En la Cumbre de las Américas, la inmigración es el trasfondo de casi todas las iniciativas. La cooperación económica, los temas de democracia, la salud e incluso el cambio climático tienen en buena medida que ver con promover el desarrollo para frenar la crisis migratoria sin precedentes que vive la región. La Cumbre tiene este viernes un momento estelar con la declaración de Los Ángeles sobre inmigración, cuidadosamente preparada por el Gobierno de Estados Unidos. “No queremos parar la inmigración”, dice Juan González, asesor principal del presidente Joe Biden para Latinoamérica, en una entrevista telefónica con EL PAÍS en la que adelanta las líneas principales de esa declaración.
“Lo que se va a firmar este viernes con líderes de Latinoamérica y el Caribe es algo sin precedentes: ver el tema migratorio como un reto compartido, en donde nosotros tenemos que responder a los temas fundamentales que llevan a personas a emigrar: la economía, la inseguridad, la falta de acceso a la educación… Es donde nosotros tenemos que enfocarnos, en crear oportunidades para que las personas se quieran quedar en su hogar”, señala González, director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
La declaración nace algo lastrada por la ausencia de los presidentes de los países donde el problema migratorio es más patente: el triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) y sobre todo, la de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ha mostrado cierto escepticismo sobre la declaración. Aun así, González destaca que “el reto migratorio no es solo el de la frontera con Estados Unidos y México, y no es solo responsabilidad de Estados Unidos y México. Hemos visto países como Colombia que tienen casi dos millones de venezolanos como refugiados, pero toda Sudamérica y Centroamérica y partes del Caribe han sido impactadas por el problema migratorio”.
La declaración, explica el alto cargo estadounidense, “es un acuerdo entre los países de origen, de tránsito y de destino migratorio”. El primero de los elementos es la cooperación económica para el desarrollo, en la que se quiere que tengan un papel más destacado organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo. La idea es que puedan movilizar más recursos y reforzar la financiación directa al sector privado.
Devolver a inmigrantes irregulares
A continuación, está el control de la inmigración irregular: “Impulsar nuestras leyes para asegurarnos de que para las personas que están emigrando irregularmente y no tienen petición de asilo creíble haya una forma organizada y digna de regresarlos a sus países de origen”, dice González.
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“Lo tercero”, continúa, “es expandir la capacidad de apoyar a la comunidad de refugiados, crear espacios más fuertes de asilo y crear rutas regulares para la inmigración, porque al fin y al cabo no queremos parar la inmigración. Lo que queremos hacer es quitarle el negocio a los traficantes de personas y crear canales para que alguien no tenga que ir a pie desde Colombia o Venezuela hasta Estados Unidos. Es una respuesta comprensiva al tema migratorio. ¿Resolverá el tema mañana? No, es algo complejo y Latinoamérica está sufriendo una crisis como no ha sucedido en 100 años”.
Washington confía en que los países de origen y de tránsito vean la inmigración como una responsabilidad compartida. Es un paso adelante y más elaborado frente al simple y polémico: “No vengan”, con el que se estrenó la vicepresidenta, Kamala Harris, en una visita a Centroamérica y que fue aprovechado por otros países de la región para criticar la política migratoria estadounidense.
Sobre las ausencias de líderes en la cumbre, González prefiere destacar que haya “23 líderes y también más de 68 Gobiernos, organizaciones internacionales y otros invitados”. Y preguntado por la pérdida de influencia de la potencia en la región, más pendiente de la guerra de Ucrania y de su política asiática, González cree que más bien, en la historia de Estados Unidos, cuando ha habido conflictos e inestabilidad en otras partes del mundo, eso ha llevado a un realineamiento de la política hacia la región”.
“Seguimos siendo la potencia más grande para galvanizar, formalizar u organizar una respuesta hemisférica a retos compartidos: en el tema de la pandemia, la inseguridad alimentaria o en temas de cambio climático, solo Estados Unidos ha podido movilizar una agenda coordinada para hacer frente a ese tipo de retos alrededor del mundo”, añade.
Estados Unidos ha estado negociando un acuerdo para que España dé acogida a refugiados centroamericanos. Elude confirmar si habrá anuncio de un acuerdo inminente (”eso se lo dejo al Gobierno español”), pero sí señala: “Tenemos un grupo de trabajo que fue a Madrid y hemos tenido cooperación muy estrecha en el tema migratorio con España, y en otros temas de Latinoamérica y el Caribe. Como el anfitrión de la próxima reunión de la OTAN [a finales de mes en Madrid], es algo que el presidente y su homólogo español van a discutir, pero Estados Unidos y España tienen un diálogo fluido sobre muchísimos temas del Hemisferio”.
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