- Ángel Bermúdez (@angelbermudez)
- BBC News Mundo
Las promesas de combatir el cambio climático sembradas en noviembre de 2021 durante la cumbre mundial sobre el cambio climático COP26, podrían estarse marchitando con la actual guerra de Rusia en Ucrania.
Durante el encuentro, realizado en Glasgow, casi dos centenares de gobiernos suscribieron un documento que fija la agenda para la lucha contra este problema global durante la próxima década.
Allí acordaron que este 2022 actualizarían sus objetivos sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y se comprometieron a ir eliminando los subsidios que reducen artificialmente -y por tanto facilitan el consumo- de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural.
Pese a esas promesas, poco meses más tarde, la producción y consumo de este tipo de combustibles ha recibido un fuerte empujón gracias a la invasión rusa a Ucrania.
Un informe publicado esta semana sobre el impacto de esa guerra en la lucha contra el cambio climático asegura que en la actualidad hay una especie de “fiebre del oro” global para la construcción de infraestructura para producir, transportar o procesar combustibles fósiles, en especial, gas natural licuado (GNL).
El documento fue elaborado por Climate Action Tracker (CAT, por sus siglas en inglés), un proyecto científico independiente que hace seguimiento a los acciones de los gobiernos para enfrentar el cambio climático y las contrasta con los objetivos del acuerdo de París de “mantener el calentamiento bien por debajo de 2°C y hacer esfuerzo para limitar el calentamiento a 1,5°C”.
El informe destaca, entre otras cosas, los planes para construir nuevas plantas de GNL en Alemania, Italia, Grecia y Países Bajos, mientras países como Estados Unidos, Canadá, Qatar, Egipto y Argelia prevén incrementar sus exportaciones de este combustible.
Al mismo tiempo, destaca que muchos productores de combustibles fósiles han aumentado su producción, mientras que gobiernos en más de una decena de países desarrollados están reduciendo los impuestos sobre el combustible o sobre el consumo de energía, incentivando así su consumo.
BBC Mundo conversó con Niklas Höhne, un experto del NewClimate Institute, una ONG con sede en Berlín que forma parte del consorcio que elabora el CAT, sobre los hallazgos de este estudio y cuáles son los retos que plantea la actual situación para el combate contra el cambio climático.
Climate Action Tracker hizo un estudio sobre la respuesta mundial a la Guerra de Ucrania desde la perspectiva de la lucha contra el cambio climático. ¿Qué hallaron?
En este momento, hay gobiernos que están tratando de hacer las cosas de manera diferente debido a la crisis energética. Tienen que hacer frente ahora a esta situación en la que no seguirán importando combustibles fósiles de Rusia.
Entonces, pueden hacer dos cosas: intentar obtener los recursos fósiles de otros lugares; o trabajar a favor de más eficiencia y energías renovables.
Desafortunadamente encontramos que en la mayoría de los países están viviendo una especie de “fiebre del oro” hacia la nueva infraestructura de combustibles fósiles, nuevas tuberías de gas natural licuado (GNL), nuevos puertos de GNL y nuevos campos de petróleo y gas.
Eso es muy contraproducente para la política climática porque una vez que se construya esta infraestructura, se utilizará durante varias décadas y nos atará a un futuro muy alto en consumo de carbono.
¿Por qué esperan que esta nueva infraestructura sea utilizada durante varias décadas?
Lo que ocurre con la nueva infraestructura es que es costoso construir un gasoducto y eso significa que una vez que lo construyes, los inversionistas quieren usarlo durante décadas.
El problema es que queremos reducir el consumo de gas a 0 a nivel mundial para mediados de siglo y si ahora construimos nueva infraestructura, esa reducción será muy difícil. Entonces, estas inversiones nos atarán a altas emisiones de gases de efecto invernadero o terminarán como activos abandonados.
Le preocupa la construcción de estas nuevas infraestructuras. Pero, ¿de qué otras maneras están trabajando los gobiernos en contra de los objetivos climáticos en la crisis actual?
El problema principal es la infraestructura, pero hay otro tema que actualmente casi todos los gobiernos que evaluamos han apoyado a sus consumidores con reducciones de impuestos a los combustibles fósiles. Esta no es una buena idea.
Puedo entender que los gobiernos quieran ayudar a sus consumidores e industrias, pero solo deberían apoyar a aquellos que realmente lo necesitan.
Más a la población pobre o a la industria que está realmente en peligro, pero en cambio lo que están haciendo es reducir los impuestos sobre los combustibles fósiles y eso significa que reducirán la presión para todos los ciudadanos y las compañías petroleras, incluso con aquellos que pueden permitírselo y que pueden abandonar los combustibles fósiles. Esa tampoco es una buena idea.
Pero en el contexto actual, cuando la inflación y los precios de la energía están tan altos, ¿cuáles son las alternativas para los gobiernos porque a mucha gente le cuesta llenar el tanque de gasolina de su auto para ir a trabajar. ¿Hay alguna solución viable que recomendaría?
Sí, si se trata de una compensación por los precios más altos de la energía, entonces uno debería compensar a los hogares más pobres y no compensar a los hogares más ricos.
Algunas personas han propuesto hacerlo sobre una base per cápita, de modo que cada persona reciba la misma cantidad. Otros dicen que es mejor hacerlo a través del sistema tributario para que la población pobre reciba una exención fiscal adicional o dinero extra en el bolsillo, lo que definitivamente sería posible y sería una mejor opción.
Pero la verdadera solución a largo plazo es ahorrar energía y contar con más energías renovables. Ahorrar energía es siempre una opción rentable.
Por ejemplo, conducir más despacio con límites de velocidad, bajar un poco la calefacción en invierno, restringir el acceso de los coches a las ciudades para que la gente utilice el transporte público. Subvencionar más el transporte público para que la gente no utilice los autos, sino el transporte masivo, hay muchas opciones para que los gobiernos ayuden a sus ciudadanos y empresas en esta crisis.
En el informe, ustedes señalan que la mayoría de los países occidentales han tratado de reducir o dejar de comprar combustibles fósiles rusos por completo y muchos han anunciado objetivos ambiciosos para la transición a fuentes de energía renovables como la eólica y la solar. ¿No es esto bueno para la lucha contra el cambio climático?
Sí, hay cosas que algunos países están haciendo bien. Varios han aumentado sus objetivos de energías renovables y algunos también han introducido subsidios para el transporte público.
Eso está bien, pero estamos tan atrasados en una política climática y tenemos que reducir las emisiones tan drásticamente que no tenemos tiempo para cometer errores.
La Agencia Internacional de Energía dice que, a partir de ahora, no deberíamos invertir en ninguna nueva infraestructura de combustibles fósiles.
Y si ahora vemos una “fiebre del oro” hacia la inversión en infraestructura energética de combustibles fósiles, eso sí sería un problema grave porque no podemos darnos el lujo de cometer este error.
En este momento, deberíamos usar el mismo dinero, esfuerzo y tiempo para impulsar la eficiencia energética, las energías renovables y no para expandir la infraestructura de combustibles fósiles.
Pero a corto plazo, ¿es realmente posible aprovechar las fuentes renovables para solucionar la crisis actual?
Bueno, la expansión de las energías renovables no es rápida, pero la construcción de un nuevo gasoducto o la construcción de una nueva terminal de GNL tampoco lo es. Entonces tienen el mismo problema.
Lo realmente rápido es reducir el consumo de energía conduciendo más despacio o bajando la calefacción. Eso sería muy rápido, pero desafortunadamente muchos gobiernos no están usando esa opción.
El informe del CAT no menciona a China, el mayor consumidor de energía del mundo. ¿Cuál es su opinión sobre la respuesta de Pekín a esta crisis?
Creo que China está un poco menos afectada por la crisis. Ellos tienen algún comercio de energía con Rusia, pero no son tan dependientes como Europa.
También China está pensando en aumentar sus objetivos de energía renovable. Eso sería bueno. Pero al mismo tiempo, China está pensando en comprar petróleo y gas ahora más baratos de Rusia. En las condiciones de mercado podría hacerlo, pero por otras razones eso no sería una buena señal.
China es muy importante desde el punto de vista climático. Es responsable de 1/4 de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y lo que suceda allí es muy importante para las emisiones globales y el clima global. Además, uno esperaría que la crisis derivara en un mayor impulso hacia la eficiencia y las energías renovables.
¿Qué hay de América Latina? No hay ninguna mención a los países latinoamericanos en su informe…
No. Actualmente las exportaciones de GNL y gas están más concentradas en América del Norte, África y Asia.
Ahora hay otra cosa positiva que hemos visto: algunos gobiernos ahora están haciendo acuerdos para suministrar o comprar hidrógeno verde. Eso creo que es una nueva oportunidad. Pensamos que eso sucedería en cinco años más o menos, pero ya está sucediendo ahora. Así que hay una aceleración que es buena.
América Latina tiene mucho potencial para la energía renovable. Podría pensar en exportar hidrógeno verde hecho a partir de energía renovable y venderlo a Europa u otros lugares, y creo que sería una buena oportunidad de negocio.
¿Tiene alguna otra recomendación u otras soluciones alternativas a esta crisis?
Hay un elemento más. Muchas empresas de combustibles fósiles están obteniendo beneficios récord porque los precios de la energía son muy altos y sus precios de producción son los mismos.
Así que ahora definitivamente obtienen ganancias mucho mayores y algunos gobiernos han comenzado a gravar estas ganancias adicionales y reinvertirlas en energías renovables, pero solo unos pocos gobiernos han hecho eso y esa sería otra cosa que los gobiernos podrían hacer ahora.
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