Cuando Alberto Fernández tiene que describir el momento actual, lo define como “muy tormentoso”. Admite que el mal clima tiene que ver, en parte, con la interna del Frente de Todos, pero hace una evaluación más allá de los cruces con su socia Cristina Kirchner y asegura que la tormenta afecta al mundo entero, además de no olvidarse tampoco de la tormenta que azota a la oposición. En este contexto, el mandatario deja Estados Unidos convencido de haber abierto con éxito una fuerte discusión sobre el futuro.
Después de tres días en Los Ángeles, en donde pudo compartir distintas charlas con los funcionarios de su comitiva, el jefe de Estado pensó en el próximo año y medio de gestión aunque le baja el tono a la propuesta de Sergio Massa de repensar el gobierno como una manera de recuperar la iniciativa y volver a ilusionarse con la posibilidad de ganar las elecciones. “Todos los días pensamos en el gobierno y qué hacer, vemos cómo el gobierno puede mejorar”, dice Fernández en la intimidad del viaje a Estados Unidos para participar de la IX Cumbre de Las Américas.
Esto hace pensar que no habrá en lo inmediato movimientos en la estructura del gobierno ni grandes cambios en la gestión. Incluso, algunos de los que acompañaban el reclamo del kirchnerismo de una mesa de diálogo para la toma de decisiones creen que tampoco ya tiene mucho sentido. “Estaba bien hacerlo cuatro meses atrás”, se resignan.
En medio de estas discusiones locales que Fernández quiere dar por cerradas, el jefe de Estado se muestra dispuesto a abrir un
debate en el mundo que tiene que ver con un nuevo rol de los Estados que atravesaron una pandemia y ahora sufren las consecuencias de la guerra desatada por Rusia en Ucrania.
Frente a una veintena de jefes de Estado, Fernández también decidió traer a Estados Unidos el reclamo de Cuba, Venezuela y Nicaragua, países excluídos por el presidente Joe Biden y presentó una dura postura ante la Organización de Estados Americanos (OEA) al señalar que “se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia” y apuntó directamente contra su secretario general, Luis Almagro.
“Me tocó hablar por la Celac y di mi posición sobre lo que creía que pasaba en esta Cumbre, en América y hacía donde debíamos transitar. No voy a evaluar lo que dije, pero creo que fue una jornada valiosa. A la noche tuve un intercambio de palabras buenas con el presidente Biden para seguir viendo cómo seguir. Vamos a seguir trabajando. A pesar de las limitaciones por las ausencias que hubo, fue una buena cumbre”, fue la primera evaluación que hizo Alberto Fernández en diálogo con PERFIL y otros medios que cubren la actividad presidencial.
—¿El discurso fue consensuado con el resto del continente?
—La Celac es una organización donde quien ejerce la presidencia tiene la voz de la Celac. No tuvimos ninguna reacción en contra. Hasta el presidente de República Dominicana, que es alguien que por ahí no está cerca de mí ideológicamente, apoyó las palabras. Ayer recibí solo palabras de apoyo. Los discursos no se consensuan, son propios, sino son documentos.
—¿Cómo cree que influirá en el vínculo con el gobierno de Joe Biden?
—Antes de venir tuve demasiadas charlas con funcionarios y dirigentes de los Estados Unidos y sabían perfectamente lo que iba a decir. Fue una posición muy honesta la que planteé. No hubo ningún tipo de sobresalto. Al igual que terminé mi mensaje, no vine a poner más muros, sino a construir puentes. Intercambiamos unas palabras con Biden, en una reunión social, pero de ningún modo hubo un reproche, todo lo contrario.
—El Fondo Monetario Internacional aprobó la revisión del primer trimestre ¿El gobierno tiene previsto redireccionar fondos en políticas sociales?
—Nosotros no estamos pensando en acotar ningún tipo de gasto en materia social. Argentina está teniendo un crecimiento realmente muy importante y, por lo tanto, no queremos que ese ritmo se frene o se desacelere. Estamos monitoreando el día a día. Insisto, la ironía es que la Argentina crece y ese crecimiento demanda dólares para los insumos y, a pesar de que las exportaciones crecen mucho, por momentos se vuelven insuficientes
para la cantidad de dólares que reclaman o se necesitan en la industria. Es algo que vamos a ir corrigiendo poco a poco. El Fondo ya ha dicho que es necesario recalibrar todo por la inflación que se ha dado en los alimentos en todo el mundo. La inflación de alimentos es un tema que preocupa a todos, hablé de esto con (Justin) Trudeau y con (Jair) Bolsonaro. Es un tema de preocupación en el mundo, por lo tanto cualquier acción de recalibración que tengamos que hacer sobre lo que hemos programado tiene más que ver con una iniciativa del Fondo y que nosotros por supuesto compartimos.
—Bajaron los bonos argentinos y subió el riesgo país. ¿A qué atribuye esa reacción del mercado cuando en estas horas el FMI aprobó la revisión del primer trimestre?
—Hablé ayer (por el jueves) con Martín Guzmán y Miguel Pesce y otra vez esta mañana (ayer). Nosotros esperábamos que por esta época esto pudiera pasar porque muchas empresas se desprenden de títulos para cumplir con obligaciones. Creo que la cosa se va a ir ordenando paulatinamente y obviamente seguiremos de cerca el tema para monitorearlo y para intervenir si es necesario.
* Desde Los Ángeles.
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