Bogotá — El colombiano Mauricio Ramos, quien lidera desde hace siete años Millicom o Tigo, como es conocida comercialmente en América Latina, hace un análisis aterrizado sobre cómo ve la implementación de las redes 5G en América Latina. Ya hay países como México y Brasil que llevan a cabo subastas y en Colombia se estaba prevista para el año pasado por el MinTic, pero no se realizó, aunque no se descarta que se haga antes de finalizar el gobierno de Iván Duque.
Para Ramos, la región aún no está lista para avanzar en el 5G. Primero, dice que la red 4G aún no llega ni a la mitad de la población en LatAm; el costo de las terminales que se usan para esa tecnología son sumamente caras y en el mundo hay casos de negocios para el sector empresarial que quiere automatizarse, pero no hay aún para el consumo masivo. Por eso, espera que en un lustro se den los primeros pasos de los beneficios de esta red en Latam.
Millicom ha crecido en el primer trimestre del 2022 un 40,9 % en comparación con el mismo periodo del año anterior, con ingresos de $1.403 millones ingresos. En Colombia, la compañía incrementó en un 50 % los suscriptores pospago y muerde el tercer lugar de la torta del mercado, pero en esta entrevista con Bloomberg Línea advierte sobre los “exorbitantes” precios del espectro que son dos o tres veces más caros que otros países de la región, con lo que tendría un impacto en las inversiones el próximo año cuando el Gobierno los renueve.
El punto del alto costo del espectro ya fue remarcado por el director para América Latina de GSMA, Lucas Gallitto. La organización señala que si en el país los costos del espectro hubieran sido más bajos la cobertura del 4G se hubiese incrementado de 71% al 76% de la población a para finales del 2019, es decir 2 millones más de personas. “La valoración del espectro debe reflejar los objetivos de política pública y considerar las condiciones del mercado”, explicó Gallitto.
¿Qué tan preparada está América Latina para avanzar en las redes 5G?
Tenemos la posibilidad de escoger nuestro tiempo, de escogerlo bien y por lo tanto utilizar los recursos para invertir en el desarrollo de la conectividad de la mejor manera. Primero, el ecosistema del 5G no está bien desarrollado en el mundo como para nosotros decir, vamos mañana. ¿A qué me refiero? El precio de las terminales es altísimo todavía, entre 500 y 1.000 dólares. El precio promedio en nuestros países de América Latina de una terminal es de 30 o 40 dólares. Entonces tenemos que darnos un tiempo para que el mercado se desarrolle. Al mismo tiempo, en casos de negocios es bueno esperar para ver qué funciona y qué no funciona. Hay que ver qué se desarrolla en Estados Unidos y en Europa donde está empezando. Hay que escoger nuestro tiempo, no debemos acelerarnos porque hoy para el consumo masivo está el 4G, que tiene las velocidades, tiene la latencia suficiente para proveer servicios.
Las redes 5G tienen avances importantes que podemos ir desarrollando en América Latina para los clientes empresariales que lo necesiten. Pero la penetración de servicios de 4G en nuestros mercados es más o menos del 50%, no del 100 %, como sucede en los mercados en los que ya han lanzado el 5G. Entonces yo creo que desde el punto de vista de responsabilidad social y política pública debemos ser cuidadosos de terminar la tarea en 4G. Es una responsabilidad: más de la mitad de la población en América Latina no tiene acceso a banda ancha de 4G móvil. Antes de entusiasmarnos, nos conviene esperar y tenerlo en el momento y al precio correcto, y créeme que no nos vamos a quedar atrás. Lo más importante es que es una tecnología que se requiere gran cantidad de fibra. Muchos piensan que es una tecnología móvil, celular, y sí, pero en realidad se necesita mucha fibra. En Millicom estamos desplegando fibra como si se fuera a acabar mañana.
Entonces, en ese orden de ideas, ¿en cuánto estaremos con 5G en América Latina?
En el curso de cinco años estaremos viendo los primeros despliegues en los mercados que pongan espectro y que tengan casos de negocios razonables. Hasta el día de hoy, la mayor confusión que hay es que los casos del 5G son casos de uso valiosos para empresas que quieran automatizarse. Pero no hay todavía casos de uso valioso para consumo masivo, por eso es importante tener presente la responsabilidad frente a ese consumo.
En Colombia, ¿espera que este año se haga la subasta 5G?
Estamos listos con mucha fibra, listos con el consumidor en Colombia, y naturalmente listos para el diálogo con el nuevo gobierno, quien sea, para continuar fortaleciendo la digitalización en Colombia. Precisamente Colombia es uno de los mercados en los que Millicom ha demostrado mayor compromiso. En los últimos tres años hemos sido el mayor comprador de espectro de 700 mgz para finalmente tener bandas bajas que nos permitiera competir más o menos en una cancha en igualdad de condiciones. Acto seguido, nos definimos en desplegar a la mayor velocidad posible en una red que cubre el país entero. Y hemos recibido el premio a la mejor red del país. Los resultados muestran que estamos teniendo éxito en Colombia. Hemos hecho inversiones grandísimas en el país.
En el mercado colombiano, los operadores se quejan por el desbalance en la competencia y que no está nivelada la cancha. ¿Cree que es así?
Colombia tiene asuntos por resolver que van más allá de la resolución de servicios 5G. El país tiene renovaciones de espectro el año entrante a precios desorbitantes. Estamos hablando de espectro existente, que no trae ingreso adicional. El país tiene un problema de costo de espectro muy grave y esa conversación es de cara a los colombianos. Al final del día, todo recurso que va para pagar el espectro, es recurso que limita la capacidad de inversión en redes 4G o 5G. Hay temas que resolver muy graves para Colombia.
Y qué dice sobre la estructura del mercado…
Colombia también tiene una estructura de mercado que debe resolver. Hay cuatro operadores, uno de ellos con una posición importante y una empresa como la de nosotros que está invirtiendo, luchando casi con todo lo que tiene para sacar el mercado adelante. Creemos en Colombia, pero los altos costos del espectro, una estructura de mercado bien difícil. Pero hay que decir que en el último año hemos aumentado nuestra base de suscriptores de pospago en el país en un 50 %, hemos sumado casi un millón adicional. La gente nos está prefiriendo porque estamos las cosas bien.
¿Qué está en juego en Colombia si no hay ajuste a los precios del espectro?
Nuestro compromiso en Colombia es grandísimo. Pero el mercado colombiano es un mercado difícil en este momento. Tigo está saliendo adelante porque hemos invertido, porque nos hemos acercado al cliente, pero es difícil a nivel de excesiva competencia, con precios de espectro que son a largo plazo francamente insostenibles. El tema del espectro es de cara al consumidor, que hay que explicar por qué es tres o cuatro veces más caro que en otros países, y, al final, el capital es fungible.
En general, ¿cuál ha sido el balance de Millicom?
Estamos muy satisfechos del camino que estamos recorriendo. El negocio está en el mejor momento operacional que yo recuerde en los últimos siete años. En lo operacional, los ingresos están creciendo en un 4,6 %, creciendo en todos los países, y en todas las líneas de negocios. Y estamos en camino para cumplir los compromisos estratégicos. El primer trimestre nos pone en camino a lograr los objetivos para los próximos tres años. Tigo, a nivel global, estamos donde debemos estar. Desinvertimos en África, con lo que Millicom/Tigo se ha convertido en un operador exclusivamente para Latinoamérica y focalizamos nuestros recursos en la región.
Ha habido una fuerte inversión en Centroamérica…
En los últimos cuatro años hemos invertido 5 millones de dólares en Centroamérica. En Guatemala vamos muy bien. También, la compra de la operación de televisión por cable en Panamá y Nicaragua. Eso quiere decir que hemos desplegado 5 millones de dólares en Guatemala, Panamá y Nicaragua. En los tres países somos el operador número uno, creciendo en un buen flujo de caja, por lo que estamos muy contentos por el despliegue estratégico que hemos hecho en nuestras operaciones.
¿Por qué enfocarse en Centroamérica?
Centroamérica es un mercado que continúa manteniendo un crecimiento del PIB positivo porque su crecimiento está anclado en lo económico y justificado en su tasa de cambio en las remesas que vienen de Estados Unidos. Mentalmente, nos quedamos siempre en los titulares de Centroamérica: inmigración, corrupción, inestabilidad, pero no miramos lo que está pasando en las economías. Las economías están creciendo, las remesas crecen entre un 25 y un 35 por ciento todos los años. Algunas de estas economías están dolarizadas y tasas de cambio muy estables. Además, son poblaciones supremamente jóvenes, las más jóvenes del mundo, que están adoptando el estilo de vida digital y necesitan conectividad crecientemente, también están creciendo los hogares. Hay un dividendo demográfico en la región. Y son países en los cuales los gobiernos entienden que a menor número de operadores mayor inversión en sus países. Ellos lo entienden, entonces facilitan las inversiones.