La última crisis de las criptomonedas también ha sacudido a los NFT, siglas en inglés de non-fungible token, un activo cuya autenticidad y unicidad las avala la tecnología blockchain o cadena de bloques, la misma de las monedas digitales. Su máximo exponente ha sido el mercado de obras digitales, que vivió su pico el pasado año. Sin embargo, según los datos de NonFungible, recogidos por Wall Street Journal, las ventas de NFT han caído un 92% desde entonces y el número de billeteras activas, imprescindibles para disponer del NFT, ha descendido un 88% desde noviembre. Empresas consolidadas y otras emergentes, como NFTespaña, quieren conjurar esta tendencia desvinculando la compra de obras de las criptomonedas y facilitando su adquisición con formas de pago convencionales. El cofundador y director de la nueva entidad española, Mario Fueyo, afirma: “Queremos desvincular nuestros servicios de la especulación”.
La iniciativa española no es la primera, pero sí es de las pocas que intentan separar la carrera del NFT de las criptomonedas. Switchere, SpaceSeven o Rarible también permiten a los usuarios comprar NFT con una tarjeta de crédito sin la conversión a criptomoneda y Coinbase comenzó a estudiar esta fórmula tras un acuerdo con una compañía financiera convencional.
Un token es una ficha digital que, como las de los casinos, solo tienen valor en el sistema en el que se mueve y hay que canjearlas al entrar o salir, salvo que se quiera seguir jugando o utilizarla como moneda con otros jugadores. En el caso de las criptomonedas, se pueden intercambiar: si se equipara a un euro, una moneda se puede cambiar por otra igual. Los token de los NFT, por el contrario, son únicos e indivisibles, por lo que, además del bien, del activo, suponen una escritura, un certificado de propiedad y originalidad de un bien digital. Se pueden comprar y vender, pero no se puede intercambiar por un bien igual, porque no existe. Del Guernica solo existe un original y las copias no tienen el mismo valor.
Una gran diferencia del NFT con una obra física original es que mientras esta se encuentra en un espacio, como el Guernica en la sala 205.10 del Reina Sofía, la adquirida con NFT se archiva en una wallet, una cartera digital que permite disponer de ella: almacenarla, exhibirla o comercializarla. Se pueden hacer copias, como del Guernica, pero solo una obra será la original.
Crear una NFT precisa de una plataforma, como OpenSea o Mintable, donde el artista sube el archivo digital y genera un contrato inteligente (smart contract) asociado a él. Pero, hasta ahora, esta operación, basada en la misma tecnología que las criptomonedas, se había vinculado a cuentas de este dinero digital, desde la que se pagaba al creador y se traspasaba la propiedad.
El proyecto que dirige Fueyo quiere prescindir de este último vínculo, sacudido en el último mes por una altísima volatilidad y marcado por la especulación. NFTespaña ha arrancado este 26 de mayo con una venta de NFT que se puede abonar en euros, con los sistemas de pago convencionales. Sí exigirá la creación de una wallet o cartera digital, pero se simplifica para hacerlo posible a un golpe de clic. Así lo explica el director de la empresa, creada a principios de año: “Somos los primeros en España. La wallet se crea de manera rápida y automática a través del correo electrónico, Facebook o Twitter. Una vez que realizas el pago con euros, el marketplace detecta que se ha hecho con esa billetera que ya está conectada previamente y se envía automáticamente el NFT”.
Entradas exclusivas y participaciones en pisos
Una de las razones para la creación de la nueva compañía ha sido facilitar el proceso, una complicación que retrae a muchos potenciales compradores. Otra es facilitar el acceso a otros servicios (moda, música, vídeos, eventos…) que se beneficien de la ventaja de la tecnología blockchain, que no es solo el mercado de criptomonedas, aunque se hayan popularizado al mismo tiempo, sino la seguridad y la exclusividad. Y por último, en palabras del director de la empresa, “desvincular totalmente los NFT de la especulación”. La primera colección se ha puesto a la venta el 26 de mayo y se compone de 333 NFT de la ilustradora María Emegé.
Los campos de las NFT son diversos. La industria musical ya se ha introducido en este mundo. El pasado marzo, la publicación Rolling Stone anunció el lanzamiento del último álbum de Kings of Leon (When You See Yourself) con tres NFT. Uno incluye un álbum especial, otro ofrece, además, asientos de primera fila de por vida y encuentros con la banda, y el último ofrece arte audiovisual exclusivo.
El mundo editorial también mira hacia los NFT como forma de personalizar las obras, autentificadas por el autor, y de que los creadores puedan conocer de forma precisa el recorrido de estas.
El entorno inmobiliario también se ha fijado en la conocida como tokenización para ampliar el rango de los inversores. Con esta medida, el bien se divide en participaciones representadas por los token, validados mediante blockchain y que son transferibles. De esta forma, se puede participar en la propiedad de un piso desde unos 100 euros y recibir la renta proporcional a la inversión aportada en caso de alquiler o venta.
Robo de un mono aburrido
Pero, al igual que una obra física corre el riesgo de ser robada, también las digitales están expuestas. La compañía de seguridad en la red Check Point cree que, “aunque los conceptos de bitcoin y blockchain aparecieron por primera vez en 2008, las circunstancias han cambiado considerablemente desde entonces con la introducción de Ethereum, los tokens no fungibles (NFT), el metaverso y el internet del valor”. “A pesar de estos avances”, advierte la compañía, “siguen existiendo enormes riesgos para los usuarios”.
El actor y productor Seth Green ha sido una de las víctimas al haber sufrido el robo de cuatro NFT este mes y perdido los derechos comerciales del protagonista de dibujos animados de su programa, un mono aburrido llamado Fred Simian. Este NFT fue transferido rápidamente a una colección cuyos propietarios no han respondido para aclarar las circunstancias del suceso y su participación en el mismo.
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La plataforma OpenSea, según informó Buzzfeednews, ha marcado los token en litigio con advertencias de “actividad sospechosa”. “No tenemos el poder de congelar o eliminar de la lista los NFT que existen en las cadenas de bloques descentralizadas; sin embargo, deshabilitamos la capacidad de usar OpenSea para comprar o vender artículos robados”, informó la portavoz de la compañía Allie Mack.
Ana Mercedes López Rodríguez, profesora de Derecho Internacional Privado en la Universidad Loyola Andalucía, advierte en un artículo publicado por The Conversation las limitaciones de la legislación actual en este nuevo mercado: “La tarea que tiene el legislador ante sí es altamente compleja, entre otras cosas, porque la normativa aplicable depende normalmente de cada país, mientras que los NFT pueden cambiar de manos sin límite de jurisdicción a través de los mercados digitales. El anonimato proporcionado por la tecnología blockchain también dificulta que las partes de una transacción con NFT puedan invocar cualquier forma de propiedad intelectual o derechos contractuales en caso de una posible infracción”.
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