Con la inflación como un fenómeno de alto impacto en los bolsillos de los estadounidenses, el país y sus funcionarios buscan soluciones para ayudar a que los precios dejen de hacer mella en el día a día de sus habitantes. El sector vivienda no escapa de esto. Tomando en cuenta las 50 principales áreas metropolitanas de Estados Unidos, al cierre de mayo un alquiler promedio era de $1 mil 849; no obstante, en diferentes zonas del territorio los precios superan incluso los $3 mil. Esto ha traído como consecuencia una mayor migración interna en el país.
De acuerdo con datos del reporte general de alquileres presentado por el sitio especializado Realtor.com, mayo cerró con un aumento interanual de 15,5% en el precio de la renta con un máximo de dos habitaciones.
Datos de la Oficina del Censo revelaron que Los Ángeles, en el estado de California, sufrió la mayor pérdida de habitantes desde el año 2020.
En los dos últimos años, Los Ángeles vio a 179 mil 757 personas marcharse mientras el aumento de los precios se hacía cada vez más difícil de pagar. Respecto a los alquileres de viviendas, sus habitantes vieron un incremento interanual de 17,7%, superando los $3 mil al mes ($3 mil 019) y alimentando los motivos para mudarse a otro sitio.
Pagar el alquiler en tiempos de inflación se ha vuelto cada vez más complicado, especialmente para aquellas personas que viven o aspiran a mudarse a grandes ciudades. El hecho está abriendo posibilidades en zonas más accesibles, pero a su vez más lejanas del corazón económico de los estados que conforman el territorio.
Pero las opciones siempre están ahí. Así lo aseguró en entrevista exclusiva para El Tiempo Latino la venezolana Maibelyn González, quien tomó sus maletas junto con su pareja y, después de tres años de vida en Florida, decidieron emprender una nueva aventura en Texas.
La mujer, quien trabaja como vendedora, explicó que luego de vivir en Pembroke Pines la situación comenzó a complicarse desde el punto de vista financiero. “Teníamos un apartamento de dos habitaciones y dos baños. Se nos iba a vencer el contrato de alquiler y nos entregaron una notificación que decía que no lo iban a renovar porque los dueños querían renovar el apartamento. Al hacerlo podían subir el precio”, contó.
La empresa detrás del alquiler les ofreció la oportunidad de mudarse a otro apartamento dentro del mismo conjunto residencial; no obstante, la diferencia de precios era significativa, pues de pasar a pagar $1 mil 600 al mes, la opción que les presentaron tenía un costo mensual de $2 mil 700.
“Era la misma división y metraje, quizás con la cocina un poco más renovada, con un tope de granito, cosas que no valían los $2 mil 700”, sostuvo. “Eso nos llevó a estudiar el mercado, fuimos a otras residencias cercanas de donde vivíamos porque queríamos quedarnos en el área, pero ningún apartamento bajaba de ese precio”.
Abanico de opciones
González confesó que no quería irse de Florida, mucho menos de Pembroke Pines, pues tenía una vida hecha ahí y además estaba cerca de su familia.
“Mi novio y yo teníamos nuestros trabajos fijos, estábamos en nuestra zona de confort”, detalló; sin embargo, recordó que con la inflación teniendo cada vez más incidencia sobre la economía del país, se vieron obligados a plantearse la mudanza. “El alto costo de la vida” los empujó a otros horizontes.
Aunque sus ingresos eran suficientes para pagar el nuevo alquiler, no quería hacerlo. “Eso nos iba a quitar dinero para nuestros ahorros y calidad de vida. Si teníamos planes eventualmente de comprar una casa o un apartamento, eran mil dólares mensuales que no íbamos a tener”, dijo.
Esto solo impulsó un deseo que la pareja venía meditando: “Teníamos rato con eso de probar otra ciudad. Hicimos viajes a Atlanta, fuimos a Alabama y Nueva Jersey, pero ninguna nos terminaba de enganchar”.
“Un fin de semana vinimos (a Houston), acordé citas con una realtor y ella nos pasó las opciones”. Agregó que en un día vieron cinco apartamentos y una semana después tomaron la decisión. Ahora pagan $1 mil 700 en Houston por un apartamento con las mismas características.
Un fenómeno cada vez más común
La historia de González no está distante a la que millones de personas han tenido que vivir en los últimos años frente a la inflación; y cómo esto los ha obligado a mudarse a otros lugares para vivir sin pagar mayores gastos.
“A nivel nacional este es un fenómeno que se está viendo. Con el aumento de los precios de las viviendas se va haciendo más costoso poder rentar o comprar una propiedad. Por lo tanto, la gente que no tiene la posibilidad de contar con un empleo que le permita costear el estilo de vida suficiente, tiende a moverse a zonas más económicas o ciudades no tan caras”, explicó en exclusiva a El Tiempo Latino el economista Giovanni Delfino.
Pese a que el pasado reciente pone como principal punto el arribo de la pandemia del COVID-19 al país como factor detrás de las grietas en la economía, además del impacto actual de la invasión de Rusia a Ucrania en los mercados mundiales,
El especialista aseguró que el fenómeno de la migración interna venía tomando forma antes de la crisis económica ocasionada por la pandemia o del impacto de la invasión de Rusia a Ucrania, debido a otros elementos.
“Esta es una tendencia que hemos visto aún mucho antes de que la inflación incidiera”. Puso como ejemplo el caso del área de Washington DC y cuando Amazon anunció la instalación de su segunda base de operaciones en dicha área en el año 2018. “Con eso se dispararon los precios. Se veía esta ola de empujar a la gente del centro de la ciudad y empezar a dispersarse a zonas más económicas”, expuso.
Con la instalación de compañías de renombre en distintas ciudades, los sitios en los que ahora operan vieron cada vez a más empleados con los ingresos suficientes para pagar alquileres poco accesibles, este factor -contó Delfino- sirvió para que Estados Unidos sufriera un crecimiento significativo en los precios.
“Con la pandemia se aceleró el aumento de las propiedades junto a las bajas tasas de interés y esto maximizó la tendencia en todo el país”, reveló.
Alquileres, COVID-19 e impuestos
Así como Los Ángeles ha sufrido la salida de miles de personas de su territorio en los últimos dos años, Nueva York también padece lo propio. En el estudio de la Oficina del Censo, la ciudad fue segunda en la lista, con la salida de 113 mil 642 de personas.
En el caso de esta última área, parte de sus habitantes apuntaron a la ciudad de Miami como nuevo sitio para residir.
“Todo fue una reacción al COVID-19”, dijo al New York Post Craig Studnicky, de New Jersey, quien ahora vive alquilado en un condominio de Sunny Isles Beach, en Florida. En principio, “el COVID-19 fue el catalizador que sacó a tantas personas de su dilema”.
De acuerdo con el entrevistado, quien es director ejecutivo de la firma de bienes raíces de lujo ISG World, miles de neoyorquinos se mudaron al sur en los dos últimos años. “Muchas de estas personas optaron por alquilar, pero no teníamos tanta oferta”, añadió.
Esto trajo como resultado un crecimiento marcado de los precios de los alquileres en el condado de Miami-Dade, según Realtor.com, que mostró un alza de hasta 58% desde marzo de 2020 en la zona.
“Miami ha estado pidiendo a los neoyorquinos que bajen (geográficamente); y obtuvieron su deseo con el COVID-19”, explicó al medio Cody Vichinsky, cofundador de Bespoke Real Estate, quien agregó que los neoyorquinos “de alta gama y ricos” ahora tienen en el estado de Florida su nuevo centro, ante los bajos impuestos en comparación con la entidad desde donde arribaron.
Delfino lo confirmó: “Estamos viendo que la gente no solamente está saliendo por el aumento de los precios en los alquileres, las empresas tecnológicas se están moviendo en esa dirección”. Explicó que las grandes compañías se decantan por metrópolis con impuestos más bajos pensando en sus empleados: “El talento tendría una mejor calidad de vida porque le alcanzaría más su sueldo y tendrán grandes oportunidades para el ahorro”. Puso como ejemplo a ciudades como Miami (Florida) y Austin (Texas).
No obstante, aclaró que “eso tiene un impacto duro para quienes residen en estas ciudades porque van a verse afectados por el aumento en los precios de las propiedades. Con esta llegada masiva de talento y con altos ingresos, van a tener una suerte similar a la de Washington DC cuando llegó Amazon”.
La influencia del trabajo remoto
Durante el impacto del COVID-19 en Estados Unidos, el mercado inmobiliario vio cambios en su dinámica. Alexa Pérez, realtor y quien hace vida laboral en el estado de California, explicó a El Tiempo Latino que el trabajo remoto llevó a empleados de compañías ubicadas en el área a mudarse y así pagar menos.
“Como las rentas y propiedades son tan costosas, mucha gente se mudó a ciudades más económicas. Emigraron demasiado y seguían recibiendo el dinero como si cobraran acá”, señaló.
Pérez, quien es venezolana, se desenvuelve en el condado de Santa Clara. Es precisamente este, con Sunnyvale y San José, el lugar que presenta el mayor precio promedio de alquileres entre las 50 principales áreas metropolitanas en todo Estados Unidos ($3 mil 253).
Sin embargo, con el retorno de los trabajadores a las oficinas “se generó una ola de regreso de todas esas personas que se fueron -en los últimos tres meses- y por ende, las propiedades siguen subiendo de precio y hay poco inventario”.
Esto limita la lista de potenciales clientes en el área. Es “casi imposible para personas de ingreso medio y bajo” comprar o alquilar una vivienda y esto va cerrando el grupo -al menos en dicho condado- a profesionales de las empresas tecnológicas del sitio. Según comentó, la mayoría de sus clientes son de la India y otros países de Asia, personas preparadas capaces de dar hasta un 20% o 30% de inicial para adquirir una vivienda. El resto termina optando por ciudades ubicadas a más de una hora.
En cuanto a la estabilización del mercado, consideró que se logrará “a corto plazo”. En los dos últimos meses ha visto un fenómeno relacionado con potenciales clientes, quienes prefirieron esperar “para saber cómo se comportaría el mercado”.
“Ya se están dando cuenta que los intereses no estarán tan bajos como en plena pandemia de COVID-19″; sin embargo, seguirá siendo cuesta arriba para ciertos grupos demográficos establecerse en zonas de más alto costo.
Pérez señaló específicamente el caso de los latinos y dijo que los requisitos hacen cuesta arriba las opciones para la comunidad: “No tienen los requisitos indispensables”. Añadió que a estos se les hace difícil contar con más opciones, especialmente para aquellos con empleos que no otorgan altos ingresos y son inestables.
Por su parte, Delfino fue optimista y comentó que espera una mayor regularidad más temprano que tarde: “Eso ya se está viendo, especialmente con el aumento del precio del petróleo y la tasa referencial de crédito de consumo. Esto reduce la liquidez en el mercado, la capacidad de gasto y esto pone un freno leve pero seguro al crecimiento económico. Hace que los precios empiecen a bajar”.