El periodista escocés Charles Mackay fue, quizás, quien mejor describió la crisis de los tulipanes durante la cual, en 1623, se llegó a estimar un bulbo de esta cotizada flor hasta en mil florines neerlandeses (el salario medio de la época era unos 150). Lo hizo en el libro Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes (1841), un tratado sobre la locura especulativa de estas flores que desbarató uno de los primeros mercados de futuros del mundo. También artistas como Jan Brueghel El Joven retrataron el frenesí por aquellos tallos, un fenómeno irracional movido por la avaricia que, al final, traza un paralelismo con el bum actual de los NFT, elefante en la habitación de 2002, del que solo unos pocos parecen conocer el truco y otros muchos se incomodan cuando alguien nombra estas siglas en cualquier reunión de amigos.
Esa similitud es precisamente la que el artista Ignasi Monreal (Barcelona, 31 años) ha usado como inspiración de su nuevo proyecto. Bl00m es una pieza generativa donde Monreal recupera técnicas que ya venía usando, como la pintura o la animación, pero con el valor añadido del NFT –non-fungible token, obras de arte cuya escasez virtual es verificable–, lo que hace que la pieza esté en evolución constante. “Fue concretamente la especie Semper Augustus, cuyos bulbos fueron objeto de especulación de la famosa tulipomanía y alcanzaron precios desorbitados, la que dio lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. El bum de los NFT y las criptomonedas está generando una burbuja similar”, razona Monreal, quien tras 16 años dedicado a la ilustración y a la pintura digital y tradicional para firmas como Gucci, Bvlgari o Zara, hace ahora un guiño a la actual filosofía especulativa de las criptomonedas y a la compleja relación entre el valor de su arte. “Todo ello con un toque de poesía en ese capitalismo ciclado y aprovechando para crear una simulación de vida digital”, señala.
Las flores de este jardín virtual, que incluyen sus cotizados tulipanes y también amapolas y flores de loto, son fruto de la colaboración entre el artista y el estudio No Ghost, lanzado a través de la casa de subastas 1stDibs. Con una vida programada y actualizada cada 15 minutos, a estas especies les afectan variables como los cambios en su propio precio o las fluctuaciones de Ethereum, su principal hogar mercado. También por los cambios del clima, estando soleado cuando tiene tendencia a la alta, y nublándose cuando baja. “En cierta manera son obras con consciencia de sí mismas, ya que entienden su valor propio y crean o destruyen en consecuencia”, razona Ignasi.
¿Son las NFT el mercado del futuro o una burbuja a punto de estallar? Según Monreal: “Si lo vemos desde la misma perspectiva que una obra tradicional, lo digital saldrá perdiendo. Esta obra va de ofrecer una mirada a la naturaleza del valor y, al menos a mí, me lleva a preguntarme de dónde viene y para qué sirve. Es un medio nuevo y todavía no nos hemos acostumbrado a él, queda mucho por explorar y experimentar, y su valor reside en las posibilidades casi ilimitadas que este ofrece. Excepto si te quedas sin wifi, claro”. Antes de presentar su próxima exposición en el Palazzo Monti de Brescia el próximo julio –una serie de bodegones de platos sucios que inició en 2019 bajo el título Plats bruts–, Monreal ha tenido tiempo de trasladarse de Roma a Lisboa, desde donde ha urdido la idea de un mural con Gucci que verá la luz en Las Vegas, la escenografía de un ballet junto a la Ópera de Roma. “Se vienen cositas”, sonríe.