Y los senadores Kyrsten Sinema y Mark Kelly, por Arizona, ambos demócratas, han criticado repetidamente el plan del gobierno de Biden para levantar la política y presentaron el mes pasado un proyecto de ley para impedirla sin un plan detallado para detener el esperado aumento de migrantes en la frontera.
La inacción podría resultar costosa este año electoral: algunas organizaciones que ayudaron a ganar estados decisivos para los demócratas en 2018 y 2020 no tienen planes de tocar puertas o llamar a los votantes esta temporada de mitad de periodo, porque están enojados con la postura del partido sobre la inmigración.
Entre ellos está Lucha, un grupo de defensa en Arizona ampliamente acreditado por ayudar a asegurar las victorias de Sinema y Kelly, los primeros senadores demócratas que representan al estado en décadas.
“Para ese increíble esfuerzo y esa increíble participación, hemos obtenido resultados muy mínimos”, dijo Tomas Robles, su codirector ejecutivo. “Los demócratas están cayendo en la misma trampa: hay una falta de voluntad política y de coraje”.
En Laredo, una ciudad de unos 261.000 habitantes en la que las tiendas y los parques del centro parecen casi fundirse con la frontera, la lucha migratoria del país es personal. Los miembros de la coalición apartidista No Border Wall no reparan en señalar que han rechazado con éxito cuatro intentos por parte de gobiernos demócratas y republicanos de construir un muro en la región.
Pero los demócratas de Laredo, unidos en su batalla contra el muro, están divididos en su apoyo a Cuéllar y Cisneros y cómo debe abordarse la migración. Cuellar sigue el camino emprendido por el gobierno de Obama, que se basó en una agresiva estrategia de aplicación de la ley en la frontera con el fin de atraer el apoyo de los republicanos a una vía de acceso a la ciudadanía para millones de migrantes que viven en el país sin residencia legal.
Sus partidarios tienden a suscribir la misma filosofía, o al menos a aceptarla. “Es mucho más conservador de lo que yo preferiría”, dijo Melissa R. Cigarroa, presidenta de la junta directiva del Centro de Estudios Internacionales de Río Grande. “Pero no deja de trabajar por la comunidad”.