Por Jorge Enrique Fuentes Ruiz/Radio Cadena Agramonte.
¿Quién es el verdadero responsable de la migración irregular cubana hacia el norte? ¿Qué ente gubernamental insta a un flujo internacional de personas bajo el “estricto cumplimiento de las normas y protocolos de bioseguridad”, cuando en realidad todo su aparataje jurídico propicia paradójicamente el tráfico ilegal de seres humanos?
La respuesta es sencilla: Estados Unidos de América. Y no es que tengamos una idea fija en torno al imperialismo yanqui, sino que tristemente la realidad así lo confirma una y otra vez.
En el artículo Migración irregular: causas, tipos y dimensiones regionales, el ilustre profesor australiano de Sociología, Stephen Castles, de la Universidad de Sydney, define el referido problema de la oleada poblacional como “una consecuencia del desequilibrio entre la demanda laboral en los países de destino y la capacidad o la voluntad de los gobiernos a establecer los canales legales de migración”.
Más adelante agrega que “la migración se ha politizado enormemente en muchos países, y como vía de escape los políticos prefieren hacerse los de la vista gorda a las formas peligrosas y de explotación de la migración irregular”, antes “que satisfacer las demandas de los empleadores”.
Sentencia el catedrático australiano que este fenómeno se puede encontrar en todo el mundo.
Pero, cómo se desarrolla en la realidad del archipiélago el controversial el tema migración respecto a los Estados Unidos de América y sus obligaciones en este sentido al amparo de las resoluciones, los tratados y convenciones del Derecho Internacional.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba condena el incumplimiento sostenido de Estados Unidos de América en la obligación de otorgar no menos de 20 mil visas anuales a emigrantes, en virtud de acuerdos bilaterales, al evidenciarse que las pocas concedidas son procesadas en Guyana, tras casi cinco años de injustificada paralización de los servicios consulares en su embajada en La Habana.
El gobierno cubano también denunció la fácil y creativa habilidad del vecino del norte de anunciar supuestos beneficios, como la reanudación de servicios consulares, suspendidos desde el 2107 a causa de misteriosas agresiones sónicas y alegados incidentes de salud de diplomáticos yanquis, no verificables por la ciencia, limitándose el procesamiento de visas a una única categoría, lo que perjudica al pueblo.
¿Qué se persigue con todo esto? Pues muy sencillo: politizar el panorama migratorio con el propósito de demostrar que Cuba es un país indeseable para vivir, crear malestar en la población, intentar culpar al gobierno revolucionario de su incompetencia como sujeto que deba contribuir a un flujo ordenado de personas, así como impedir la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington.
Y aún cuando el imperialismo yanqui anunció que reanudará en mayo próximo el procesamiento limitado de visas de inmigrantes, ya el daño está hecho en la población cubana tras casi un lustro, al ser evidente el descontento interno, las salidas ilegales, los naufragios y las dolorosas muertes de connacionales, al brincar fronteras en sus trágicas travesías por terceros países.
Y vale destacar que todos estos tortuosos movimientos de seres humanos se produjeron también de cara al trato con los llamados coyotes y otros delincuentes internacionales en la zona limítrofe de México-Estados Unidos, que por llevarlos hacia sus destinos norteamericanos exigen cuantiosas sumas de dinero, y de no pagárseles acuden a métodos terroristas, incluyéndose violaciones y asesinatos.
Más claro ni el agua. La Casa Blanca alienta el flujo irregular, inseguro y desordenado de personas mediante la combinación de la Ley de Ajuste Cubano y medidas de bloqueo de máxima presión contra la mayor de Las Antillas.
La citada política migratoria estadounidense anticubana constituye otra estratagema para caldear los ánimos entre el Estado y el pueblo del archipiélago.
Y ante todo, como operación político-comunicacional también se enfoca en alimentar el revoleteo mediático, con el objetivo de que la Isla figure en sensacionalistas titulares de medios enemigos de prensa.
Por ende, se ratifica una vez más por parte del imperialismo yanqui la evidente intención de promover el tráfico ilegal de personas y todas sus nefastas consecuencias, donde la principal víctima es la familia cubana. (Foto: Archivo)
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