El hombre más rico del mundo ya tiene la red social más influyente. Musk ya utilizaba Twitter como un potente altavoz, pero su vía para comunicarse era a través de tuits. En el futuro podrá hacerlo con sus propias decisiones estratégicas sobre la plataforma. La libertad de expresión es el concepto más repetido por el propio Musk; un tema tan controvertido como de pura actualidad. En un contexto de fuerte regulación de la tecnología, el controvertido magnate ha decidido tomar la iniciativa.
Twitter como arma política frente a Europa y EEUU. Como dueño de Twitter, el impacto de Musk adquiere una nueva dimensión. Una muy ligada al mundo político. La restauración de la cuenta de Donald Trump está encima de la mesa, pero es solo la punta del iceberg.
Por parte de la Comisión Europea se ha acordado la Ley de Servicios Digitales (DSA), que puede entrar en conflicto con las decisiones de Musk.
“Sean coches o redes sociales, cualquier compañía que opere en Europa debe cumplir con nuestras reglas, sin importar su accionariado. Musk lo sabe bien”, avisa Thierry Breton, comisario de Interior europeo.
Desde Estados Unidos, se ha planteado la reforma de la Sección 230. Hasta ahora, la responsabilidad de las plataformas es limitada, pero eso podría cambiar. Si el lobby tecnológico era contrario a esta reforma, con Musk el choque contra la Administración Biden respecto a este asunto puede alcanzar cotas más altas. Y es que si hay una red social afectada por una posible reforma, esa es Twitter.
Lo de Bezos y el Washington Post ahora parece insignificante. Cuando Jeff Bezos, fundador de Amazon, compró el Washington Post era la persona más rica del mundo. Ahora es la segunda. Bezos ha sido superado por Musk no solo en riqueza, también en influencia sobre el debate público. Pese a tener una relación antagónica, sus movimientos guardan bastante relación.
Vemos una tendencia de grandes millonarios de nuestra era con acceso a plataformas mediáticas enormes. Unas plataformas con las que poder canalizar su opinión sobre determinados temas. No se trata de intervenir directamente en determinadas columnas o noticias, pero sí ayudar a establecer una línea editorial o una postura sobre el debate público acorde con su visión del mundo.
No son los únicos. Bernard Arnault, director general de la firma de lujo LVMH y tercera persona más rica del mundo, ha mantenido hasta hace poco una fuerte participación en el grupo Lagardère.
Gautam Adani, millonario indio y quinta persona más rica del mundo, también ha decidido invertir en el negocio de los medios de comunicación, para “proteger su reputación ejerciendo un mayor control sobre los informes de sus actividades”, según apunta el grupo Adani Watch.
Atacando al rival a través de sus medios. “Según los números, Twitter no es la plataforma de redes sociales más exitosa, ni siquiera es la más influyente en el mercado”, reza una columna del Washington Post que bien podría haber escrito el propio Jeff Bezos. Y no ha sido la única noticia en esta dirección.
Conocida es su rivalidad, pero desde la compra de Twitter ha sido más directa. En la propia plataforma de Twitter, Jeff Bezos apuntó contra Musk indicando una posible relación con el gobierno chino y su influencia a la hora de condicionar la censura en Twitter.
La información es poder. La relación de las personas más poderosas con los medios de comunicación ha sido una constante en la historia. Controlar las principales cabeceras ha sido una maniobra muy repetida y de hecho los primeros periódicos nacieron con esta motivación. Presidentes como Benjamin Franklin ayudaron a crear los primeros periódicos. Rupert Murdoch, Carlos Slim o Silvio Berlusconi son nombres que vienen a la cabeza cuando se relaciona el poder con los medios de comunicación.
Musk da un paso más en esta estrecha historia entre el debate público y los medios de comunicación. Entendiendo que la información está tan fragmentada que es difícil que un solo medio de comunicación tenga tanta influencia. Para poder llegar a tener peso en lo que se dice y cómo se dice, es más fácil ir directamente al campo de batalla. Musk quizás no controle la conversación, pero sí jugará en casa.
Imagen de portada editada | Tesla Owners Club Belgium