Para los republicanos, la llegada de residentes sin autorización, migrantes indocumentados o ilegales, como se les quiera decir, es preocupante a niveles casi paranoicos. Nada nuevo bajo el sol, pero a veces resulta brutal constatarlo en cifras, como lo hizo una reciente encuesta de la empresa Gallup, que puso en claro que seis de cada 10 republicanos se preocupan por la llegada de indocumentados.
Para sus rivales políticos, los demócratas, la cifra es muy distinta: sólo dos de cada 10. Peor aún, sólo cinco por ciento de los estadounidenses considera la inmigración como una cuestión de importancia primordial.
Pero los desacuerdos sobre políticas y las presiones que hoy jalonean a las partes en pugna en Washington reflejan la polarización de los Estados Unidos: las opiniones del país sobre la inmigración son lo más divergentes posible.
A seis meses de las elecciones legislativas de medio término y enormes posibilidades de lograr la mayoría en ambas cámaras, republicanos aprovechan el tema migratorio y el supuesto descontrol en la frontera con México para azuzar a sus partidarios y atacar al Partido Demócrata.
Eso, por supuesto, pone a los demócratas a la defensiva y en problemas internos, ya que sectores centristas temen que la propaganda republicana tenga impacto en los independientes.
Ese es el telón de fondo para el debate que rodea el proyecto del mandatario Joe Biden para terminar con la política de deportación justificada con el llamado Título 42, impuesta por el gobierno del presidente Donald Trump y que se presentó originalmente como una medida para deportar a los migrantes que llegaban a la frontera Estados Unidos-México sin posibilidad de asilo, debido a la pandemia de coronavirus.
La decisión de Biden revitalizó lo que ha sido por décadas un debate brutal sobre el mejor camino a seguir para una política de inmigración integral, ahora que la emergencia provocada por la pandemia de COVID-19 parece estar en una fase diferente. El hecho en todo caso es que mientras Biden y sus aliados proponen el final del Título 42, líderes republicanos encabezados por el propio Trump tratan de aprovechar la preocupación para crear alarma entre sus partidarios.
Trump y sus aliados han evocado las presiones comerciales que han usado, y creen pueden usar, para que el gobierno mexicano ayude a evitar la llegada de migrantes centroamericanos.
Biden, a su vez, está bajo presión de los grupos promigrantes, incluso los legisladores hispánicos, para defender la cancelación del Título 42 y practicar una política migratoria más abierta y humana.
En ese marco, la relación con México adquiere importancia, tanto como por su condición de país fronterizo como por ser origen y punto de paso para inmigrantes. Ahí está una de las razones de la intensidad de las relaciones bilaterales y del encuentro virtual que Biden y el presidente Andrés Manuel López Obrador sostendrán este viernes.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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