Aproximadamente dos minutos tarda una persona en caminar del pasaje Cañumanqui a la Urgencia de la Nueva Clínica Cordillera, emplazada en Av. Alexander Fleming 7889, Las Condes. La enfermera Pola Andrea Álvarez Cortés (32), sin embargo, en la mañana del domingo 26 de junio, se demoró mucho más que eso. A las 9:32, luego de cumplir con su turno en la institución de salud, caminó hasta dicha calle, cuando fue interceptada por un motociclista que le bloqueó su paso y la apuñaló 11 veces. El atacante escapó y ella decidió trasladarse a su casa (que quedaba a solo unos pasos), donde alertó a su marido, que la llevó al centro asistencial.
El caso remeció al país, principalmente porque se trató -según la información preliminar- de un ataque deliberado: no le robaron ningún ítem personal y, de acuerdo con las grabaciones de la clínica, el atacante dio vueltas por fuera del recinto varias veces antes de que Álvarez -madre de dos niños- terminara de trabajar. La investigación fue tomada por la Fiscalía Metropolitana Oriente, que tiene 90 días para investigar.
Y a pesar de que continúan las diligencias, este miércoles procesaron a dos sospechosos: el presunto atacante Enrique Hanson González y la enfermera Patricia Henríquez Cortez, quien habría coordinado el hecho. Ambos fueron imputados como autores del delito de homicidio frustrado.
Según información que trascendió durante la semana, el ataque que sufrió Álvarez estaría motivado por tensiones laborales producidas, entre otras cosas, por su reciente ascenso a la jefatura de turno de Urgencia, lo que habría molestado a algunos de sus colegas, especialmente a Henríquez (que ya no trabaja en la institución).
Pero este no es el único caso de tensiones al interior de la Nueva Clínica Cordillera. Por el departamento de Recursos Humanos han pasado una serie de denuncias internas que, acorde a los mismos afectados, no se han solucionado de raíz. Algunos trabajadores han acusado situaciones de violencia verbal y psicológica. Las más graves, incluso, han llegado a tribunales.
Para entender la historia de la Nueva Clínica Cordillera, primero hay que conocer los orígenes de Redinterclínica, el holding controlador de cuatro instituciones privadas de salud.
Todo empezó en 1989, cuando un grupo de médicos de Isapre Sudamérica comenzó a prestar atención a 5 mil trabajadores de mineras de la V Región y 10 mil en la Octava. Con las ganancias de ese negocio, decidieron comprar dos clínicas en Valparaíso: en 1991 adquirieron -en conjunto con Isapre Compensación- la Clínica Los Carrera en Quilpué, y tres años después hicieron lo mismo con la Clínica Los Leones, ubicada en La Calera. En este proceso ingresaron como accionistas la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez. De hecho, fue la misma ACHS la que invitó a participar a este grupo de médicos de la Clínica Tarapacá en Iquique en 1998. Producto de este negocio, nació el holding RedInterclínica .
Pero la principal apuesta llegó en 2007. Ese año la antigua Clínica Cordillera fue rematada y adquirida por la Municipalidad de Las Condes, con el objetivo de levantar un centro hospitalario para beneficiar a sus vecinos. Fue ahí cuando firmaron un contrato de concesión por 40 años (renovable por una vez) con la Municipalidad de Las Condes.
El acuerdo, en un comienzo, era el siguiente: la comuna aportaría la infraestructura y Redinterclínica se haría cargo del equipamiento, la administración y gestión médica. Fue la primera concesión público-privada de salud en el país, y hasta el momento, ha sido catalogada como un éxito.
La Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) fue durante décadas accionista minoritario de Redinterclínica. Pero en 2014 vendieron su participación al actual controlador, Ernesto del Solar Benavente, un reservado doctor que lidera el día a día de la institución. La razón oficial de esta transacción fue que la ACHS estaba reorganizando su malla societaria y se estaba desprendiendo de los negocios que no podía dominar. Sin embargo, fuentes al interior de la corporación cuentan que llevaban bastante tiempo buscando desprenderse de esta clínica, por diferencias con Del Solar. “Como éramos minoritarios poco se podía hacer”, cuenta un exejecutivo.
Durante los últimos cinco años adoptaron una ambiciosa ofensiva de negocios. En 2019 anunciaron la construcción de una clínica en Maipú que involucraría una inversión de US$ 100 millones. Luego llegó la pandemia y el proyecto se estancó, pero según fuentes de la institución sigue en pie. Ya tienen una persona jurídica constituida y han desarrollaron reuniones de lobby con distintas autoridades municipales para dar a conocer detalles del proyecto. La entidad Sociedad Interclínica Maipu S.A. tiene un capital de $ 10.000 millones.
Cuando anunciaron ese proyecto también afirmaron que tenían otras cuatro clínicas en carpeta, en distintas ciudades del país. Sin embargo, esa hoja de ruta habría cambiado con la pandemia, producto de una caída en sus ingresos.
A finales de ese mismo año la Fiscalía Nacional Económica prohibió la fusión entre las dos únicas clínicas privadas de Iquique (Clínica Iquique, perteneciente a Red Salud de la Cámara Chilena de la Construcción, y Clínica Tarapacá, de Redinterclínica). Luego de una investigación de casi un año resolvieron que una concentración de estas características habría generado un monopolio.
“Ambiente insano, menoscabo, burlas y acoso de jefaturas y compañeros”
Durante esta semana, especialmente en las horas de almuerzo y en las pausas para fumar cigarrillos, el tema siempre fue el mismo: las actualizaciones del caso de la enfermera Pola Álvarez, los imputados y las teorías que maneja el Ministerio Público.
Si bien el caso de Álvarez parece aislado, fuentes al interior de la clínica dicen que no lo es. No han sido pocas las investigaciones internas que se han realizado por supuestos casos de acoso laboral. Eso sucedió, por ejemplo, con Elenita Bustos, ex trabajadora del departamento de contabilidad de Nueva Clínica Cordillera, y que en marzo de 2022 gestionó un autodespido por un supuesto caso de acoso laboral reiterativo.
El 31 de marzo ingresó -ante el 1º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago- una demanda en contra de Clínica Cordillera Servicios Compartidos SpA, en donde acusa que ejecutivos de la institución no actuaron debidamente ante las reiteradas acusaciones de acoso laboral. “Desde hace ya bastante tiempo venía sufriendo un ambiente bastante insano, con constantes conductas de menoscabo, burlas, discriminación y acoso por parte de sus jefaturas y compañeros de trabajo, lo que la llevó a colocar denuncias en la empresa sin que ésta haya tomado medidas al respecto y mucho menos hubiera ocurrido algún cambio en las condiciones laborales”, se lee de la acción judicial.
Por esto, Bustos acudió a la ACHS y este organismo le diagnosticó estrés laboral, colapso nervioso y crisis de llanto. “(Existe un) escaso apoyo social de jefatura o de la organización. Conflictos interpersonales recurrentes”, estipuló la asociación, según la acción judicial presentada por Bustos.
Ante esto, la clínica rechazó todos los hechos y enfatizó que no realizaron actuaciones vulneratorias y/o discriminatorias en contra de la demandante. El 3 de mayo la clínica respondió que “llama poderosamente la atención la presente demanda interpuesta por el demandante, quien pretenda enriquecerse injustamente, pretendiendo justificar su denuncia por supuestas vulneraciones de derechos fundamentales y/o actos discriminatorios, que no señala con claridad”.
En el equipo de finanzas y contabilidad han existido una serie de cambios en los mandos altos. En enero de 2022 fue desvinculado el gerente de ese departamento Emilio Segovia, y en 2021 sucedió lo mismo con Ricardo Cárcamo, jefe del área de contabilidad.
Parte de los conflictos que se generan en las áreas médicas, cuentan personas ligadas a la institución, tiene que ver con los turnos. Han existido diversas diferencias entre personal de Nueva Clínica Cordillera y otras empresas del holding respecto a este asunto.
Los reclamos que llegaron al concejo de Las Condes
Este año la Nueva Clínica Cordillera ha recibido solo una sanción de la Superintendencia de Salud. El monto fue de UTM 700, unos $ 40 millones, por exigir cheques en garantía. Mientras, el año pasado sufrió dos, ambas por el mismo evento.
En el concejo municipal de Las Condes, dos concejalas (Catalina Ugarte y Javiera Kretschmer) levantaron mociones para realizar una encuesta de satisfacción de los usuarios de la clínica, luego de recibir múltiples reclamos de usuarios.
En sesión del 19 de enero pasado, Kretschmer manifestó que se “han recibido varios reclamos respecto al funcionamiento de la Clínica Cordillera”. Además, agregó que “llama bastante la atención que la última encuesta de satisfacción se realizó en 2016”.
La municipalidad de Las Condes tiene un vínculo económico directo con la Clínica. De acuerdo con la Cuenta Pública 2021, la comuna financió 284.673 prestaciones con un costo total de $ 4.977.017.691. Los beneficiados fueron 34.689 vecinos. De todas las prestaciones que realiza anualmente la clínica, cerca de un 70% son destinadas a residentes de Las Condes.
Mientras tanto, la Nueva Clínica Cordillera sigue atendiendo a pacientes, sobre todo a adultos mayores, que son los que más frecuentan el centro médico.
Afuera, cámaras, periodistas y personal de salud tomando aire y reflexionando sobre las últimas noticias de este caso. Si bien la institución ya comenzó con una investigación formal respecto a lo sucedido con Pola Álvarez, una enfermera -que pide reserva de identidad- lo resume así: “Esto pasó acá pero podría haber ocurrido en cualquier hospital o centro de salud. Es una prueba clara de lo saturado que está el sistema después de dos años de pandemia”.
La compleja malla societaria de Redinterclínica
Redinterclínica tiene una compleja red societaria con una serie de compañías ligadas a cada una de las clínicas. La empresa controladora es Red Interclínica S.A. que administra diversos centros de salud privados en Chile (Cordillera, Los Carrera, Los Leones y Tarapacá). El directorio de la entidad está presidido por Cristóbal Phillipi y compuesto por Ernesto del Solar, Guillermo Edwards, Rodrigo Morrás, Pedro Navarrete, Mario Rivas y César Oyarzo.
En cada una de las clínicas, la matriz opera a través de una o más sociedades. En la mayoría de los casos existe una enfocada en la prestación de servicios hospitalarios y otra en servicios ambulatorios. Por ejemplo, la Clínica Cordillera tiene las siguientes entidades: Clínica Cordillera Prestaciones Hospitalizados Dos S.A., Nueva Clínica Cordillera prestaciones ambulatorias S.A. y Clínica Cordillera Servicios Compartidos S.P.A.
Dichas entidades operan en el mismo inmueble, comparten los mismos trabajadores, gerencia y domicilio. Usan, a su vez, los mismos reglamentos y prestan los mismos servicios. Tienen, además, el mismo logo.
De hecho, han existido diversos casos de trabajadores, cuyos contratos son cambiados de empleador. Las razones de esto, cuenta un abogado laboral, son desconocidas y poco utilizadas en el rubro de la salud.
-Previo a los hechos del fin de semana pasado, ¿la enfermera Pola Álvarez realizó alguna denuncia ante la gerencia de RRHH? Si es así, ¿cómo reaccionó la compañía?
-Queremos ser enfáticos en que condenamos todo tipo de violencia y acoso laboral, tanto dentro como fuera de nuestras instalaciones. Lo que sucedió a Pola Álvarez nos ha afectado profundamente, y solidarizamos tanto con ella, como con su familia en esta delicada situación. Nosotros recibimos denuncias verbales en su momento respecto a discusiones y roces entre la enfermera que ha sido imputada y otros funcionarios, incluida Pola. Ante estos hechos, nos hicimos cargo de la situación, dado que la clínica cuenta con protocolos establecidos frente a este tipo de conductas. Por ejemplo, cursamos una amonestación formal y tomamos la decisión de que fuese desvinculada. Cabe mencionar que ninguna de las situaciones informadas hacía referencias a amenazas que pudiesen representar un riesgo de la magnitud final.
-De acuerdo a una serie de expedientes judiciales, Nueva Clínica Cordillera ha enfrentado una serie de denuncias laborales. En algunas, incluso, se estipulan maltratos verbales y psicológicos al interior del recinto. En otras, en tanto, se acusa de despido injustificado. ¿Cómo responden ante estos hechos?
-Clínica Cordillera tiene más de 700 colaboradores. En este contexto, al igual que todas las empresas de cualquier rubro económico, se producen diferencias de orden laboral que llegan a denuncias que, aunque no son deseables, entendemos que no exceden una tasa normal, considerando que muchas de ellas terminan siendo falladas a favor de la empresa. Dicho esto, estamos constantemente trabajando en distintos ámbitos para aumentar la satisfacción laboral de nuestros colaboradores.
-¿Cuáles fueron los protocolos que se activaron luego de este incidente?
-Los procedimientos se activaron antes de este incidente. Previamente hubo una amonestación y luego se tomó la decisión de desvincular a la persona. El procedimiento fue interrumpido por la presentación de una licencia médica por parte de la enfermera y una carta en donde la presunta agresora señala ser víctima de acoso laboral, esto también generó un segundo proceso de investigación que aún está vigente y se hace cargo de esas acusaciones que se están indagando de acuerdo a los protocolos internos de la clínica. No obstante, ninguna de esas acusaciones hacía referencia a amenazas o acciones que hicieran pensar que se podía llegar a semejante nivel de violencia.
-En términos financieros, ¿cómo ha estado la Nueva Clínica Cordillera? ¿Cómo impactó la crisis sanitaria en los ingresos de la entidad?
-La situación financiera de la Clínica es buena. Somos una institución que busca dar acceso confiable y cálido a la mayor parte de la población. En ese contexto durante la pandemia del Covid-19 jugamos un importante rol en el país, ampliando nuestras unidades de pacientes críticos y disponibilizando más aún nuestros servicios. Naturalmente la baja de la actividad hospitalaria durante ese período tuvo efectos, pero nuestra visión de ampliar nuestra oferta permanentemente nos hizo recuperarnos rápidamente y alcanzar resultados financieros positivos y dentro del esperado en nuestras proyecciones.