Según informó el Departamento de Estado en un comunicado, Antony Blinken mantendrá encuentros con el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo; con la canciller panameña, Erika Mouynes; y con representantes de bancos multilaterales de desarrollo, de instituciones financieras internacionales y de organizaciones no gubernamentales.
Foto: Bienvenido Velasco
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, comenzó en Panamá una nueva acción diplomática para controlar la migración irregular en América Latina, una fuerte problemática en la región.
El viaje de dos días, el primero del jefe de la diplomacia estadounidense a América Latina este año, se produce semanas antes de que el gobierno del presidente Joe Biden ponga fin a las restricciones por la pandemia que permitieron expulsar rápidamente a migrantes a México.
Blinken y el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunirán el miércoles en Ciudad de Panamá con sus homólogos de más de 20 países de las Américas para hablar de cooperación en materia de migración. Se trata de una antesala de la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Los Ángeles en junio de este año, donde se abordará este tema.
Durante una reunión con el presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, Blinken destacó la “importancia de la cooperación regional” para garantizar una migración “segura, ordenada y humana”, según informó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price. El jefe de la diplomacia estadounidense también enfatizó en la importancia de “estar juntos” contra la invasión de Rusia a Ucrania, que ha provocado la huida de más de 4,9 millones de personas.
Cifras históricas
Las negociaciones de Panamá, precedidas por una reunión regional similar en Colombia en octubre del año pasado, tienen como objetivo impulsar el apoyo a las naciones que reciben refugiados, incluso a través de instituciones multinacionales.
“Ahora hay más gente moviéndose alrededor del mundo -desplazados de sus casas- que en cualquier momento desde la Segunda Guerra Mundial, y lo estamos sintiendo aquí, en nuestro hemisferio”, dijo Blinken antes del inicio de las conversaciones.
Las autoridades estadounidenses detuvieron a más de 221.000 personas en la frontera con México en marzo, la cifra más alta en un solo mes en más de dos décadas. Ciudadanos de El Salvador, Guatemala, Haití y Honduras huyen de la pobreza extrema, la violencia desenfrenada y los desastres naturales agravados por el cambio climático.
La inhóspita selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, también se ha convertido en un corredor para la migración irregular que, desde Sudamérica, trata de cruzar América Central hacia Estados Unidos. En 2021, más de 133.000 personas cruzaron esa jungla panameña, una cifra récord que superó lo acumulado entre 2010 y 2020, mientras que en 2022 ya la atravesaron más de 13.000, más del doble que en el mismo período del año anterior. En su mayoría son venezolanos, haitianos, senegaleses y cubanos. Además, el año pasado, se estima que al menos 51 personas fallecieron en el intento de cruzar la selva, donde los migrantes se enfrentan a animales salvajes, ríos caudalosos y grupos criminales.
La crisis económica y política de Venezuela ha provocado un éxodo de más de seis millones de personas, siendo Colombia el principal más de recepción de migrantes.
Desde que llegó a la Casa Blanca, el presidente Joe Biden ha prometido analizar las causas profundas de la migración y adoptar un enfoque más humano que el de Donald Trump. Sin embargo, los tribunales lo obligaron a mantener una política de su antecesor en virtud de la cual los migrantes esperan en México mientras se procesan sus casos, a pesar de las críticas de los defensores de los refugiados. El 23 de mayo, el gobierno pondrá fin, no obstante, a otra política del expresidente, quien esgrimió la crisis del coronavirus para expulsar de inmediato a los migrantes, afirmando que lo hacía para frenar la pandemia.
Menos interés
Las autoridades temen que la atención por la migración irregular por América Latina pueda desviarse por la crisis en Ucrania. Mientras casi 100 millones de personas han huido de sus hogares en todo el mundo como parte de la crisis migratoria, en Ucrania se produce un desplazamiento masivo desde que Rusia la invadió en febrero. “Habrá cada vez menos interés por parte de la comunidad internacional para apoyar a los migrantes en el Hemisferio Occidental mientras tenemos una gran crisis migratoria provocada por Rusia”, estimó Jason Marczak, experto en América Latina del grupo de reflexión Atlantic Council.
Biden prometió acoger a 100.000 refugiados ucranianos, lo que provocó pocas protestas del Partido Republicano del expresidente Donald Trump, generalmente opuesto a la inmigración.
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