A los migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos les preocupa la difícil situación económica que atraviesa el país, así como la violencia que padecen diversas regiones del territorio, pues, señalan, durante los últimos meses, ambas situaciones se han convertido en incentivos perversos para la migración.
Líderes de organizaciones de mexicanos radicados en el vecino país del norte, compartieron con El Economista lo que miran en México, desde sus lugares de residencia.
Coinciden en su preocupación por la escalada en la violencia y la inseguridad; en su indignación porque sigan ocurriendo tragedias protagonizadas por migrantes que, forzados por sus circunstancias, buscan fuera del país una vida mejor para sus familias. En su reproche al gobierno por llamarlos “héroes” porque constituyen la primera fuente de divisas para el país, y, al mismo tiempo, elimina los apoyos que administraciones anteriores brindaban, a través de los consulados y en su permanente llamado a lograr una migración justa y ordenada en ese país que los necesita y donde ellos tributan.
Les preocupa que la economía mexicana no despegue
A unos días de que ocurra en la ciudad de Washington el segundo encuentro de los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México y Joe Biden de Estados Unidos, Carlos Arango, presidente del Frente Nacional de Inmigrantes en Estados Unidos subraya que es preocupante el no crecimiento económico en México.
En su opinión, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no está atacando el desempleo y no hay nada que indique que vayan a dejar de salir del país más mexicanos en busca de sustento.
Eso ha quedado demostrado con el hallazgo de un tráiler con migrantes abandonados en un camino de Texas, en el que murieron más de 51 personas, entre ellos más de 20 mexicanos. “La gente salió del país porque no tenía oportunidades; es una necesidad. Eso obliga a analizar por qué se siguen ocurriendo ese tipo de tragedias tan innecesarias”, indica.
Las personas se aventuran a dejar sus comunidades y cruzar de manera ilegal la frontera para internarse en Estados Unidos, principalmente por razones económicas, pues en sus lugares de origen no tienen opciones para sobrevivir, recalca.
Artemio Arreola, coordinador de la Comisión de Asuntos Políticos de Fuerza Migrante y director de Casa Michoacán en Chicago, plantea que, si bien hay cosas que están cambiando para bien en México, preocupa demasiado que la economía no despegue.
“Eso se traduce en falta de empleos, lo cual obliga a las personas a salir de sus comunidades y aventurarse a buscar cómo ganarse la vida en Estados Unidos. Es necesario que se generen en México empleos bien pagados, con el fin de que los mexicanos no se vean obligados a emigrar”, apunta.
Claudia Lucero, coordinadora de la organización Durango Unido en Chicago e integrante de la Alianza Américas, menciona que a los migrantes en Estados Unidos les queda claro que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador llegó con otra retórica, pero problemas como la inseguridad persisten. “Mientras no haya cambios de política pública que realmente ayuden a cambiar la distribución de la riqueza y crear espacios más equitativos, las cosas van a seguir igual”, remarca.
Llaman la atención sobre desplazamiento forzado interno y hacia el exterior
Carlos Arango subraya que uno de los problemas “mayores” de México es el de la inseguridad y la violencia. “Realmente el país no había pasado por un periodo de tanta violencia y tanta falta de seguridad como este”.
En su opinión, “aunque el crimen organizado actuaba, no lo hacía como ahora; ya cobran derecho de piso hasta para poner un negocio, cobran a la iglesia…”
Para el dirigente migrante, hay una forma fallida de atacar el problema. “Pareciera que hay como un pacto. Hay investigaciones que dicen que el gobierno tiene pactos con el crimen organizado, pero aún, suponiendo que no lo hay, la seguridad en el país no está vigente y aun con el uso de la fuerza pública a través de la Guardia Nacional no se soluciona”.
Llama la atención en que “el problema es que no se ve por donde”. “Obviamente no se va a resolver con una guerra, pero no hay protección a la ciudadanía”.
Lo grave, añade, es que “han dejado que el crimen organizado avance a pasos gigantescos; ya se habla mucho de que estamos ante un narco-Estado”.
Claudia Lucero opina que en México existe un serio problema de desplazamiento forzado interno y hacia Estados Unidos, debido a la violencia en diversas regiones del país
Desde su perspectiva, México padece problemas sistémicos enraizados en la comunidad mexicana, que va a ser difícil solucionarlos en corto tiempo y si bien desde fuera se ven algunos cambios, no son los suficientes y ese es el caso de la violencia.
La misma perspectiva la comparte Sergio Infanzón líder comunitario en Los Ángeles de la Red de Liderazgo del Sureste y enlace Nacional de la Coalición de Migrantes Mexicanos quien apunta que, durante los últimos 15 años, el principal problema de México es la violencia, “incluso por arriba de la corrupción”.
Lo peor es que, si no hay un control de lo que está pasando en el país, los mexicanos en Estados Unidos que están en condiciones de regresar “la pensarán dos veces, y es una pérdida para el país, sobre todo porque hay quienes se están preguntando si es posible invertir en México con seguridad.
También destaca que “recientemente” hubo una ola de personas provenientes de Michoacán que llegaron a Estados Unidos en busca de refugio, “pues venían huyendo de la violencia en sus comunidades”.
Mientras Artemio Arreola recalca que generar condiciones de seguridad para la población “es la responsabilidad número uno del gobierno y en estos momentos no está cumpliendo con ello”. “Si no pueden, que se vayan. Así de fácil”.
Para el activista hay que tomar en cuenta que las leyes ya las tienen los funcionarios de gobierno; lo único que hace falta es que diseñen las políticas públicas necesarias y las apliquen.
No creen que haya una cuarta transformación
Los líderes migrantes reflexionaron sobre la narrativa del gobierno federal. Parta Carlos Arango, es falso que México esté en una cuarta transformación, como lo dice el presidente: “Estamos ante una transición en el partido en el gobierno, donde los partidos perdieron autoridad.
Lo que pasó fue un cambio en el timón, pero no hay una política que deje ver que el país se mueve en una transformación o cambio sustancial de las prácticas que han existido en la vida pública del país”.
Lo que ha hecho el gobierno es implementar una política de austeridad que lo único que ha ocasionado es golpear a todos los sectores. “Eso no es una transformación; es una política de apretarse el cinturón; de golpear instituciones lo cual no ayuda porque lo que genera es un vacío democrático”.
Además, añade, “se cierra la posibilidad a un diálogo nacional; lo que hay es un enfrentamiento terrible de acusaciones e improperios que nada ayuda al país”.
Artemio Arreola, recrimina que el gobierno de México les ha dado la espalda a los trabajadores migrantes. Lo que las autoridades expresan en sus discursos se oye muy bonito, pero, en los hechos, ni siquiera hay agenda sobre el tema.
El gobierno afirma que hace cosas en favor de los migrantes a través de los consulados, pero, en realidad esas oficinas se han convertido en tiendas de documentos y todos tienen un costo, asegura.
Dijeron que convertirían a los consulados en defensorías y hasta el momento eso solo es retórica, porque no hay abogados ni presupuesto para apoyar a los connacionales que necesitan defenderse en las cortes estadounidenses, reprocha.
Sergio Infanzón manifiesta que al inicio de la actual administración federal se eliminaron programas que tenían como objetivo apoyar a mexicanos en el extranjero. “Se pensó que serían remplazados por algo mejor, pero no fue así”.
Pone como ejemplo el programa 3×1 mediante el cual se realizaban obras de beneficio social en comunidades expulsoras de migrantes mediante aportaciones de los propios mexicanos en el exterior, el gobierno federal y las autoridades locales.
Además, indica que antes se contaba con el servicio de la valija diplomática que permitía enviar las cenizas de personas que fallecían en Estados Unidos con el fin de que fueran entregadas a sus familiares en México y ahora ya no funciona.
“Fue una decepción muy grande que ya no se volviera a proveer fondos para apoyar a los mexicanos en Estados Unidos. Es muy triste que, aunque las remesas se han convertido en el principal ingreso de la nación, producto del trabajo de tantos paisanos que se rajan el lomo, no haya un aprecio que se note”, insiste.
A su vez Carlos Arango destaca que, mientras el gobierno mexicano califica como héroes a los mexicanos que trabajan en Estados Unidos y envían remesas a México, en realidad contribuye muy poco a su bienestar.
Reprende la decisión del gobierno del presidente López Obrador de retirar recursos que se destinaban a apoyar el retorno de cadáveres de personas que mueren fuera de México.
“Casi no hay recursos para los consulados, por lo que las acciones de apoyo a los migrantes mexicanos tienen que ser financiadas con apoyos de organizaciones civiles de Estados Unidos, porque realmente no hay una política del gobierno mexicano para beneficiar al trabajador migratorio”, denuncia.
El dirigente recalca que es muy importante la defensa jurídica de los mexicanos que radican en Estados Unidos sin documentos migratorios en orden, sobre todo luego de la decisión de la Corte de Estados Unidos de que ya se podrán deportar a cualquier persona sin estancia legal en el país, contrario a lo que ocurría antes, cuando sólo se deportaba a aquellas personas que cometían crímenes. “Ahora cualquier persona puede ser deportada por no tener documentos; eso fue lo que ordenó la corte. Por eso se van a requerir muchos recursos para defender a las personas”.
Arango recuerda que cuando el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador estaba en campaña aseguró una y otra vez que los consulados se convertirían en consejerías jurídicas para asistir a los mexicanos ante las autoridades estadunidenses, y nunca lo cumplió. “Lo delicado, indicó, es que esa situación se puede traducir en deportaciones masivas de mexicanos”.
El dirigente enfatiza que durante la administración del presidente Barack Obama, cuyo vicepresidente era el ahora presidente Joe Biden, deportó a más de un millón de personas entre 2009 y 2017.
Por ello, llama la atención en que, si bien podría terminar la aplicación del llamado Capítulo 42, que permite a las autoridades de Estados Unidos deportar a México inmediatamente a las personas que ingresen a ese país sin documentos y se reactivarán los trámites de solicitudes de asilo, las personas que estén en esos procesos no van a tener recursos para asistencia legal, con lo cual se reducirán considerablemente las posibilidades de que obtengan la autorización para quedarse en Estados Unidos y el resultado sea la deportación.
AMLO debe empujar una migración ordenada y segura
Carlos Arango opina que en lugar de que el presidente López Obrador trate con el presidente Biden, el próximo martes, asuntos como el caso del directivo de WikiLeaks, Julian Assange, como lo ha anunciado, lo que debe de exponerle al mandatario estadounidense son los problemas de los migrantes en esa nación, el trafico de personas que atraviesan el territorio mexicano para llegar hasta Estados Unidos y la legalización de muchas personas que tienen años de vivir en ese país y que no cuentan con los documentos migratorios que les permitan residir allí o que se atienda el problema de los jóvenes que viven en Estados Unidos y que llegaron siendo niños y hoy corren el riesgo de ser deportados.
A las autoridades mexicanas “les da roña” hablar de esos temas y dicen que respetan las decisiones del gobierno estadounidense y hablan del principio de autodeterminación de los pueblos, pero son mexicanos los que están afectados y por ello deberían tener injerencia y ser tratados al más alto nivel, recrimina.
Tenemos una población de mexicanos trabajando en Estados Unidos y muchas personas de ascendencia mexicana que también son mexicanos. Desde esa perspectiva debería tratarse el asunto, no desde una perspectiva pueblerina, insiste.
El migrante mexicano expone que el problema es que las autoridades siempre hablan del asunto, pero no resuelven nada. “Habría que dar pasos para empezar a resolver esos temas, porque la gente va a seguir viniendo. Deberíamos generar una política de integración”.
En ese tenor, Artemio Arreola, considera que los presidentes López Obrador y Biden deben discutir la llegada de extranjeros a Estados Unidos con el objetivo de diseñar las políticas que permitan tener una migración ordenada y segura.
Asimismo, la forma en que se pueda regularizar la estancia de más de 11 millones de personas que llevan hasta más de 30 años viviendo en Estados Unidos y no han podido obtener una residencia legal.
“Estados Unidos tiene perfectamente claro que necesita la mano de obra de esas personas. Lo único que hace falta es que les otorguen un estatus legal, lo cual beneficia hasta en la seguridad. Las autoridades saben muy bien quiénes son, cuántos y dónde están. Ellos pagan impuestos y benefician al país que los expulsa, por los que pasan y a Estados Unidos”, puntualiza.
Sergio Infanzón indica que en una reunión, como la del próximo martes, genera expectativas muy grandes, por lo que debiera tener objetivos muy concretos, por ejemplo aquellos que permitan que la agenda migrante pueda moverse.
En ese sentido, remarca que hay personas que han estado esperando durante muchos años poder regularizar su situación migratoria, lo cual debería ser discutido por los presidentes para que se haga lo necesario para que ese problema se solucione.
El asunto está en una situación tal que necesita que el presidente de la república, con su liderazgo, empuje para que el Senado estadounidense apruebe la propuesta de regularización de miles de personas que están en esa circunstancia, subraya.
En su opinión, es crucial que, dentro de la agenda de tantos asuntos que trae el presidente López Obrador ante su distinguido interlocutor se discuta ese en particular y se apoye a la gente que ha estado aquí (en Estados Unidos) durante muchos años.
Por otra parte, menciona, es necesario que ambos presidentes discutan la situación que hay en la frontera entre ambos países con el fin de buscar soluciones a las problemáticas que ahí se presentan.
Claudia Lucero considera que para las comunidades migrantes es muy importante que el tema de la migración sea parte de la conversación y que se trate desde la perspectiva del respeto a los derechos humanos. Deben crearse los espacios y las formas para que la gente migre de manera segura, lo cual ha sido una demanda que ha perdurado a lo largo de los años.
Insiste que la muerte de migrantes ocurrida en Texas hace unas semanas es la muestra de que es un problema relevante que merece atención, pero “lamentablemente no se está haciendo mucho para lograr una migración segura debido a que hace falta voluntad política”.
Luego critica que México se preste a hacer “el trabajo sucio” a Estados Unidos al contener a los migrantes dentro de su territorio para que no lleguen a ese país. “Sigue implementando las políticas que Estados Unidos le dicta, permitiendo programas como el Quédate en México, mediante el cual se deporta a mexicanos y extranjeros a territorio mexicano, así como mediante operativos para deportar a centroamericanos a Guatemala.
Los líderes se manifiestan atentos a lo que ocurra el próximo martes en La Casa Blanca. El presidente a hace maletas.