El término NFT se ha convertido en un concepto con mucha fuerza en el 2021 y, durante este año, muchos esperan que siga creciendo. Conoce de qué se trata, cómo funciona y para qué sirven los NFT.
Es la palabra de moda. Una de las más buscadas en Google durante el año pasado. De hecho, el diccionario Collins ha incluido su definición entre sus páginas. Y es que esta industria ha generado unos ingresos de 26 mil millones de dólares, según el informe NFT Market 2021 de Chainalysis. ¿Pero qué es realmente un NFT?
Concepto
NFT pertenece a las siglas inglesas de “Non Fungible Token”, que traduciríamos como activos no fungibles.
Básicamente, son certificados digitales de autenticidad. Se trata, pues, de un activo único que permite comprar y vender la propiedad de artículos digitales. Estos artículos pueden ser cualquier cosa digital, como una imagen, un vídeo, un dibujo, una canción o, por ejemplo, un tweet.
Además, se puede realizar un seguimiento de quién los posee mediante una cadena de bloques pública y los estándares de la red Ethereum. Por este motivo, los NFT tienen relación con las criptomonedas, pues la tecnología que utilizan ambos es la misma, el Blockchain.
Por otro lado, es importante recalcar que son no fungibles porque los NFT no se pueden modificar ni intercambiar por otro activo de igual valor, debido a su naturaleza única e irrepetible.
¿Cómo funcionan?
Es posible que todavía no quede claro este concepto, pues es un tanto complejo. Por ello, para entender mejor su funcionamiento, puede explicarse mediante un ejemplo muy sencillo.
Un artista, como puede ser un ilustrador, crea una imagen NFT, es decir, una imagen digital por el precio que considere. Y a la gente, si le interesa, se la compra.
Aquí puede surgir la siguiente pregunta: ¿por qué pagar por una imagen de Internet que se puede descargar gratuitamente? Este es el quid de la cuestión. Si se descarga esa ilustración, es cierto que la persona también tiene en su posesión la misma imagen, pero no es la original. Tendrá una copia.
Es como si se tiene una falsificación o una réplica del cuadro de “Las meninas” colgado en la pared de casa. ¿Tienes un cuadro de Velázquez? No. Tienes una copia de dicha obra de arte.
Por ello, los NFT están diseñados para ofrecer algo que no se puede copiar, es decir, la propiedad del trabajo. Aunque su venta, también es una forma de intentar ganar dinero. Esto es posible porque el artista puede programar regalías para recibir un porcentaje de las ventas cada vez que su arte lo adquiera un nuevo propietario.
Características de los NFT
- Únicos: Sólo existe un original y un propietario real y certificado. El resto son copias.
- No interoperables: No pueden ser modificados ni intercambiados por otros activos valorativamente equivalentes.
- Indestructibles y verificables: Los datos del NFT se registran, mediante un contrato, en la cadena de bloques, la cual sirve de verificador el historial del activo (desde su autor hasta el último propietario).
- Propiedad íntegra: Su compra implica la propiedad de dicho NFT, no de ninguna licencia parcial o limitadora con usos usufructuarios.
Casos
La idea de los NFT surgió en 2014, pero no fue hasta el 11 de marzo de 2021 que empezó su popularización. El artista Beeple, cuyo nombre original es Mike Winkelman, elaboró un JPG de un collage digital “Everyday’s – The First 5.000 Days” y fue vendido por nada más y nada menos que 69,3 millones de dólares (57,8 millones de euros) en la casa de subastas Christie’s de Nueva York.
Otro de los ejemplos más sonados hasta el momento fue el de Jack Dorsey. El ex CEO de Twitter vendió el primer tuit de la historia en formato NFT. Por 2,9 millones de dólares (alrededor de 2,4 millones de euros).
Actualmente, la posibilidad de vender objetos digitales únicos, indivisibles, transferibles y con capacidad de probar su escasez supone una fuente inagotable de creatividad. Y hay gente dispuesta a pagar grandes cantidades de dinero por ello. Así pues, una forma de certificar estas características de los activos es mediante diversos estándares, como el ERC-721 y ERC-1155 de la plataforma Ethereum.
Por último, si se quiere crear un NFT pueden usarse plataformas como OpenSea o Mintable. En ellas, los artistas suben sus archivos digitales y los asocian a un smart contract. Para comprarlos es necesario tener una cuenta con criptomonedas, concretamente Ethereum. Desde ahí se realiza la transferencia al creador y, a cambio, se traspasa la propiedad. De forma sencilla, directa, sin intermediarios.
¿Y para qué sirve un NFT?
Como ya se ha comentado, con la tecnología Blockchain se puede rastrear y verificar si una obra digital es la original o no. Pero, además, algunas empresas están dándoles otras utilidades a los NFT.
Por ejemplo, en los videojuegos. Si se juega a un videojuego, ya sea de pago o gratuito, existen micropagos dentro de él para adquirir ciertas cosas como trajes, armamentos o vehículos. Pero cuando se compra un traje, no es realmente de esa persona. Mucha más gente lo puede comprar y tienen el mismo. En cambio, utilizando los NFT, cuando se compra cualquier objeto es solamente de esa persona. Si al comprador le deja de gustar o simplemente quiere deshacerse de él, lo puede vender, incluso más caro de lo que le costó.
Además de en el arte digital, tuits o videojuegos, los NFT se están aplicando a otros sectores e industrias como las colecciones, la música, el cine, los deportes o la moda.
Con esto, se demuestra que los NFT vienen en ayuda de la propiedad privada en Internet. Es decir, muchas cosas que, hoy en día, no son de nuestra propiedad, con la tecnología Blockchain y NFT ahora sí lo pueden ser. Como consecuencia, se puede tener más activos, más propiedades y, por lo tanto, también más riqueza.
Desventajas
Para algunos, los NFT son el futuro del coleccionismo, pero otros lo consideran una moda pasajera. Una moda que se concentra en las manos de unas pocas personas. Para Chainalysis, el 9% de los propietarios de NFT poseen el 80% del valor del mercado. Sin olvidar que, por el momento, no hay un retorno de inversión y que se han relacionado muchos casos de fraudes y estafas. Finalmente, también surgen algunas dudas respecto a su regulación, muy poco avanzada, el pago de impuestos y con el alto consumo energético que requieren las transacciones a través de criptomonedas.