa, el nuevo gerente corona este cambio de estrategia y de estilo, que en su primer día en Colbún recorrió los 10 pisos de la eléctrica presentándose: “Hola. Soy José Ignacio, trabajo aquí”.