Se anunció esta semana, pero en la industria lo sabían desde hace mucho. Al poderoso negocio del fútbol y el deporte televisado, donde se disputan espacios y eventos tanques globales como Disney, Facebook, Warner y Amazon, se suma otro: Viacom.
El primer aterrizaje en Argentina vinculado a la pelota es culturalmente fuerte: a partir de 2023, Telefe –el canal más visto del país, adquirido por Viacom en noviembre de 2016– transmitirá la Copa Libertadores luego de dos décadas de ausencia en la televisión abierta.
Pero la apuesta no será solo bajo el menú tradicional del canal de aire. Es, sobre todo, para empezar a posicionar su propio YouTube: el servicio gratuito de streaming Pluto TV. “Es la primera vez que dentro de nuestra plataforma tendremos una oferta de deportes en vivo tan relevante, disponible para toda América Latina”, dice Darío Turovelzky, director general de Paramount Hub Latam Sur. En esta mamushka de nombres que siempre ofrecen las multinacionales, Paramount es el portaaviones global de Viacom y Turovelzky, la cara del éxito de Telefe en Argentina, construida a partir del alto rating de realities como Masterchef o La voz y de novelas turcas como Doctor Milagro.
Deporte expansivo. La firma con la Conmebol debe leerse en función de una estrategia que Viacom diseña para toda la región, aunque con dos vértices muy concretos: Argentina con Telefe, y Chile con Chilevisión (también el canal de aire más visto de ese país). “Es un jugador muy fuerte en la industria, y va a desarrollarse más en temas de deportes”, sueltan desde una de las multinacionales con las que Paramount empezará a disputar o compartir negocios mucho más seguido.
Desde otra empresa reconocen que la mayor presencia en deportes tiene un nombre y un apellido: Diego Reck. “Estuvo muchos años en Fox y maneja bien todos los contenidos vinculados a deportes, por la experiencia que tiene. Es el que está en el desarrollo del negocio”, le describen a PERFIL.
El fútbol, como siempre, es una herramienta cara pero eficaz para cumplir objetivos. Se lo explica a PERFIL Horacio Gennari, fundador de BB Media: “Hay que dividir los contenidos en no lineales y lineales. Los no lineales son aquellos que pueden verse en el momento o un día o una semana después, y se agrupan en distintas plataformas. Lo que no puede verse después es el contenido lineal, el histórico ‘en vivo y en directo’, y ahí entran todos los deportes. Como no tenía mucha oferta en ese sentido, hay que entender que los derechos de la copa Viacom los compra para empoderarse en ese sentido”.
Desde Estados Unidos, donde está radicado, Gennari agrega: “No veo solamente que esta decisión de Viacom haya sido solo para incursionar en los deportes. También es una medida defensiva para sus contenidos no lineales, los que tienen en la TV abierta. Esos contenidos, si estuvieran compitiendo contra partidos de fútbol de la Libertadores, verían afectados sus ratings. Entonces hay dos lecturas: expandirse en deportes pero a la vez defender el caudal de contenidos que viene produciendo desde hace años”.
En los últimos años, Conmebol firmó varios contratos de similares características que el que acaba de sellar con Paramount/Viacom. Por el cambio de era que representó para el negocio, quizá lo más recordado sea la entrada de Facebook para transmitir partidos a través de Facebook Watch, algo que en muchas franjas etarias casi no tuvo penetración: hay idiosincrasias que no se cambian con contratos millonarios.
En abril, Facebook y Disney acordaron compartir partidos de la fase de grupos y de los cuartos de final de la edición de este año. A partir del año próximo, y hasta 2026, Paramount/Viacom podrán ofrecer su propio menú en el continente.
“La Copa Libertadores tiene un riesgo”, avisa una de las personas que conocen el negocio. “El éxito depende mucho de los equipos que lleguen a etapas avanzadas”. No será lo mismo que un grande de la Argentina juegue la final –el paroxismo de eso sucedió en la edición 2018, con River y Boca definiendo en Madrid–, o que a la copa la diriman dos equipos brasileños. El fútbol, dinámica de lo impensado, a veces atenta contra las propias corporaciones que lo transmiten.
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