El Mundo
Entrevista a Cuca Gamarra: “La solución a esta crisis sólo podrá llegar a través de un cambio de Gobierno”. “Ortuzar culpa al “egoísmo” de PSOE y de PP el haber facilitado que “los fachas de Vox” gobiernen con Mañueco”. Y es que al nacionalista feroz se le fue la pinza en el Aberri Eguna. Le responde Santiago González. “Es mucho desahogo para un partido que ha basado su poder en el hecho de que una banda terrorista con la que guardaba alguna afinidad ideológica asesinaba a sus adversarios. Es lo que hay”.
Según el editorial es que están asustados por el tema de la pasta. El aquelarre nacionalista de ayer “nos ha dejado este año la desfachatez de un PNV que cree que puede rebañar votos con el discurso del cordón sanitario en España a «los fachas de Vox» mientras tendía ayer sin disimulos la mano a Bildu”. “La virulencia del PNV con Vox -una formación que en el País Vasco todavía tiene una presencia más que discreta- se debe también a otro motivo de seria preocupación para la formación nacionalista, que por supuesto nada tiene que ver con la calidad democrática, antes al contrario. Y es que los peneuvistas miran a las encuestas y temen que se les pueda estar a punto de acabar el gran chollo del chantaje en el Congreso”. Al PNV solo le mueve el parné.
Y es que puede que a Feijóo no le hagan la falta los votos del PNV si gana las elecciones, “acostumbrados a sacar tajadas desvergonzadas”, que es lo único que han hecho en el Congreso. Y adiós al chollo.
Federico Jiménez Losantos dice que “el problema no es que Sánchez vete a Vox, sino que lo vete Bildu. Lo demás viene por añadidura: PSOE, Podemos, BNG, Compromís, la CUP y demás rufianes siguen su estela, porque le confieren a Otegi la legitimidad democrática que le niegan a Abascal. Lo esencial es que el partido de ETA, que, como predijo Mayor Oreja, recuperará cualquier día su nombre verdadero -ni Sortu, ni Machu ni Pichu, la ETA de siempre-, no acepta a Vox, partido constitucional español, en el presente ni en el futuro del País Vasco y Navarra, donde apedrea y manda. El proceso revolucionario sigue, Vox es un obstáculo, y Sánchez finge no ver ni lo uno ni lo otro. Pero hace y predica lo mismo que ETA: el veto a Vox”. Y mientras, Vox crece, crece y crece sin parar.
El País
“España reconoce ante Bruselas que su plan para abaratar la luz obliga a restringir las ventas de gas a Francia”. El Gobierno ha filtrado a su órgano de propaganda el plan que va a presentar a la UE. Veremos qué responde Bruselas.
El País pide más ayuda para Ucrania. “El Kremlin quiere sentarse a negociar con una posición de fuerza, y de ahí la virulencia siempre creciente de sus ataques y las atrocidades sistemáticas que acompañan el paso de sus tropas. La única forma de alcanzar una paz digna de tal nombre es que Putin sea derrotado y venzan la libertad y la democracia ucranias, cuestión que requiere mayor determinación y algún esfuerzo más por parte de los europeos, en concreto el cierre inmediato del grifo con que se sufraga esta guerra infame”, presiona a Alemania.
Marta Sanz da la matraca antiVox del día. “Mis pesadillas se hicieron realidad. La alianza de Mañueco con Vox excede los peores pronósticos: inmigración ordenada, ley de violencia intrafamiliar y ley de concordia”. Qué pesadillas más raras tiene Marta. Muchos españoles vivimos la realidad de la pesadilla de que nos gobierne un embustero con una banda violenta de ultraizquierda, filoterroristas y golpistas. Eso no es una pesadilla, es una realidad.
ABC
“Moncloa usa algoritmos para saber al minuto lo que se dice de Sánchez”. Qué forma de complicarse la vida. Basta con bajar al bar de la esquina. O que baje el presidente a la calle, que se lo dirán a la cara. Dice el editorial que “esta concentración de esfuerzos en la propaganda y la información oficializada corre en paralelo a un abandono constante de los cauces propios del sometimiento del Gobierno a los controles propios de la democracia parlamentaria. La suplantación de las vías del parlamentarismo por la exaltación del personaje -como aquellos aplausos con los que fue recibido por su corte de ministros tras volver de Bruselas- es un indicio de tendencias autoritarias. Para Sánchez y sus apologistas, la crítica es una deslealtad; el voto en contra, una falta de patriotismo. El narcisismo no es una buena práctica democrática, pero si se cae en ella, al menos que no sea con cargo al dinero público”. Vaya manera más tonta de tirar el dinero.
Jesús Lillo comenta lo del Aberri Eguna en Navarra. “Pese a las dificultades lingüísticas, lo que sucede en Ucrania es mucho más sencillo de explicar y entender, pero es que en Ucrania no existe el PSOE. Al lado de Sánchez, Putin es un bendito, con sus cosas, para qué negarlo, pero un bendito, por lo ortodoxo”, dice sin cortarse un pelo por la que le pueda caer en las redes. “Es Sánchez el que está detrás de todo este enredo territorial y político. Metió a EH Bildu en la dirección del Estado para dar carpetazo al pasado reciente de ETA y ponerse a hablar de las cunetas del franquismo, que ahora es Vox, como antes lo era el PP prepandémico”. Y Ciudadanos. Para el PSOE todo el que no sea sanchista, etarra o separtatista es un facha.
“El PNV se prepara para un cambio de ciclo y se ofrece al PP en sustitución de ‘los fachas’ de Vox. La excusa es aislar a Vox -los fachas de ahora- y salvar al PP -los fachas de toda la vida- para salvarse ellos”. Lo que temen es perder la baza para hacer chantaje a todos los gobiernos como vienen haciendo toda la democracia.
La Razón
“El PP de Feijóo saca 24 escaños al PSOE de Sánchez”. Nos van a freír a encuestas. Destaca el editorial el “trasvase de más de 400.000 votos socialistas hacia las filas del PP, lo que demostraría, por un lado, el acierto de Alberto Núñez Feijóo al buscar espacios en el centro político, y el escaso efecto de la campaña gubernamental de fomentar el miedo a la ultraderecha”.
Y Marhuenda lo corrobora. “Las encuestas muestran este fuerte crecimiento porque los votantes perciben que es posible la victoria. Feijóo es un candidato creíble, coherente y eficaz. No les preocupa Vox, porque saben que es una derecha patriótica y radical, pero no son ultras, homófobos, machistas o racistas. Esa basura ideológica es solo propaganda y fake news de la izquierda política y mediática”. Tan sobreactuada que resultan ridículos. Y cansinos. Pero parece que no se quieren enterar. Como dice Carmen Morodo “resulta que Vox no da ya tanto miedo, ni siquiera a la izquierda. Da mucho más miedo tener el bolsillo vacío y sin ahorrillos de los que echar mano. ¿Y si se dan una vuelta por alguno de los barrios más populares de las principales capitales españolas? Lo pillarán al vuelo”. Y si no, al menos que miren los resultados electorales en Madrid y Castilla y León. Y sin algoritmos.