Tras décadas de luchar por conseguir una legislación sobre el aborto, el Congreso de Estados Unidos está a punto de encontrarse con los límites de su capacidad política para salvar, o anular, las garantías que establece el histórico fallo del caso Roe vs. Wade.
El presidente Joe Biden ha pedido a los demócratas que conviertan en ley la sentencia que emitió la Corte Suprema hace casi 50 años, luego de que se filtrara un anteproyecto de opinión que anularía la histórica decisión que declaró el derecho constitucional al aborto en Estados Unidos.
Pero cuando se trata de aprobar iniciativas en el Congreso, dividido prácticamente por la mitad, es más fácil decirlo que hacerlo.
El miércoles se espera que fracase la votación de prueba en el Senado sobre un proyecto de ley demócrata para proteger el acceso al aborto, debido a las tácticas dilatorias de un grupo liderado por los republicanos.
Al mismo tiempo, los republicanos encabezados por el senador Mitch McConnell enfrentan problemas políticos similares al intentar prohibir los abortos en todo el país, incluso si logran el control de la cámara en las elecciones de mitad de mandato del próximo otoño.
En cambio, sea cual sea la decisión de la Corte Suprema sobre el fallo Roe vs. Wade en su dictamen final en las próximas semanas prácticamente garantiza una nueva era de lucha política en el Congreso sobre el acceso al aborto, las reglas para impedir el voto y los derechos más básicos a la atención médica, la privacidad y la protección de los no nacidos.
“Todos nosotros tendremos que responder por este voto por el resto de nuestro tiempo en el cargo público”, dijo el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, antes de la sesión del miércoles.
Los debates sobre el acceso al aborto se han estancado de muchas maneras en los últimos años en el Congreso, un empate político, ya que los legisladores se enfrentaban a los límites de intentar avanzar la política pública más allá de la histórica decisión judicial de Roe vs. Wade.
Por lo general, los proyectos de ley se someten a votación, para ampliar o limitar los servicios de aborto, sólo para mantenerse en la proporción partidista o ser eliminados de paquetes legislativos más amplios.
Pero la mayoría conservadora, 6-3, de la Corte Suprema, la cual se fortaleció durante la presidencia de Trump, detonó un cambio urgente al frente del Congreso.
McConnell sorprendió a Washington cuando dijo que “es posible” ver una prohibición del aborto a nivel nacional.
El líder republicano se ha convertido en uno de los principales artífices de la sólida mayoría conservadora de la Corte Suprema, agilizando la confirmación de tres de los candidatos de Donald Trump en sólo cuatro años y cambiando las reglas de las tácticas dilatorias en el Senado para sortear las objeciones demócratas.
En una entrevista con el periódico USA Today, McConnell declaró recientemente: “Si la opinión filtrada se convirtiera en la opinión final, los órganos legislativos —no sólo a nivel estatal, sino también a nivel federal— ciertamente podrían legislar en ese ámbito.”
Pero el martes reconoció que, si los republicanos se convierten en mayoría en el Senado, es poco probable que tengan los votos suficientes para prohibir el aborto de forma rotunda.
“La sensación generalizada que se respira en mi conferencia es que este asunto se tratará a nivel estatal”, dijo McConnell.
Añadió que los republicanos no tendrán los 60 votos necesarios para vencer un proceso dilatorio.
Del mismo modo, el demócrata Brian Schatz, dijo sobre el otro bando: “Creo que tenemos que ser explícitos y decir la verdad, que es que actualmente no tenemos los votos”. Aun así, dijo que espera que si los votantes eligen a más senadores que estén a favor del derecho al aborto, “lo pondremos en la ley federal”.
La presión a la que se enfrentan ambos partidos para convencer a los votantes de que están haciendo todo lo posible — los demócratas por preservar el acceso al aborto y los republicanos por ponerle fin — es enorme a medida que se aproximan las elecciones, en las que estará en juego el control del Congreso.
Los comités de campaña del Congreso recaudan fondos sobre el tema del aborto, y se trabaja intensamente para estimular a los votantes que ya están preparados para participar en momentos en que está en juego un tema tan importante para millones de estadounidenses.
Las dos senadoras republicanas que apoyan el acceso al aborto, Lisa Murkowski, por Alaska y que busca la reelección en noviembre, y Susan Collins, por Maine, han propuesto un proyecto de ley independiente que contrarrestaría la acción de la Corte Suprema.
Pero se espera que ambas senadoras, quienes votaron para ratificar a la mayoría de los jueces de Trump, se mantengan dentro de la línea del Partido Republicano esta semana y bloqueen el proyecto de ley demócrata por considerarlo demasiado amplio.
A su vez, los demócratas han calificado el esfuerzo de Collins-Murkowski como insuficiente, sin que haya esperanzas, por ahora, de llegar a un compromiso real.
Por su parte, los republicanos de base se desmarcaron de las declaraciones iniciales de McConnell, asegurando que una prohibición total del aborto a nivel nacional no es algo en lo que puedan cumplir.
“Lo cierto es que nunca se conseguiría eso aquí”, dijo el senador Mike Rounds, republicano por Dakota del Sur.
Los demócratas no están convencidos que los republicanos, que han luchado durante años para negar el acceso al aborto, van a renunciar ahora a esa lucha y dejar que los estados tomen sus propias decisiones.
Lo más probable es que ambos partidos traten de reducir el problema: los republicanos restringiendo el acceso al aborto a nivel nacional, mientras que los demócratas trabajando para reforzar la disponibilidad de abortos mediante medicamentos y otros servicios relacionados.
“Hay múltiples frentes en los que podemos avanzar”, dijo la senadora Elizabeth Warren, demócrata por Massachusetts.
En la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen la mayoría, los legisladores aprobaron el año pasado la Ley de Protección de la Salud de la Mujer en una votación prácticamente en proporción partidista, una vez que la Corte Suprema dio el primer indicio de que estaba considerando el tema al permitir que entrara en vigor una ley en Texas sobre la prohibición del aborto.
Este proyecto de ley ha languidecido en el Senado, dividido al 50% con el control demócrata debido a la capacidad de la vicepresidenta Kamala Harris de emitir un voto de desempate. Al no poder reunir los 60 votos necesarios para superar una táctica dilatoria, la votación de prueba de febrero fracasó, después de que el senador demócrata, Joe Manchin, por Virginia Occidental, que se unió a los republicanos para bloquear la consideración del proyecto de ley.
El miércoles se espera un resultado similar, cuando el Senado intente de nuevo aprobar la legislación, que convertiría en ley el derecho garantizado al aborto.
Se trata del primero de lo que Schumer promete que serán esfuerzos constantes para mostrar a los votantes cuál es la posición de los partidos.
“Esto ya no es sólo un ejercicio abstracto: Ahora sabemos que los derechos de las mujeres están en juego”, dijo Schumer. “Así que esta votación es el primer paso. Vamos a seguir luchando”.
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Los periodistas de Associated Press Mary Clare Jalonick y Kevin Freking contribuyeron a este informe.