El viernes pasado, en JusticiaTV, Las Estrellas y Canal 22, se transmitió el episodio final de “Caníbal, indignación total” y es de no creerse el éxito de esta serie documental.
¿Por qué? Porque desde antes de que se estrenara ya había un boicot en su contra. Porque desde antes de que se transmitiera toda la información, ya había grupos protestando.
¿Me creería si le dijera que había figuras públicas que hablaban mal de ella sin haberla visto? ¡Lo decían! ¿Cómo pueden ponerse en contra de algo que no han visto?
Esto significa que les “pegaba”, que las “tocaba”, que les “movía”. ¡Es fantástico!
¿Y sabe qué? Me encanta porque significa que esta gigantesca aportación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) consiguió en cinco días lo que decenas de noticiarios, mesas de análisis, reportajes y publicaciones de las redes sociales no consiguieron en años.
Por favor no me malinterprete. No estoy diciendo que nunca nadie hubiera denunciado estas situaciones.
No estoy negando la muy valiosa lucha de tantísimas personas, grupos e instituciones que se la han pasado pidiendo justicia y hasta protestando en las calles de muchas de nuestras ciudades.
De hecho, hasta la serie reconoce la labor de toda esa gente, de todas estas instancias, tanto en México como en diferentes puntos de Latinoamérica.
Lo que pasa es que, con todo respeto, el poder de la televisión es monumental. Por eso celebro la visión del ministro presidente Arturo Saldívar de llevar este mensaje a estos otros lugares y, sobre todo, a estos otros formatos.
No sé si usted lo sepa, pero “Caníbal, indignación total”, a pesar de que, por la clasificación de sus contenidos, se transmitió muy noche, multiplicó los “ratings” de todos los canales por donde pasó.
Estamos hablando, tan sólo hasta el jueves 30 de junio, de más de 20 millones de mexicanas y mexicanos. ¡Eso no lo logran ni los partidos de futbol ni las mejores telenovelas!
Muchas personas me han buscado para entrevistarme y las preguntas siempre son las mismas:
¿Cómo es posible que esto haya tenido tanto éxito? ¿No se supone que el público está harto de la violencia? ¿No se supone que la gente quiere contenidos positivos? ¿No se supone que las noticias no venden?
No es que el público esté harto de la violencia, que la gente quiera contenidos positivos ni que las noticias ya no vendan.
Hoy, por diferentes razones ideológicas, políticas y empresariales, las audiencias le sacan la vuelta a los programas y a los canales de noticias de siempre.
Por más profesionales que sean, prefieren informarse con los peores charlatanes de las redes sociales antes que consumir lo de antes. Es todo un tema que urge corregir.
¿Qué fue lo que hizo el ministro Saldívar? Unió medios públicos y privados, metió una marca que jamás había jugado en esto, la de la SCJN, y usó un formato que jamás se había usado en México, el “true crime”.
Resultado: credibilidad, impacto. Las audiencias regresaron a la televisión a informarse, a poner sobre la mesa algo importante, a unirse en un debate que hasta el día de hoy sigue generando todo tipo de reacciones.
Imagínese, por favor, lo que hubiera sucedido si esta historia se hubiera tratado de reportar en un noticiario o de discutir en una mesa de análisis con los conductores de siempre y las producciones de toda la vida a través de los canales que todos conocemos.
Es muy sintomático lo que sucedió con “Caníbal, indignación total”. Hay que estudiarlo. Y más después de ese capítulo final porque el cierre de este inmenso trabajo fue mil veces más escalofriante que todo lo que vimos en los primeros cuatro episodios.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia a quienes no lo han visto, pero aquí pasó algo. Aquí va a pasar algo. ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com