Era 2014. En España, el rey emérito abdicaba; Europa temía la cercanía del ébola y no la de ningún coronavirus y Apple presentaba su iPhone (todavía) 6. Sin tanto revuelo, el artista Kevin McCoy creaba ‘Quantum’, el primer token no fungible (NFT) de la historia. Es una simple figura geométrica que cambia de color y de forma, pero no fue hasta el 10 de junio de 2021 que se convirtió en parte de la historia: Sotherby’s lo vendió ese jueves por 1,472 millones de dólares.
Ese año, solo con la criptomoneda Ether se han vendido obras digitales por valor de 40.000 millones de dólares. Si se tienen en cuenta todas las criptomonedas —por ejemplo, el volumen de ventas en la criptomoneda solana alcanzó los 500 millones de dólares en tres meses—, la compra-venta de NFT ha generado más volumen de dinero que las obras de arte convencional en 2020. Y esto solo contando con el dinero en compras directas, ya que en secundarias se han superado los 15.000 millones de dólares. En cambio, el arte tradicional logró recaudar, de forma estimada, alrededor de 50.100 millones de dólares.
‘Quantum’ es el primer NFT creado de la historia. Desde entonces, muchas han sido las obras digitales vendidas, tanto en subastas como en OpenSea —el principal mercado de NFTs—. Se ha vendido la primera edición de Wikipedia o el primer tuit de la historia. Hasta la tercera obra más cara de un artista vivo vendida en subasta es un NFT: ‘Everydays’: los primeros 5.000 días, de Beeple (Mike Winklemann), se vendió en marzo de 2021 por 69 millones de euros.
Pese a llevar cierto tiempo en boca de muchos, los términos que los rodean generan desconocimiento e incluso rechazo en parte de la población. La definición de NFT es “token no fungible”. Es decir, “un objeto limitado y único que está dentro del blockchain —un sistema de almacenamiento de datos descentralizado en el que puedes verificar en todo momento quién ha sido el creador del objeto y las transacciones que lo implican—”, tal y como explica Daniel García, CEO de Polygonal Mind, un estudio creativo digital que se dedica a imaginar, diseñar y desarrollar parcelas NFT en metaversos ya existentes.
Hay que ver si será una bomba que hará temblar los cimientos del mercado del arte o una burbuja como tantas otras”
Es, en términos de Álex Granados, responsable del portal de divulgación NFTesp, “como un CD y un ticket”. “Un CD porque es un medio, en este caso virtual, al que se le puede asociar cualquier tipo de archivo —una imagen, una canción, un disco, un modelo 3D…—; y un ticket porque tiene un registro asociado: cuando creas un NFT se crea un número de serie y una información -quien lo ha creado, qué transferencias ha tenido…- que queda grabada en la blockchain”.
La irrupción de esta forma de arte en el mercado ha sacudido los cimientos de lo establecido. La compraventa de NFTs se disparó en 2021 y “experimentó un pico en agosto”, tal y como señala Mason Nystrom, analista de datos senior de Messari, el primer registro de divulgaciones para proyectos blockchain. A partir del 11 de enero, sin embargo, “los volúmenes de OpenSea, ascienden a 2.300 millones de dólares, lo que está en camino de establecer un nuevo récord mensual de volumen de NFT en esta plataforma”.
Por NFTesp
Diccionario de términos
Criptomoneda: medio digital de intercambio con un cifrado criptográfico para garantizar su titularidad, asegurar la integridad de las transacciones y evitar que alguien pueda hacer copias. Hoy en día hay más de 8.500 criptomonedas.
Blockchain: forma de almacenamiento de datos -en bloques, no lineal- que hace que existan copias simultáneas en múltiples ordenadores a tiempo real.
Token: unidad de valor creada por una organización. Una criptomoneda es un token fungible. Un NFT, uno no fungible.
No fungible: aquellos bienes que no se pueden intercambiar por otros iguales, puesto que son únicos.
Smart Contract: programa dentro de la blockchain que se ejecuta bajo ciertas condiciones. Gracias a los smart contracts podemos crear NFTs.
1
Bitcoin: la primera criptomoneda (BTC) descentralizada que ha existido. Además, también es la blockchain que alberga la propia criptomoneda. No tiene smart contracts, por lo que con ella no se pueden crear NFTs.
Ethereum: blockchain y criptomoneda: Ether (ETH). Es la blockchain más conocida y utilizada para proyectos de NFTs ya que fue de las primeras en introducir smart contracts.
Mientras, el mundo del arte convencional trata de estudiar si las cifras que se están moviendo, “que son una bestialidad, sean reales o no”, tal y como cuestiona Llucià Homs, analista de arte desde hace más de 30 años. Los expertos estudian el fenómeno para saber “si acabará siendo una bomba que hará temblar los cimientos del mercado del arte o simplemente una burbuja como tantas otras que hemos visto”. “Cuando analizas una burbuja ves que no hay un patrón único de crecimiento ni de estallido. Sabemos cómo se genera, pero no sus consecuencias”.
En toda burbuja, sin embargo, hay una oportunidad. We are museums es una amplia comunidad de creadores cuyo objetivo es estudiar el futuro de los museos para convertirlos en eje de la sociedad y un agente de cambio social y de conciencia ambiental. Su fundadora, Diane Drubay, considera que, pese a que algunas burbujas aparezcan y estallen rápido, “pueden crear un espacio para experimentar y pueden ser buenas”. “Es a través del ojo del creador que la gente puede saber si es una buena burbuja o una buena inversión. Como en el arte tradicional, la palabra de los creadores tienen un papel muy crucial que desempeñar”, recuerda Drubay. “Incluso si dijéramos que el espacio NFT es un espacio altamente anónimo y descentralizado, debemos dar sentido a este gran lío”.
Toda gran revolución nace rodeada de escepticismo y de especulación. Además, cuando esta viene acompañada de un desconocimiento generalizado de su funcionamiento y términos harto complejos, diferenciar los intentos de estafa de las oportunidades es una tarea difícil. “Es como internet hace 15-20 años, cuando te llegaba el típico correo del príncipe nigeriano que tenía un millón de euros y la gente caía. Estamos en un periodo en el que la gente no entiende del todo la tecnología y es más fácil caer”, lamenta el creador de NFTesp.
El ecosistema, sin embargo, ha cambiado. Desde finales de 2018 y principios de 2019, cuando solo apostaban por los NFT “inversores que ya tenían dinero en Ether o Bitcoin y estaban experimentando”, recuerda el CEO de Polygonal Mind. Ahora “está habiendo un momento de auge en el mercado y eso ha arrastrado a los NFT a ser mucho más vistos y ha entrado mucha más gente, no solo el inversor cripto tradicional”.
Lee también
“El problema viene de intentar meterle con cuchara un plato de sopa a alguien que no se la quiere tomar”, destaca Daniel García sobre el escepticismo de muchos. Como toda tecnología, su globalización en experiencia de usuario comporta su aceptación. “Las NFT no hace falta que sean arte, metaverso o algo excesivamente loco”, afirma el García, también pueden ser “entradas de conciertos cuyos contratos de compra especifique que si se revenden a un precio mayor, lo sobrante irá a manos del emisor del NFT, eliminando así la reventa”.
Es en este espacio artístico y de creación en cambio constante donde los museos tradicionales deben centrar su mirada. “Los grandes museos deben ponerse las pilas”, señala Homs. Tras un año en el que los NFT han disparado sus ventas en el mercado primario y secundario, las grandes piezas ya están en manos privadas, cosa que impide a los principales museos “hacer una colección relevante, ya que no tienen presupuesto para ello”. “Las grandes piezas ya se han vendido —recuerda Homs—, pero a los museos les toca comprar algunos para no quedar fuera de juego”.
Lee también
Los parámetros han cambiado. Aquellos criterios que permitían saber por qué una obra llegaba a costar un dinero o no se han sacudido gracias a los NFT. Pese a que “uno no tiene la sensación de que” la obra de Beeple “pasará a la historia del arte más allá de por su precio”, afirma Llucià Homs, lo cierto es que el mundo digital ha abierto, de nuevo, un abanico de oportunidades para los creadores que no hace más que expandirse. Esto solo en el arte: los NFT ya han aterrizado en los videojuegos y en el deporte y su estallido ha sido apoteósico. Y solo es el principio.
Participa en el Debate