Se espera que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, gane un segundo mandato en el Palacio del Elíseo en la segunda vuelta electoral del domingo contra la retadora de extrema derecha Marine Le Pen, pues obtuvo el 27,8 por ciento de los votos contra el 23,1 por ciento de ella en la primera vuelta, y encabezó las encuestas a lo largo de la campaña para la primera ronda.
Macron impresionó a los espectadores durante el largo debate televisivo del miércoles por la noche con Le Pen, en el que se mostró combativo e incluso un poco altivo, desafiando a su oponente por los vínculos financieros de su partido con Vladimir Putin y Rusia, y cuestionando su competencia para gobernar.
Sin embargo, la permanencia del titular en el poder está lejos de ser una formalidad, a pesar de las encuestas positivas a su favor, ya que gran parte del público francés no está impresionado por sus políticas pro-Europa y proempresariales en un momento en el que Francia está sumida en una crisis del costo de vida impulsada por la inflación.
Muchos votantes apoyan el cambio radical que representa Le Pen, especialmente ahora que ha tomado medidas para desintoxicar a su partido y volver a enfocarse en las preocupaciones nacionales, aunque, para muchos, su retórica de línea dura contra la inmigración sigue siendo una píldora demasiado amarga para tragar.
Cuando Macron fue elegido en 2017, se convirtió en el presidente de la república más joven en la historia de Francia con solo 39 años.
Desde entonces, ha liderado al país a través de cinco años de agitación nacional e internacional, desde las protestas de los “gilet jaunes” (chalecos amarillos) en las calles de París contra el aumento de los impuestos al combustible hasta la pandemia del coronavirus.
Quizá la mejor representación de los altibajos de su primer mandato está en el contraste entre la famosa fotografía suya celebrando la victoria de Francia por 4-2 en la final de la Copa del Mundo sobre Croacia en Moscú en julio de 2018, y su regreso a la capital rusa cuatro años después para implorar a Putin que no invadiera a la vecina Ucrania, cuando lo mantuvieron a una distancia estricta en el otro extremo de una larga mesa de banquetes.
En cuanto a sus antecedentes y vida personal, Macron nació en Amiens, al norte de París, el 21 de diciembre de 1977. Su padre, Jean-Michel, fue profesor de neurología en la Universidad de Picard y su madre, Francoise, médica.
Tiene dos hermanos menores, Laurent y Estelle, y un bisabuelo paterno, George William Robertson, originario de Bristol.
Los Macron no eran una familia religiosa, pero su hijo mayor fue bautizado como católico a los 12 años por iniciativa propia. Sin embargo, Macron ha dicho posteriormente que se considera un agnóstico.
Cuando era adolescente, Macron se educó en el instituto jesuita Lycee la Providence en su ciudad natal y fue aquí donde conoció por primera vez a la profesora de literatura Brigitte Auziere de quien se enamoró y con quien luego se casaría, a pesar de que ella era 25 años mayor que él y de que ella ya estaba casada y tenía tres hijos.
La pareja estrechó sus lazos durante un taller de teatro que se preparaba para una producción de la obra italiana El arte de la comedia (1964) de Eduardo de Filippo, lo que provocó la preocupación de los padres de Macron, quienes lo enviaron a terminar sus estudios en el élite Lycee Henri-IV en París.
Él cumplió, a regañadientes, pero le prometió a quien entonces se apellidaba Auziere que volvería por ella.
“Un amor muchas veces clandestino, muchas veces escondido, incomprendido por muchos antes de imponerse”, así describió su relación en sus memorias.
“Estaba totalmente encantada con su inteligencia”, confesó una vez Brigitte Macron en un documental de France 3. “Él no era como los demás”.
Un compañero de clase citado por Le Parisien recordó: “En clase, ella siempre lo usaba como ejemplo. Estaba completamente encantada con su talento literario. Él escribía poemas todo el tiempo y ella los leía en voz alta”.
Macron pasó a estudiar filosofía en la Universidad de Paris-Ouest Nanterre La Defense, donde escribió una tesis sobre Maquiavelo y Hegel, obtuvo una maestría en asuntos públicos en Sciences Po, donde se especializó en gobernanza y economía y se formó para el servicio civil, y finalmente se graduó de la Ecole Nationale d’Administration en 2004 después de realizar un entrenamiento en una embajada francesa en Nigeria.
Entre 2004 y 2008, trabajó como Inspector en la Inspección General de Finanzas, una rama del Ministerio de Finanzas francés.
Fue durante este periodo cuando Auziere terminó su matrimonio de 32 años con el banquero Andre-Louis Auziere para casarse con él. Su boda tuvo lugar en octubre de 2007 y Macron se convirtió en el padrastro de los hijos de ella: Sebastien Auziere, ingeniero; Laurence Auziere-Jourdan, cardióloga; y Tiphaine Auziere, abogada.
Después de convertirse en banquero de inversiones en Rothschild & Co entre 2008 y 2012, Macron ingresó a la política cuando fue nombrado secretario general adjunto por el presidente francés Francois Hollande poco después de su elección en mayo de 2012, lo que lo convirtió en uno de los asesores principales en un puesto de influencia.
A partir de ahí, fue designado para el gabinete francés como Ministro de Economía, Industria y Asuntos Digitales en agosto de 2014 por el primer ministro Manuel Valls, y cumplió dos años en el cargo antes de renunciar, abandonar el Partido Socialista y postularse como un candidato centrista, proempresarial por La Republique En Marche.
Durante esa campaña se enfrentó y venció a Le Pen en la competencia para suceder a Hollande. La causa de Le Pen resultó perjudicada por una exhibición desastrosa durante el debate televisado de ese año en la que perdió la compostura, confundió sus notas y dio la impresión de estar mal preparada. El resto es historia.
En un tema ajeno al gobierno, Macron y su esposa (que ha demostrado ser un activo en el escenario mundial, sobre todo por tratar con tanta amabilidad a personas como Donald y Melania Trump en la Casa Blanca, o Boris Johnson y Carrie Johnson en la reunión del G7 del verano pasado en Cornualles) tienen un labrador retriever-griffon negro adoptado llamado Nemo.
En su tiempo libre, el presidente es un consumado pianista, un gran seguidor del Olympique de Marsella y aficionado al esquí, el tenis y el boxeo.