Austin Butler es un joven, atractivo modelo y actor de Hollywood, con una treintena de películas y series encima; sin embargo, su nombre estaba en el promedio. Después de compartir con él en la obra The Iceman Cometh, en Broadway, Denzel Washington se lo recomendó al director y guionista Baz Luhrmann, que buscaba al protagonista de su próxima película. El proceso no había sido fácil, debía ser guapo, un intérprete de método, cantar bien, saber bailar y prepararse para una dosis de sudor, dolor y pasión extremas en los rodajes. El cineasta australiano andaba a la caza de quien sería su Elvis Presley.
La primera vez que Baz lo vio, Austin no estaba en su mejor pinta: era un video casero en el que él interpretaba una canción del Rey del Rock and Roll. Estaba en levantadora, despeinado, los ojos adormilados. Pero la voz y el sentimiento dejaron ver su alma. Unchained Melody era el tema, la inspiración fue su mamá, un detalle tristemente curioso que lo unió con el verdadero Elvis: ambos la perdieron a los 23 años. “La nostalgia, la tristeza, el dolor fueron mis motivaciones para el papel”, contó Butler, que deja la piel como el protagonista de Elvis, un rol que lo pone como candidato a los Óscar.
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Pero el Elvis de Luhrmann no se queda en el ascenso, la gloria y la decadencia del ídolo. Es una historia narrada desde el cinismo y la obsesión, y nadie mejor para hacerlo que coronel Tom Parker, el mánager de siempre de Presley, también magistralmente interpretado por el ganador del Óscar Tom Hanks.
“Yo maté a Elvis”, dice con frialdad Parker en una secuencia del filme, que se remonta a los orígenes de Elvis Aaron Presley y a su relación enfermiza con el mánager que lo manipuló, presionó y explotó hasta su muerte en 1977, cuando su corazón no soportó más el consumo de tranquilizantes.
“Era a la vez un genio y un canalla. Era un hombre muy disciplinado, pero también un tipo de quien te conviene revisar tu cartera para asegurarte de que aún tienes todos esos billetes de cinco y diez dentro. Era un hombre de negocios retorcido, un miserable tacaño que exprimió cada centavo de la situación… pero también fue un pionero en la industria de los espectáculos a gran escala que no existían hasta que llegó Elvis”, comentó Tom Hanks.
Elvis, que llega a los cines del país el jueves, no tiene una narrativa convencional ni una apuesta visual de un musical sencillo. Como era de esperarse en una producción de Baz Luhrmann –que está detrás de El gran Gatsby y Moulin Rouge!– es un viaje alucinante de dos horas y 40 minutos, un drama instalado en el vértigo de un filme de acción.
Baz Luhrmann y Austin Butler participaron en una rueda de prensa con medios internacionales, entre los que se encontraba EL TIEMPO. Esto nos contaron.
La vida y la carrera de Elvis Presley son muy conocidas. ¿Cómo hacer que esta película fuera convincente?
Baz Luhrmann (B. L.): Creo que es una historia que va más allá de la vida de Elvis, que fue grandiosa para aprovechar y explorar la vida de Estados Unidos en los 50 y 60, pero, sobre todo, su relación con el coronel Tom Parker, que nunca fue satisfecha. Esta historia es sobre el negocio del espectáculo, el management, la explotación de un alma honesta. Creo que todas estas cosas sumadas a su vida, sus grandes composiciones, fue lo que exploramos.
El papel de Elvis fue parte de su vida los últimos tres años. ¿Cómo se preparó y con qué se quedó del personaje?
Austin Butler (A. B.): Hice todo porque fuera exitoso el personaje, es algo que hago en mi carrera cada día. Debo agradecer a toda la gente que estuvo a mi alrededor: los profesores de canto, de actuación, instructores de diálogos, de baile (…), no lo hubiéramos logrado sin su trabajo. Y con Baz, lo más brillante es su forma amable y cariñosa, que te lleva a un lugar en el que puedes hacer más de lo que creías posible. Crea un entorno en el que eres libre de cometer errores y de probar cosas. Además, se enfocó en la humanidad, en la sensibilidad de un hombre espiritual como Elvis.
Fue muy lindo y largo el proceso y tuve mucho miedo, sentía una enorme responsabilidad todos los días. Me sentía nervioso de fallarles a Elvis, a su legado, a su familia, a los fanáticos de todo el mundo que lo adoran. Era difícil no sentirse como un niño pequeño vestido con el traje de su padre, como si llevara unos zapatos enormes con los que apenas puede caminar.
Una grandiosa lección que aprendí fue que él sintió miedo y hubo momentos en los 60 en los que su carrera estuvo en el límite, su vida estuvo al límite, pero aprendí que cuando Elvis sintió miedo hizo cosas extraordinarias.
Otra de las cosas que más me gustó de este relato es que pone en contexto la historia de Elvis, el hecho de saber que lo que hacía Elvis venía de la música negra, como el blues.
¿Qué vio en Austin que le señaló que era el indicado?
(B. L. ): Austin emprendió un viaje extraordinario para interpretar este papel pero, sobre todo, para descubrir al ser humano que fue Elvis. Del mismo modo que Marilyn Monroe no es solo una estrella de cine más –encarna una época, un lugar, una sensibilidad, una simbología–, Elvis, tal como lo conocimos, sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Pasó de ser un chofer de buses a convertirse en el hombre más famoso del mundo. Empieza en el sur de Estados Unidos, luego aparece en El Show de Ed Sullivan y es el joven de quien todos hablan, el más provocador, un millonario de la noche a la mañana. No había precedente; no había un centenar de estrellas de rock antes de él. Estaba solo; es muy difícil estar a la altura de una imagen como la suya.
¿Qué es lo que más admira de Elvis Presley?
(A. B.): Lo que siempre me fascina de cualquier ícono es el hecho de que, ante todo, son humanos. Elvis fue el primero de su clase, en cierto modo: un chico que sale de la nada y se convierte en el hombre más famoso del planeta. Es el sueño americano. Además, encarnó tantas épocas que parece que vivió 100 años; es increíble que solo estuviera aquí 42.
Entendemos que la voz de Austin se mezcló con la original de Elvis en las canciones…
(B. L.): Ha habido muchas películas sobre Elvis y algunas utilizaron las canciones originales y, esencialmente, el elenco actuaba al ritmo de la pista; y otras han sido interpretaciones de una voz, y ambas han tenido éxito. Pero nos enfrentamos a una diferencia técnica muy simple: casi todas las grabaciones de Elvis antes de los 60, las canciones clásicas son hermosas, pero nostálgicas y se grabaron en acetatos. Si dejamos de lado el hecho de que la calidad técnica no es tan buena, la realidad es que no es posible separar la voz de la melodía, algo crítico necesario para hacer una película. No era la opción. Eso significó que debimos crear el sonido. Y tuvimos mucha suerte al encontrar a Austin, porque él fue capaz de cantar realmente como el Elvis de esa época, este tipo de sonido punk temprano y áspero del rock and roll.
Al mismo tiempo, el trabajo de Austin fue el de presentar al hombre cuando toca el piano y está triste y cantaba Are You Lonesome Tonight, y no al que ya vivía en la luz pública. Revelar el Elvis privado y, sobre todo, poder proyectar la humanidad y espiritualidad del hombre. Creo que ese es un trabajo diferente, que implica actuar a través de la canción en lugar de personificar a un ícono.
SOFÍA GÓMEZ G.
CULTURA
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