Abro este artículo dirigiéndome especialmente a aquellas personas que piensan que mis artículos son demasiados largos y exhaustivos.
Cierto, lo son.
Tienen ustedes toda la razón.
Pero piensan ustedes en que para llegar a un análisis serio y ponderado de un tema hay que abordarlo en profundidad, y que desgraciadamente estamos acostumbrados a analizar las situaciones a golpe de Twitter.
Y en 280 caracteres no se puede explicar un tema complejo.
Este medio alardea de estar destinado a lectores inteligentes, así que presumo que ustedes lo son y le ruego que pierdan un ratito de su tiempo en leer este artículo.
Sé que es largo, sé que es exhaustivo, pero creo que quizá, con un poco de suerte, puedo hacerles pensar por cuenta propia y ése, como saben los que me siguen, es el objetivo de todos mis artículos.
En cualquier caso, éste también es un medio que presume de democrático, de forma que si ustedes quieren que mis artículos sean más cortos déjenme un comentario y díganmelo. Pero les advierto que este artículo -que es casi un reportaje- les puede hacer reflexionar. Y solo el que reflexiona y piensa por sí mismo tiene alguna posibilidad de ser libre en esta vida.
¿Es Le Pen ultraderechista?
Vamos a hablar de qué podemos aprender de los resultados en las elecciones francesas.
Hablemos primero de Marine le Pen.
La ultraderecha, dicen.
Les aporto datos, no opiniones.
Datos que quizás ustedes no conozcan.
1. En su gran mayoría los votantes de Marine Le Pen pertenecen al estrato socioeconómico más bajo. Es decir, su nicho de votantes se sitúa entre las rentas más bajas. Marine Le Pen está claramente a la cabeza entre los trabajadores de rentas más bajas (37 %), por delante de Jean-Luc Mélenchon (24 %). Los jubilados, resistentes al programa del representante de la Francia insumisa , (12 %), prefieren a François Fillon (36 %) y los ejecutivos se decantan por Emmanuel Macron (33 %), que logra su peor puntuación entre los trabajadores (12 %). (1)
2. Marine Le Pen ha declarado que no va a cambiar la ley del aborto, aunque se opone a que se alarguen los plazos de la actual ley. El Frente Nacional rechaza la ampliación del plazo legal para el aborto de 12 a 14 semanas. También se opone al deseo de eliminar la cláusula de conciencia para los médicos. Para Marine Le Pen «este texto no representa un progreso sino una deriva puramente ideológica».
3. Marine Le Pen ha dejado claro que no piensa derogar el matrimonio homosexual.
4. Marine Le Pen tiene un amplio nicho de votantes LGB. La comunidad gay, históricamente considerada cercana a los partidos de izquierda, parece cada vez más seducida por el programa de Le Pen. Según un estudio del Cevipof publicado en febrero de 2016, la FN convenció al 32,45% de las parejas homosexuales casadas durante las elecciones regionales de 2015,. Un nivel comparable al voto a favor de las listas de izquierda (34,66%). (2) Ese porcentaje probablemente ha subido desde entonces, si no Marine no habría quedado segunda.
5 Marine Le Pen es madre soltera de tres hijos, nunca se casó con su padre. Los hijos no aparecen nunca en público, nunca le han acompañado en un acto político. Según los rumores maliciosos es porque se avergüenzan de su madre. Y según su madre es porque ella recibe amenazas de muerte y no quiere que se extiendan a sus hijos.
6. Marine Le Pen vive con una amiga, Ingrid. Ingrid no tiene trabajo conocido y según parece, trabaja ocupándose de la casa de Marine Le Pen. Como es de suponer que Marine Le Pen no tiene problemas económicos y no está obligada a compartir residencia, ni tampoco a pedirle a su amiga que se haga cargo de su intendencia doméstica, corren los rumores de que la mejor amiga de Marine quizá sea su novia.
7. Un 17% de los votantes de Mélenchon habrían votado a le Pen en segunda vuelta.
8. Un 49% de las francesas encuestadas creen que en Marie Le Pen es feminista. Un 13% incluso dicen que es muy, muy feminista. A la pregunta «¿Dirías que Marine Le Pen es feminista?», el 49% de ellas responde afirmativamente (incluido el 13% que dice que es incluso «muy feminista»). Emmanuel Macron recoge «solo» el 30% de las respuestas que lo califican con este adjetivo (incluido el 4% de los votantes que lo ven «muy feminista»).
7. Programa electoral de Le Pen a grandes rasgos.
Jubilación a los 60 años, incrementar el presupuesto para sanidad pública, reducir el IVA para los bienes de primera necesidad. Eliminar cualquier posibilidad de reducción y ajuste de penas, en particular por violencia contra las personas. Establecer una presunción de legítima defensa para la aplicación de la ley. Duplicar el número de jueces. Llegar a 85.000 plazas penitenciarias en 2027. Establecer la cadena perpetua. Reducir el IVA del 20% al 5,5% en productos energéticos (combustible, fuel oil, gas y electricidad) .Permitir a las empresas un aumento salarial del 10% (hasta 3 salarios mínimos) al eximir este aumento de las contribuciones patronales. Renacionalizar las carreteras para reducir los precios de los peajes en un 15% y privatizar la radiodifusión pública. Ayudas para autónomos. Proponer un referéndum sobre inmigración. Terminar con la reunificación familiar. Tramitación de solicitudes de asilo únicamente en el extranjero. Reservar la ayuda social para los franceses y condicionar el acceso a las prestaciones solidarias a 5 años de trabajo en Francia. Asegurar la prioridad nacional del acceso a la vivienda social y al empleo. Deportar sistemáticamente ilegales, delincuentes y delincuentes extranjeros.
Supongo que ya se habrán dado ustedes cuenta de que el programa de Le Pen tiene dos puntos diferenciales. Inmigración y seguridad.
Por qué hablar de frenar la inmigración da votos… en Francia
Hemos de tener en cuenta un detalle. La inmigración en Francia no supone en absoluto el mismo problema que la inmigración en España.
En España la gran mayoría de la población migrante es latinoamericana y comparten con nosotros no solo lengua sino también cierto marco cultural. En general son católicos. Está inmigración llegó en los años 90. Hasta entonces España prácticamente no había recibido migrantes y más bien era emisora de migración. Los españoles enmigrábamos a otros países y prácticamente no recibíamos inmigración.
El caso francés es otro. Después de la Segunda Guerra Mundial y la cascada de procesos de descolonización, Argelia primero y el resto de países de Magreb después empezaron a concentrar la mayor parte de movimientos migratorios hacia Francia. a partir de 1974, sin embargo, en un contexto económico en deterioro, se frenó la inmigración laboral y se desarrolló la agrupación familiar. Desde entonces, el flujo de mujeres extranjeras no ha parado de aumentar hasta superar la inmigración masculina. Las mujeres, en 2021, protagonizaron el 52% de las llegadas.
Los migrantes franceses son pobres. Por ejemplo, a cualquier funcionario que desee quedarse en el barrio de Sant Denis se le paga una prima «de peligrosidad» (aunque la razón no se reconoce). Los policías y maestros quieren irse de allí . Ha sido un territorio abonado para la radicalización musulmana proveniente del Golfo. Las dictaduras del Golfo tienen dinero, y han enviado todo tipo de ayuda a través de imanes y mezquitas. Pero el mensaje es simple: ¿quieres alimentos, educación, medicinas? Ven a la mezquita.
Mila y el fundamentalismo islámico
Mila, de 16 años, es lesbiana. Por Instagram un individuo le acosa y le llama p*** lesbiana de m***** y no sé cuántas cosas más. Ella acaba harta y le responde que el Corán es una religión de m***** y que todas las religiones son una m*****.
Hay que decir que en Francia existe el derecho a blasfemar y que uno puede insultar a una religión si quiere… siempre que insulte a la religión y no a personas individuales que la practiquen.
Hasta entonces Mila era una chica de 16 años lesbiana y anónima. Pero el vídeo se difunde y se hace viral en redes sociales. Mila empieza a recibir mensajes insultantes en redes sociales —hasta 200 por minuto—, muchos de ellos amenazando con matarla. Algunos son aterradores: «Vas a mi liceo, estás en segundo [de bachillerato], el lunes ajustamos cuentas» o «¡Estás muerta, sabemos dónde vives!».
A Mila la doxxean. En las redes circulan el nombre y los apellidos de Mila, el instituto en que cursa estudios su número de móvil y su dirección en Viena. La Fiscalía del departamento de l’Isère, en el este de Francia, ordena la desescolarización de Mila. Mila y su familia se ven obligados a cambiar de residencia.
La ministra de Justicia, Nicole Belloubet, denuncia… ¡a Mila! La Fiscalía abre un procedimiento contra… Mila, y no contra quienes la acosan y amenazan. Pero el delito de blasfemia no existe en Francia desde 1789, año de la toma de la Bastilla. El procedimiento por lo tanto no tiene ningún recorrido y se archiva rápidamente. La ministra hace el ridículo más absoluto.
Brigitte Macron, esposa del presidente, la exlíder socialista Ségolène Royal,supuestas feministas de izquierda… ¿defienden a la pobre Mila? No, faltaba más. La critican por que opinan que no se debe hablar mal del Islam. Jean-Luc Mélenchon y su partido izquierdista France Insoumise se callan como estatuas durante tres largas semanas. Al final condenan el acoso a la chica y defienden la libertad de expresión, pero no condenan el acoso y el fascismo del fundamentalismo islámico.
El programa de tele Quotidien invita a Mila a defenderse en directo y le propone pedir excusas públicas. Ella se niega se insiste en que blasfemar no es un delito, que ella que no ha cometido ningún delito y que no piensa retractarse. Teniendo en cuenta que la chica solo tiene 16 años, hay que reconocerle un par de ovarios.
Como inciso, les recuerdo que en España y en Francia cualquier persona puede decir que la religión católica es un desastre, que la religión católica es un lavado de cerebro, que la religión católica solo está para conseguir dinero, que la religión católica es un nido de pederastas… Dense un pequeño garbeo por twitter, teclee en buscador una de esas frases, y lo comprobarán.
¿Por qué creen ustedes que a Marine le Pen Le Pen le votan las rentas más bajas? Pues porque son las rentas más bajas las que viven en un QPV.
Mila no es una niña rica. Si lo fuese en su instituto apenas habría musulmanes.
Mila vive en una QPV. Los denominados barrios «prioritarios» de la política de ciudad (QPV) son los territorios en los que se aplica la «política de ciudad», política que pretende compensar la diferencia de nivel de vida con el resto del territorio. Estos barrios son, por tanto, los de menores ingresos, los de exclusión social.
Cuando se les pregunta a las personas que viven en una QPV sobre la frecuencia con la que se sienten inseguros en su barrio, el 26% de entre ellos responde «Sí a menudo» o «Sí, de vez en cuando». Esta proporción desciende al 10% entre los que viven fuera de estos barrios.
Ahora vamos a cifras globales en Francia
Las cifras de violencia sexual registrada por los servicios de policía y gendarmería aumentaron un 33% en 2021
El número de imputados por tráfico de estupefacientes aumentó un 13%
El número de víctimas de agresiones y lesiones intencionadas (sobre personas de 15 años o más) registró aumentos en 2021 (+12 %, tras +1 % en 2020 y +8 % en 2019): +14 % para víctimas de violencia doméstica y + 9% para víctimas de otros golpes y lesiones intencionales (7)
Otro detalle que debo añadir es que el Islam no fomenta la violencia. Es el fundamentalismo islámico el que la fomenta. Si ustedes son católicos podría hacer una analogía entre que los Legionarios de Cristo no representan en el total del catolicismo como tampoco lo representa en el extremo contrario, la Teología de la Liberación. Ninguna corriente extremista puede representar por entero a una religión.
Entre la izquierda francesa como entre la izquierda española hay un pánico absoluto al fundamentalismo islámico al que nunca quieren ofender. Porque en su propia incultura confunden islam con fundamentalismo islámico.
El fundamentalismo islámico es una interpretación rigorista del Islam que justifica el uso de la violencia para alcanzar sus objetivos políticos . El fundamentalismo islámico es aquel que exige a sus mujeres que lleven velo a pesar de que el Corán no contiene ningún sura que diga que las mujeres deben llevar velo. El fundamentalismo islámico es aquel que amenaza, pese a que el Islam en principio es una religión de paz. El fundamentalismo islámico es aquel que cree en la sharia y que está propugnado desde los wahabistas y los salafistas, es decir, desde dictaduras nutridas de petrodólares a las que les viene muy bien engañar a sus creyentes con promesas del más allá para que no se planteen el por qué en el más acá ellos se mueren de hambre. Se mueren de hambre para que emires millonarios que les roban los recursos naturales puedan pasearse por el mundo en yates de 100 metros de eslora con prostitutas de lujo y ríos de Veuve Cliquot.
Pero esa es otra historia.
En cualquier caso, en una Francia feminista y laica se debería haber defendido el derecho de Mila a decir las barbaridades que le diera la gana. Podríamos haber criticado las formas. Pero ser una adolescente maleducada no es delito. Si no, la mayoría de los padres de adolescentes estaríamos ya arruinados por tener que pagar los gastos de representación legal de nuestros hijos e hijas.
Decir que alguien merece la muerte porque ha dicho que el Islam es una m***** es como decir que merece una violación porque iba en minifalda. O es como sugerir – como he leído en muchos foros- que Esther López de la Rosa – se busco lo que le pasó porque había bebido consumido cocaína y había quedado con tres hombres. Esto es: decir que alguien merece la muerte porque ha dicho que el Islam es una m***** es una puñetera barbaridad.
Por cierto, finalmente los acosadores de Mila fueron condenados a seis meses de cárcel.
Queers y trans, los caballos de Troya
La teoría queer es esa hija bastarda del posmodernismo que tomó por asalto en las universidades anglosajonas desde la década de 1990. Y que desde allí ha extendido sus tentáculos por medio de lobbies y de influyentes grupos de presión. Lo queer y trans se canaliza a través de partidos liberales, como es en España Ciudadanos, y afines a la ideología posmoderna como Unidas Podemos.
Las estructuras de poder trans-queer están operando como un arma renovada contra cualquier proyecto de emancipación social que antaño promoviera la izquierda y se han convertido en un auténtico caballo de Troya que ha desmantelado los antiguos partidos social demócratas.
La teoría queer, leída atentamente, no deja dudas de que -pese a que se presente como una teoría transgresora y revolucionaria – realmente esconde idealismo conservador, neoliberalismo global, misoginia, lesbofobia, y antifeminismo. No voy a extenderme sobre ello, pero si les interesa el tema, les remito al libro Nadie nace en un cuerpo equivocado.
Pasemos a otro caso.
Marguerite y la teoría queer
En septiembre de 2019, las paredes de París amanecieron con pegatinas denunciando los feminicidios en Francia. Grandes letras negras en mayúscula pintadas cada una sobre una hoja blanca en Din A4. Cada pegatina es una letra, en las letras componen nombres de mujeres asesinadas por sus parejas. Poco después la iniciativa se extiende a otras ciudades francesas.
Hay que recordar que Francia no tiene la ley integral contra la violencia de género. Y que Francia sí tiene tasa de feminicidios netamente superior que la de España: En el año 2021 han sido 113 las mujeres francesas asesinadas por sus maridos. Marguerite Stern, exmilitante del grupo Femen, fue la responsable de esta iniciativa, que consiguió combinar las fuerzas a centenares de activistas para organizar una acción colectiva sin precedentes.
Marguerite se había convertido en la poster girl del feminismo francés, una activista reconocida y respetada que daba entrevistas a diestro y siniestro. Nadie imaginaba que acabaría amenazada por sus propios compañeros de filas.
Todo a cuenta de un hilo de twitter.
«Tres temas dividen a las feministas»- dice en su hilo – «Prostitución, religiones, transactivismo. (…) No tengo problemas al declarar que la prostitución es violencia contra las mujeres (…), tampoco al decir que todas las religiones dañan de forma igual la dignidad de las mujeres. Pero en cuanto me expreso sobre el transactivismo me linchan. (…) Sus luchas copan cada vez más sitio en el movimiento feminista, cuando son ultraminoritarios».
La manifestación feminista del 8 de marzo del 2021 fue interrumpida por activistas queer y transgénero, que empezaron por arrojar varios huevos a Marguerite Stern. Lo fuerte vino después. Golpes, agresiones con sprays de pimienta, tirones de pelo, empellones, patadas…
Los activistas pro trans colgaron un cartel en la estatua de Marianne , el símbolo de la república, que decía «salvar a una trans, matar a una terf» .Terf es el acrónimo de feminista radical transexcluyente . Así llaman los transactivistas a las feminista de toda la vida.
Hay que tener en cuenta que el movimiento transactivista no lucha por los derechos de los transexuales. Esos derechos se están reconocidos tanto en Francia como en España. De hecho la ley del 2008 España es una de las leyes más completas para proteger a la población transexual.
Luchan por lo que se llama el paraguas trans.
Para ellos cualquier persona que no esté contenta con el sexo con el que nació, el sexo que ya venía inscrito en su ADN desde la concepción, un sexo que está determinado en cada una de sus células, es una persona trans.
Como he dicho antes, tanto en España como en Francia tú puedes decir que la Virgen María no existe, que la Iglesia Católica es un nido de pederastas, que el aborto no es un pecado sino un derecho…. Ningún problema. Pero según la ley de Irene Montero a mí me puede caer una multa de 130000 € si digo que el sexo es binario y que estás bellas jóvenes no son mujeres.
Las bellas mujeres. Iria, de la asociación Gatta Catana, Alex, portavoza de la asociación GYLDA, Emma, de la asociación EQUAL y marcos, «joven trans canaria no binaria» de FELGTB. Asociaciones subvencionadas, todas menos una.
Si no creen que esto es verdad, lo de que me puede caer 130.000 euros de multa si digo que esas chicas de hoy en día son mujeres, le pregunten a Proserpina, por favor.
Cuando Mélenchon anunció su intención de promulgar una ley de autoidentificación del sexo registral, tal y como promueve Irene Montero, perdió sin duda el voto feminista clásico. Lo mismo sucedió cuando Anne Hidalgo, del Partido Socialista, promulgó una serie de medidas pro LGTBI en el Ayuntamiento de París. Entre las asociaciones que Hidalgo subvencionaba, la gran mayoría eran queer.
Quizá entre los que ahora están votando a Le Pen haya muchas antiguas feministas que están aterrorizadas porque cada vez que van a una manifestación les golpean.
Quizá entre quien ahora vota a Le Pen haya padres de niñas como Mila a las que sus compañeros musulmanes radicales violentan y amenazan ( subrayo lo de musulmanes fundamentalistas porque tengo muchísimos amigos musulmanes que son pacíficos, tranquilos y demócratas) y que no pueden quejarse a riesgo de ser llamadas islamófobas.
Quizá ahora ustedes entiendan porque un 49% de los franceses encuestados creen que Marine le Pen es feminista.
Desde luego, ni Brigitte Macron, ni Segolene Royal ni la Ministra de Justicia se comportaron como si lo fueran.
Si le tratas mal, te dejará por otro
Una amiga mía estaba casada con un hombre con el que llevaba unos 10 años. No tenían hijos. Ese hombre estaba divorciado y tenía una hija del anterior matrimonio. La niña tenía un trastorno de conducta y llegó un momento en el que las peleas con su madre eran tan salvajes como para que la madre le enviara a vivir con su padre. Y por lo tanto también con mi amiga. La niña inmediatamente enfiló contra mi amiga a la que llamaba gorda, vieja, transfoba y no sé cuántas lindezas similares. (La cría es queer). El padre de la niña nunca defendía a mi amiga, su esposa.
Finalmente hubo una bronca muy gorda porque la niña de 13 años se estaba fumando un porro mientras estaba «estudiando» – es un decir- en su cuarto. Se dejó el porro sobre los apuntes y se quedó dormida y eso provocó un pequeño incendio. Hubo una bronca enorme entre madrastra y niña. La niña acabo agrediendo físicamente a la madrastra.
El padre no se interpuso ni defendió la madrastra. ¿Por qué? Pues porque si la niña volviera con su madre el padre estaría obligado a pagar 600 € al mes y sin embargo ahora el padre es él el que recibe ese dinero.
Mi amiga se divorció e inicio una relación con otro hombre. Un hombre que le respeta, le quiere, le trata bien y que además no tiene hijos. Su exmarido ha iniciado una campaña de desprestigio y asegura que se divorciaron porque su mujer le fue infiel. Es incapaz de reconocer que en realidad fue él quien envió a mi amiga a otros brazos.
Creo que Elon Musk ha sido muy clarividente cuando ha dicho que una de las razones de la caída de Netflix ha sido que se ha vendido al ideario woke.
De la misma manera creo que la bofetada mayúscula que se ha pegado la izquierda en Francia, con un partido socialista al borde de la desaparición, y un Mélenchon que ha quedado por detrás de la supuesta bestia negra invotable de Le Pen ha sido porque ha traicionado a sus votantes.
Cuando un partido niega la libertad de expresión, cuando de forma más o menos sutil apoya el acoso y las agresiones a mujeres, cuando no solo no lucha contra la violencia contra las mujeres sino que además fomenta la violencia contra las mujeres, cuando no solo no condena sino que apoya la prostitución, cuando traiciona al laicismo y y lo traiciona de forma selectiva, porque hay una religión que es apoyada y otra que es discriminada, entonces ese partido va traicionando a todo lo que supuestamente eran ideales de izquierda. ¿Le sorprende que entonces sus votantes sabes que han arropado con otros brazos?
Entonces, ¿es cierto que se avecina una ola ‘neocon’ sin precedentes?
Analicemos
Reino Unido. Se descubre que Primer Ministro ha estado montando fiestas en su propio despacho durante el confinamiento. Semejante revelación, en cualquier otro país, le hubiera supuesto la exigencia de una dimisión fulminante. Pero esto sucede en el Reino Unido, en un momento en que el partido laborista conoce sus horas más bajas. Inteligentemente, el gabinete de Johnson empieza a dictar medidas que exigían las mujeres laboristas, ésas a las que desde su propio partido insultan, amenazan y llaman TERF. Prohíbe la administración de bloqueadores de la pubertad a menores de 16 años, exige que los delincuentes sexuales aparezcan en los registros con mención a su sexo biológico y no a su identidad sentida, prohíbe las terapias de conversión, excepto en el caso de los pacientes transgénero, en los que se permite la terapia no afirmativa. La caída en picado de Johnson no solo se frena, sino que su popularidad remonta.
Hungría. Victoria absoluta de Orban
Miami. El gobernador Ron De Santis se enfrenta al gigante Disney, después de que desde redes sociales un directivo de la empresa decidiera comunicar que desde finales de 2022 el 50% de los futuros personajes de sus nuevas producciones serán de la comunidad LGTBIQ+
De Santis ultima una ley para retirarle a Disney su estatus especial de gobierno propio en Florida. Días después de la noticia, la popularidad de De Santis se dispara. Un 60 por ciento de los encuestados le votarían.
La ley aprobada se ve como una represalia de De Santis por la oposición de los ejecutivos de la empresa a una ley que prohíbe hablar sobre orientación sexual y diversidad de género, e implantar teorías queer, en las escuelas primarias de Florida.
Tanto el neoconservadurismo como el posliberalismo surgieron como críticas a la ideología liberal dominante de su época en la política, la cultura y la economía. De hecho, muchos neoconservadores comenzaron su vida política en la izquierda. En su ensayo de 1979, Confessions of a true self-confessed ‘neoconservative, Irving Kristol, un extrotskista, escribió que los neoconservadores estaban «provocados por la desilusión con el liberalismo contemporáneo».
No todos los posliberales de hoy comenzaron su vida en la izquierda, y no todos los neocons de hoy lo hicieron (muchos sí) pero la crítica del neoliberalismo woke a menudo sigue un camino similar a la crítica del liberalismo de los años 50. Tanto los posliberales, como los rojipardos, como los neorancios, como los neocon, analizan las formas en que el neoliberalismo global ha fallado y se preguntan cómo dio a luz una tensión anti neoliberal tanto en la izquierda como en la derecha.
Estos paralelismos neoconservadores/posliberales -es decir, este parecido entre los neocon y los rojipardos- son más que un simple juego de salón extremadamente raro. Son un antídoto contra el delirio woke.
Lo woke nada tiene que ver con la izquierda.
Los postulados de la izquierda fueron siempre materialistas, y nada tienen que ver con teorías idealistas como la queer. Fueron siempre laicos, nada tienen que ver con la defensa a ultranza del islam o de cualquier otra religión. Fueron, desde Marx y Engels, abolicionistas de la prostitución, y nada tienen que ver con una corriente que utiliza el eufemismo «trabajo sexual». Fueron siempre defensores de la libertad de expresión y nada tienen que ver con la cultura de la cancelación o con las agresiones y amenazas a quien piensa diferente.
La ola neocon que se avecina surge precisamente desde los rebotados de los delirios woke. Los adalides de la nueva derecha son los herederos de un caldo intelectual más rico de lo que muchos parecen darse cuenta, o de lo que la izquierda autosentida, ésa que se identifica como izquierda aunque no lo sea, les quiere reconocer.
Dado que «neoconservador» es poco más que un insulto en estos días, sospecho que la mayoría de los que me leen se resistirán a esta comparación. Pero eso sería un error. Hace medio siglo, algunas de las mentes más agudas de Occidente elaboraron una crítica incisiva del liberalismo de posguerra. Hoy, las nuevas derechas están tratando de hacer lo mismo con el neoliberalismo woke.
Serían tontos si no aprendieran de aquellos cuyos pasos están siguiendo.
Pero más tontos aún me parecen los partidos de izquierda – de falsa izquierda en realidad- que se limitan a repetir como un mantra «que viene la ultraderecha», una y otra vez.
Sin darse cuenta de que si la ultraderecha viene es porque ellos le han abierto el camino y se lo han alfombrado de rosas.