Desde el comienzo de la guerra, Járkiv y los habitantes que habían decidido aguantar la ofensiva bajo su cielo vivieron un martirio. La aviación rusa, pero especialmente su artillería, se obsesionaron con atacar la segunda ciudad más poblada de Ucrania, que con el pasar de los días iba quedando más y más golpeada, al menos en ciertos sectores. Pero, en uno de los inesperados giros de la guerra, ayer se conoció que
las tropas ucranianas desplegadas en esta región habían hecho retroceder al enemigo al menos tres kilómetros al interior de su frontera.
El anuncio fue hecho por el gobernador provincial, Oleh Sinegubov, en su canal de Telegram, y más tarde confirmado por el Ministerio de Defensa de Ucrania, que aseguró que un batallón adjunto a la brigada 127 “hizo retroceder a los rusos y llegó a una sección de la frontera estatal”.
El Alto Representante de la UE para Política, Josep Borrell, ha asegurado que los Veintisiete tienen recursos para continuar enviando armas a Ucrania “al mismo ritmo” que hasta ahora para conseguir avances contra Rusia en la batalla que se libra en el este del país.
En declaraciones a la prensa tras la reunión de ministros de Defensa de la UE, el jefe de la diplomacia comunitaria ha subrayado que el apoyo de los países del bloque está “marcando la diferencia” en el campo de batalla y ha instado a “mantener los esfuerzos”.
“Tenemos que reponer recursos y reservas. Este apoyo es crítico porque la guerra está en un punto de inflexión. No podemos permitir que Ucrania se quede sin equipos y no lo haremos”, ha señalado.
Las autoridades de Rusia han asegurado este martes que han destruido armas enviadas por países de la Unión Europea y Estados Unidos a Ucrania en el marco de la invasión rusa del territorio, que comenzó el 24 de febrero.
La destrucción de estas armas se ha producido como resultado de una serie de ataques realizados contra objetivos del Ejército ucraniano en la región de Leópolis, en el oeste del país, tal y como ha informado el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, en declaraciones recogidas por agencias oficiales rusas.
“Los militares rusos destruyeron con misiles de alta precisión y largo alcance ‘Kalibr’ unidades de reservistas ucranianos congregadas cerca de la estación de trenes de Starichi, en la provincia de Leópolis. También fueron destruidas armas procedentes de Estados Unidos y países de Europa preparadas para ser trasladadas a la región de Donbass”, ha indicado.
La Defensora del Pueblo de Ucrania, Liudmila Denisova, ha trasladado este martes tras un encuentro con el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, que son ya más de 1,3 millones de sus ciudadanos -incluidos 223.000 niños- los que han sido deportados a Rusia contra su voluntad.
“El tema clave del diálogo con el jefe de ACNUR ha sido la deportación forzosa de más de 1.300.000 ucranianos a Rusia, incluidos 223.000 niños”, ha contado Denisova, quien ha añadido “que mucho antes de la invasión militar”, Rusia ya estaba preparándose para deportar a ciudadanos ucranianos a su territorio”.
Denisova ha alertado de que Moscú “no se detendrán” y seguirán llevando a cabo estas deportaciones pues cuentan con capacidad suficiente para reubicar a estas personas. “El 33 por ciento de estos lugares en Rusia aún no están llenos”, ha señalado argumentando disponer de “evidencias documentales” que lo acredita.
El ejército ucraniano ha abandonado la lucha en Mariúpol. Más de 260 combatientes ucranianos, algunos de ellos gravemente heridos, fueron
evacuados este lunes de la planta siderúrgica de Azovstal para ser entregados a las tropas rusas, en un movimiento que podría anticipar el final de la resistencia en este bastión ucraniano, último reducto de la ciudad costera de Mariúpol, donde unos centenares de soldados mal equipados y peor avituallados han logrado plantar cara durante 82 días a una de las maquinarias de guerra más potentes del mundo.
El Gobierno de Rusia ha reconocido que actualmente no hay ningún tipo de negociación con las autoridades de Ucrania para rebajar las tensiones bélicas, según Moscú por la falta de compromiso de Kyiv con un diálogo que no ha dado apenas resultados prácticos.
El viceministro de Exteriores ruso, Andrei Rudenko, ha confirmado que “las conversaciones no siguen”. “De hecho, Ucrania ha salido de este proceso”, ha dicho, en declaraciones a la prensa durante un foro recogido por la agencia de noticias TASS.
Moscú acusa a Kyiv de no responder a sus propuestas y el propio presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró en una reciente conversación con su homólogo finlandés, Sauli Niinisto, que las autoridades ucranianas “no tienen ningún interés” en lograr la paz.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha asegurado que los gobiernos occidentales “subestiman” la importancia de combustibles fósiles como el gas y el petróleo por intereses políticos, dando a entender que las energías renovables no sustituirán a corto plazo a las fuentes de energía tradicionales.
En pleno debate sobre las sanciones a Rusia, ha asegurado que algunos gobiernos “especulan” con la creciente concienciación en torno al medio ambiente y lo hacen “sobrestimando las posibilidades de la energía alternativa y subestimando la importancia de la energía tradicional”.
Lo hacen, a su juicio, “por razones políticas internas”, en un contexto marcado por las medidas adoptadas contra Rusia como represalia por la ofensiva militar lanzada sobre Ucrania en febrero, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias TASS.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha intervenido por videoconferencia en el festival de cine de Cannes, donde ha aprovechado para llamar a la industria a no guardar silencio ante los horrores de la guerra en Ucrania.
“El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá”, ha aseverado Zelenski haciendo suyas las palabras finales de la película
El Gran Dictador, de Charles Chaplin.
Más allá de esto, ha instado a la industria cinematográfica a no guardar silencio ante lo ocurrido en Europa del Este pues “cientos de personas mueren todos los días” y “no se levantarán después del aplauso final”.
Ucrania ha abandonado la lucha en la acería de Azovstal, símbolo de la resistencia ucraniana en la guerra con Rusia, tras dar por cumplida su misión en Mariúpol y la rendición de los primeros 300 defensores, cuyo destino es ahora incierto.
“La guarnición de Mariúpol cumplió su misión de combate. El Comando Militar Supremo ordenó a los comandantes de las unidades estacionadas en Azovstal que salven la vida del personal” que permanece allí, aseguró el Estado Mayor General del Ejército ucraniano en un comunicado publicado en Facebook.