El rubro ovino continúa siendo un buen negocio, impulsado por el valor de la carne ovina. Esta actividad brinda oportunidades a todos los productores, sin importar su escala y afinca a la familia en la tierra. El gran desafío de Uruguay es continuar valorizando su producción, tanto por el lado de la carne, como en lanas, pero con un stock menor, porque la alta faena de vientres se hará sentir.
La cadena ovina comienza a discutir la posibilidad de transitar el camino de la valorización ambiental, explotando otra herramienta que pueda abrirle camino en los mercados más selectos, derribando barreras no arancelarias que ya están impuestas.
La carne ovina sigue con demanda firme, con China a la cabeza que lleva toda la res con hueso, incluídos capones y ovejas. A su vez, Brasil sigue demandando y todavía falta volumen para abastecer con corderos de alta calidad ese mercado. El otro gran destino, como lo es Estados Unidos para los corderos procedentes de los compartimentos de alta bioseguridad, sigue pidiendo más producción y la apuesta a incrementar los volúmenes sigue vigente, logrando valorizar la recría y dinamizando toda la cadena, porque esos compartimentos demandan un cordero con mayor preparación y un estricto paquete sanitario.
Analizando el mercado de las lanas, la gran limitante continúa siendo la colocación de lanas medias y gruesas, que desde hace dos años perdieron fluidez en sus ventas. En el otro extremo, las lanas finas siguen con una demanda fluida y buenos valores.
Negocio. “El ovino es un buen negocio porque permite una buena rentabilidad”, aseguró a El País el Dr. Jorge Bonino Morlán, asesor privado, ex técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana y especialista referente para los compartimentos ovinos de alta bioseguridad que le permitieron a Uruguay poder entrar con carne ovina con hueso en Estados Unidos.
“De una oveja se saca el cordero y la lana. En un año entero el productor saca el valor de ese animal, más los gastos que haya podido tener en alimentación y sanidad”, explicó el profesional.
La especie ovina tiene la ventaja de contar con un ciclo reproductivo corto: son cinco meses de gestación, dos de encarnerada y dos de destete, donde se puede llegar a pesos de faena. “En prácticamente 10 meses se recupera el dinero invertido”, afirmó Bonino.
Por otro lado, el ovino se adapta a cualquier sistema productivo del Uruguay, se puede utilizar en los puentes verdes (sobre los forrajes que se plantan entre cultivo y cultivo), puede pastorear tras los laboreos porque no compactan ni afectan el manejo del suelo y se puede usar en predios forestales. La explotación más común es el sistema mixto, donde convive con los bovinos sin competir en cuanto a las pasturas que demanda, sea en campos naturales o mejorados. De este modo, es un rubro complementario que también genera ingresos extras. “Es por todo eso que sostengo que el ovino es un buen negocio”, dijo tajante Bonino.
A los pequeños y medianos productores, el ovino le permite afincarse en la tierra y tener un buen ingreso, porque Uruguay tiene otra enorme ventaja: le sobra cultura ovina.
Es probable que en este ejercicio ganadero el stock vuelva a bajar, producto de la alta faena y otros problemas que enfrenta el rubro, pero se sigue profesionalizando cada vez más.
Hoy la situación de las majadas es buena. “En las inseminaciones y en las encarneradas se aprecia que hay buen celo, los carneros en buen estado y hay que apuntar a cumplir con las medidas de manejo y nutrición que ya se deberían haber tomado, para que esta encarnerada sea lo más exitosa para poder tener un mayor número de corderos”, enfatizó Bonino.
Respecto a los desafíos del rubro, el asesor privado estimó que “el principal es aumentar la productividad y con eso vamos a comenzar a aumentar el stock, pero también vamos a tener stock para producir carne, donde hay valores verdaderamente interesantes y buena demanda”. Todos los sistemas, por más que tengan orientaciones laneras, también producen carne y con ella se defienden.
Desde la óptica de la Dra. Georget Banchero, la nueva jefa del Programa Carne y Lana del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), desde el lado de la investigación el rubro ovino “casi no tiene desafíos”.
Según su visión los desafíos no son técnicos, pasan, por ejemplo, por mejorar la comercialización, porque la salida del producto de los predios es clave para el productor mantenga el negocio y no se desestimule. A veces sucede que “llega el momento y se tranca la comercialización de corderos y el negocio no sale, hay que seguirle dando de comer a los animales porque no hay colocación”, lo que suma costos, explicó la especialista de INIA.
Banchero reconoce que Uruguay “es un productor de carne bovina” y en el rubro ovino “hacen falta más incentivos para que pueda despegar. Faltan más señales para que el negocio sea visto como más atractivo por el productor. Se precisan señales más claras”. Uruguay tiene un potencial enorme para producir más corderos y de altísima calidad. “Hay un abanico de ofertas de razas, de alimentación y manejo que permiten producir más. Tecnología hay y la gente la adopta, no tienen miedo de suplementar ni de hacer cruzamientos”, sostiene Banchero.
Mirando los mercados para el rubro ovino, siguen faltando destinos para colocar cortes con hueso, porque el partido en esta especie se juega con hueso. Sigue pendiente la apertura de Unión Europea, Israel y otros destinos de alto valor para cortes con hueso procedente de corderos producidos por los compartimentos ovinos de alta bioseguridad. Abrir esos destinos es clave para valorizar más la producción. A su vez, hay que mejorar aranceles, porque en los principales mercados de carne ovina Uruguay compite con Australia y Nueva Zelanda, que con sus Tratados de Libre Comercio entran con ventajas arancelarias en nichos de alto valor, además de poder exportar cortes con hueso, a diferencia de Uruguay que la sigue peleando.
En el rubro lanas, Uruguay tuvo un enorme avance y desde el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), se impulsaron muchas acciones para mejorar el acondicionamiento del textil y su presentación. A su vez, en el marco de una alianza entre el sector privado y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Uruguay demostró que tiene el potencial de producir lanas finas y superfinas, que son demandadas en las más afamadas pasarelas de moda del mundo.
Ahora, el Secretariado Uruguayo de la Lana comienza discutir con los productores de lanas superfinas la posibilidad de crear una nueva grifa, pero que esté más arriba de la grifa verde, la herramienta generada por la institución que puede ser utilizada únicamente por las empresas de esquila acreditadas para ser colocadas en lotes de majadas con buenas condiciones.
Sin embargo, más allá de los avances en carne y lana, hay limitantes que persisten en el tiempo y que erosionan la confianza del productor.
En ese sentido, el presidente del SUL, Miguel Sanguinetti Gallinal, afirmó a El País que “el abigeato, los daños provocados por predadores y la mosca de la bichera, son temas que afectan la confianza del productor”.
Explicó que “al productor que le robaron las ovejas le cuesta muchísimo recobrar la confianza”.
También reconoció que “a los ataques de perros a las majadas no se le encontró la vuelta y lamentablemente continúa el problema en muchas zonas”. Por eso, Sanguinetti consideró que “hay que apretar el pedal a fondo y ver qué soluciones surgen para evitar más daños. Creo que lo que se está haciendo hasta ahora no dio resultados”, remarcó el presidente del SUL.
El titular del SUL dijo que cuando se habla de políticas para el rubro ovino, también se remarca como fundamental la erradicación de la mosca de la bichera.
“Esta parasitosis es un tema grave para el ovino y afecta el ánimo del productor. Las pérdidas que ocasiona son altas” Y fue crítico al señalar: “es un tema fundamental al que no se le está dando la importancia que tiene y es muy relevante en el sector. Si se elimina esta parasitosis ayudaría a aumentar el stock ovino. La mano de obra en el campo escasea y este tipo de problema sanitario demanda mucho personal, además
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