Mañana, sábado, ICON llegará a los 101 números publicados. Nueve años en los que ha cambiado casi todo. Como recuerda Daniel García, el director, en su carta del nuevo número (la podrán leer mañana en el nuevo número de ICON y también aquí, en la web), “nunca pensamos que en nuestros casi diez años de vida seríamos testigos de tantos avances sociales y de tantos retrocesos: el #MeToo, el derrumbamiento del macho alfa y la eclosión de un debate bastante enriquecedor sobre género, privilegio y, en general, la libertad de ser o hacer uno lo que quiera… y Trump, el Brexit, el ascenso de la ultraderecha y, ahora, la derogación de Roe vs. Wade”. Nosotros también hemos cambiado: no solo el equipo (unos han entrado, otros han salido, otros permanecen) sino la propia revista, que ha pasado del obligatorio blanco y negro en las portadas de sus primeros años a las habituales explosiones de color de los últimos. Y qué gran ejemplo en el caso del número 101, con las portadas coleccionables firmadas por tres talentos de la ilustración: Pol Anglada, Ignasi Monreal y Jordi Labanda.
De portadas, precisamente, hemos venido a hablar. En concreto, de las grandes historias que hay tras algunas de ellas. Al habla, el subdirector Tom C. Avendaño: “Para la entrevista del número de lanzamiento, el primero y el que iba a inspirar a todos los demás, conseguimos a James Franco, quien venía entonces de acabar la exitosa trilogía de Spider-Man y de ser nominado al Oscar por 127 horas. Alquilamos una mansión preciosa de West Hollywood, delante de la de Jennifer Aniston. Fue la producción más grande, y por tanto con más presión, que he visto en mi vida. Yo iba de redactor para hacer la entrevista y me habían dicho que Franco podría ser un poco difícil y que era capaz de levantarse en mitad de la charla e irse si no lo caías bien. A la vez, a lo lejos veía que Nono Vázquez, estilista de aquella primera sesión (y hoy director de moda de la revista) se metía a Franco en el bolsillo y le ponía a bailar Like a Virgin entre un cambio y otro. ‘Ah bueno’, pensé, ‘esto no es tan difícil’. Amigo, qué equivocado estaba. En cuanto llegó la parte de la entrevista, el gesto de Franco se torció, se acercó al sillón que le esperaba a mi lado, le dio la vuelta de forma que yo solo viera el respaldo y ahí se quedó la cosa, yo preguntándole cosas a su nuca y él contestándoselas a la mansión de Jennifer Aniston. Fue una lección de dinámicas de poder hollywoodiense. Sí diré que Franco no se levantó a mitad de la entrevista, que se quedó diez minutos de más y, al final, tuvo la gentileza de volverse hacia mí y sonreírme son esa sonrisa de estrella de cine que justifica gastar un millón de dólares en un plano. Pero nunca más volví a hacer una entrevista de portada a alguien a quien le he visto la cara tanto o menos que los lectores”.
Sobre estas líneas, un carrusel con un repaso a nuestras 101 portadas. Intérpretes, diseñadores, estrellas del pop, arquitectos, políticos, directores, modelos y, si nada de lo anterior le convence, dos preciosos perritos.
Ahora, Iñigo López Palacios: “Mi primera portada para ICON fue un desastre organizativo sin parangón. Fue con Jarvis Cocker, en París. Cuando llegamos (tarde) al local de París donde el líder de Pulp daba una conferencia, resultó que nadie le había comentado que iba a tener una entrevista y una sesión de fotos. Durante un rato estuve convencido de que volvía a Madrid con las manos vacías. Le convencimos de milagro de que se prestará a la sesión y se dejara entrevistar en un patio siniestro de una tienda de Pigalle, sentados en dos pupitres de colegio abandonados”.
Turno para Nono Vázquez, director de moda: “En Miami, cuando hicimos la portada con Iggy Pop, llegó en un Rolls antiguo, maravilloso, descapotable y en un momento dado de la sesión llevaba unos pantalones muy pequeños de cuero negro de Celine y me pidió ayuda para quitárselos. Se tumbó en la cama, se agarró al colchón y dijo: “¡tira!”. Al tirar, vi que no llevaba ropa interior. Luego su equipo me informó de que jamás la lleva”.
Ahora Guillermo Alonso: “Mi portada más especial para ICON fue Kylie Minogue, probablemente porque cumplió ese sueño que tiene este trabajo de sentarse, ocasionalmente, a charlar con ídolos. Pero en el otoño de 2020 aún nadie estaba por la labor de viajar, así que tuvo que ocurrir a través del Zoom. En un momento dado de la charla, extendió su mirada más allá de la mía y, posándola sobre el sofá (todo a través de la pantalla, claro), preguntó: ‘¿Es eso un gato?’. La anécdota da para caer en la cuenta de que, si antes a veces las celebridades nos dejaban entrar en sus casas para conocerlos mejor, ahora son ellos los que se cuelan en las nuestras, tecnología mediante. Por cierto, no era un gato, era un cojín”.
Carlos Primo recuerda que en lo peor de la pandemia, en un mes en el que por primera vez en nuestra historia la revista no se publicó físicamente debido al confinamiento, solo en formato digital, empezamos a familiarizarnos con aquello del Zoom, hoy tan presente. “Llevaba una ilustración de Jordi Labanda en homenaje a Italia, porque en los primeros meses de la pandemia quisimos rendir homenaje a uno de nuestros países favoritos. Durante una semana recopilamos frenéticamente imágenes, textos y declaraciones de fotógrafos, escritores, diseñadores, artistas y amigos vinculados de un modo u otro a Italia. Creo que fue entonces cuando me di cuenta de que, si podíamos levantar el teléfono –o abrir el Zoom– y charlar con confianza con todas aquellas personas era porque ICON se había convertido en una comunidad”. Nos gusta pensar que sigue siéndolo. Y ustedes, los lectores, son sus miembros más preciados.
A continuación, un repaso a otra historia: la de las tres portadas especiales de nuestro número 101 y sus creadores.
Jordi Labanda: trazo veterano, hombre nuevo
Se puede ir hecho un brazo de mar y ser el chiste del periódico de los domingos. Lo demuestra semana tras semana Jordi Labanda (Uruguay, 1970) en la viñeta que publica desde hace más de veinte años en La Vanguardia, aunque como cada época tiene su Savonarola, siempre habrá quien se cierre en banda ante un bolso Birkin de Hermès y no termine de pillarle la gracia a unas ilustraciones que satirizan la moda y la sociedad de consumo al tiempo que las celebran.
“No me considero un ilustrador de moda, pero desde el principio tuve claro que la moda iba a estar muy presente en todo lo que hiciera. Si tengo que crear un personaje, lo visto de la nueva colección de Prada aunque el encargo sea ilustrar un artículo sobre política económica”, explica Labanda. “Cuando empecé, mucha gente lo consideró una frivolidad y me criticó un montón, pero yo intuía que la moda estaba convirtiéndose en algo cada vez más importante”. Para bien y para mal, el tiempo le dio la razón y hoy la moda se ha vuelto una cosa tan seria y omnipresente que al contemplar una de las ilustraciones de Labanda (exquisitas como Capucine en La Pantera Rosa, chispeante como una comedia de Woody Allen) parece que se cogiera aire.
Entre las cosas buenas que han ocurrido desde que en los noventa publicó su primer trabajo, que la gente ya no solo piense en corbatas y americanas al oír hablar de la moda masculina. “ICON ha sido un rompehielos hacia el hombre actual”, asegura Labanda, quien además de haber creado varias portadas tanto de ICON como de ICON Design colabora como columnista en esta última revista. “Para la portada de este número, se me ocurrió retratar al hombre nuevo y pintarle algo difuminado, porque la masculinidad es una cosa cada vez menos nítida. También quise que llevara algunas joyas. Me encanta este camino del hombre hacia la ornamentación”. El ilustrador añade que quería que el protagonista de su portada tuviera esa mirada un poco insolente que presentan algunos retratos del cinquecento. Según explica, “es la mirada de alguien que deja atrás un mundo agotado y sabe que el futuro le pertenece”. Jordi Labanda ha hecho su ilustración utilizando por primera vez óleo en lugar de su característico gouache, lo que convierte a su portada en una pieza de coleccionista.
Ignasi Monreal: autorretrato barroco y digital
Trampantojos, bodegones sugerentes, y murales tan aparatosos como la producción de una película bíblica de Cecil B. DeMille en el Hollywood de los años cuarenta. El Siglo de Oro y los temas de su pintura caben en los algo más de diez años de carrera de Ignasi Monreal (Barcelona, 1990), hoy uno de los artistas españoles más conocidos en el panorama de la moda internacional gracias a su trabajo como ilustrador de las campañas publicitarias de marcas como Gucci o Zara.
En la portada que ha realizado para este número especial de ICON, Ignasi Monreal se ha decantado por otro de los temas característicos de la pintura barroca. El artista ha elegido autorretratarse al igual que hicieron dos de sus pintores preferidos, Velázquez y Caravaggio, solo que él ha utilizado una aplicación de su iPad. “Cuando no tengo demasiado claro qué hacer, hago como Fellini en Ocho y medio y tiro por lo meta. Las gafas de hipnosis con las que me he pintado son para convencer a los lectores de que esto de retratarme debajo de la palabra ICON ha sido buena idea”, bromea el barcelonés. En realidad, Ignasi Monreal no necesita ese artilugio para persuadir a nadie de sus méritos. Más alucinante resulta el hecho de que, en poco más de un año, haya tenido tiempo de probar su suerte en campos tan diversos como la escenografía, la artesanía, o la óptica. En la primavera de 2021, el artista presentó Alf 8, una colección de piezas de porcelana creada junto al ceramista estadounidense Jack Wooley, mientras que poco después creó los decorados del ballet de El lago de los cisnes para la Ópera de Roma. A lo largo de este año, Monreal también ha creado su primer NFT, Bl00m, un jardín de tulipanes virtuales inspirado en la tulipomanía holandesa del siglo XVII que florece o se marchita según sube o baja el valor de las criptomonedas. Además, Monreal ha diseñado una nueva colección cápsula de sus gafas de sol surrealistas para Etnia Barcelona y ha pintado otro de sus murales apoteósicos para Gucci en Las Vegas. Lo próximo del artista barcelonés llegará el 9 de julio con Sobremesa, un regreso a aquel memorable banquete de manjares pintados al óleo que sirvió en La Fresh Gallery hace tres años y que ahora podrá verse en el Palazzo Monti de Brescia, en Italia.
Pol Anglada: masculinidad, erotismo y ternura
¿El nuevo puritanismo? Uno puede ponerse pesimista y pensar que en esas andamos o puede entrar en el perfil de Instagram de Pol Anglada (Manlleu, Barcelona, 1991) y caer en la cuenta de que, al fin y al cabo, Tom of Finland no lo tendría tan difícil en nuestra época para seguir ganándose la vida con sus dibujos. La obra del finlandés y la de otros maestros de la ilustración homoerótica como Harry Bush constituyen el corpus del que bebe este artista catalán.
“Empecé a dibujar gracias a El Víbora y los cómics de Milo Manara. Mi padre los coleccionaba y cayeron en mis manos en la adolescencia, cuando estaba en pleno despertar sexual”, explica. La carga sexual y reivindicativa del trabajo de Nazario y otros artistas que publicaban en esas revistas de los setenta está presente en sus coloridas ilustraciones. Sin embargo, Anglada añade a esos elementos otros como la ternura y su concepción del erotismo recuerda además a esa dulzura que transmiten los dibujos de chicos desnudos del joven Andy Warhol. “Me gusta reflejar la masculinidad desde el punto de vista de la vulnerabilidad, incluso cuando dibujo escenas de sexo gay”, apunta.
El artista no está solo y ha conseguido que sus ilustraciones cuenten con el espaldarazo de marcas de lujo como JW Anderson o Moncler. A estas y otras firmas de moda ha querido rendirle un homenaje con su portada de ICON, protagonizada por un personaje anónimo que se abre la camisa de su traje para dejar al descubierto una camiseta más informal. Según Pol Anglada, su ilustración remite también al momento en que el lector de ICON abre el periódico de los sábados y extrae la revista de su gabardina de noticias serias. “Al personaje lo dibujé sin cabeza porque no quería que estuviera condicionado por un género determinado. Quizá lo parezca por la ropa que lleva, pero no es necesariamente un hombre”, explica Pol Anglada, quien a sus colaboraciones con el mundo de la moda acaba de sumar la portada del nuevo single de la cantante Bad Gyal. Estamos en 2022 y lo reivindicativo se lleva la mar de bien con lo sexy.
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