Un tema tan primordial para México como la inmigración no puede dejarse en manos de subalternos por una simple pataleta. La Cumbre de las Américas de junio es un foro sumamente importante para todos los países del continente, pero especialmente para el vecino de Estados Unidos, que comparte además el fenómeno de mares de personas que atraviesan su territorio para llegar al norte.
Sin embargo, a pesar de padecer este problema, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, amenazó con que no irá a la reunión si Joe Biden no invita a Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel. La advertencia la hizo desde La Habana, en donde se reunió con su homólogo y amigo. Y para más colmo, el mandatario de Bolivia, Luis Arce, anunció de seguidas que él hará lo mismo.
¿Será que López Obrador considera que la reunión es un encuentro para tomar el té y hablar de nimiedades? La Cumbre de las Américas se celebra cada tres años desde 1994 y su principal objetivo es constituir foros para tratar temas de interés para la región, sobre todo lo que tiene que ver con el desarrollo económico. En esta ocasión tratarán el problema de la inmigración, pues es un asunto que está afectando a la región entera, sobre todo porque la crisis humanitaria en Venezuela ha lanzado a millones a recorrer carreteras y cruzar fronteras.
No solamente es absurdo que López Obrador y Arce insistan en que el país anfitrión reciba a mandatarios cuya gestión ha provocado uno de los principales problemas que intentan discutir, sino que además, en el caso de AMLO, su actitud está reñida con los intereses de su país. Se supone que el mandatario de México debería procurar abonar las relaciones bilaterales con su primer socio comercial, con el que comparte además una amplia frontera y con el que tiene muchos temas que tratar. Expertos y académicos advierten que ya las relaciones entre ambas naciones están muy tensas, sobre todo porque el gobierno mexicano ha rehusado sancionar a la Rusia de Putin por la guerra contra Ucrania; ahora se le suma esta actitud del presidente de ponerse de lado de Ortega, Maduro y Díaz-Canel
López Obrador parece ignorar que, en el caso de Maduro, hay una investigación abierta ante la Corte Penal Internacional por la violación sistemática de derechos humanos, lo peor que puede hacer un mandatario en contra de la población indefensa. Se hace la vista gorda ante la crisis humanitaria compleja que viven los venezolanos y prefiere hacer frente con el presidente chavista. Un poco de empatía no estaría mal, ¿verdad, señor López Obrador?
Nos preguntamos si es solidaridad revolucionaria, indolencia o desconocimiento de lo que sucede en la región lo que lo lleva a abogar por los tres mandatarios que atentan contra todos los valores democráticos. ¿Por qué se hace la vista gorda ante los cientos de detenidos y muertos que ha habido en Managua, en Caracas y en La Habana, por nombrar solo tres ciudades, tan solo por manifestar en contra de sus amigos? ¿O es mentira? ¿Por qué condiciona su asistencia a la Cumbre de las Américas a la invitación de estos personajes y no da prioridad a los intereses de México?
No se trata de que Estados Unidos se sienta dueño de la región, como ha dicho, sino de ser coherente con las ideas. El gobierno de Biden está muy claro en su posición con respecto a las actuaciones de los gobiernos autoritarios de Ortega, Maduro y Díaz-Canel. Por eso el secretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, dijo que no esperaba su presencia en la Cumbre de las Américas. Así que lo más probable, señor López Obrador, es que su amenaza caiga en saco roto. Piense primero en los mexicanos, una acción que por ende agradeceremos venezolanos, nicaragüenses y cubanos.
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