El 10 de marzo, una llamada entró al 911 desde un Airbnb de Wilton Manors, Florida. “Tomamos cocaína y hay algunas personas que no están respondiendo”, decía la voz que pedía ayuda a los servicios de emergencia. Las vacaciones de Spring Break de nueve personas, entre los que se encontraban cinco cadetes de la academia militar de West Point, se convirtió ese jueves en una pesadilla. Siete tuvieron que ser ingresadas al hospital después de sufrir una sobredosis. La cocaína que consumieron tenía rastros de fentanilo, el potente opiáceo químico 50 veces más fuerte que la heroína y que es utilizado en los tratamientos contra el cáncer.
El episodio de Florida solo es uno entre varios registrados recientemente. Este miércoles, la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA (por sus siglas en inglés), ha alertado a los cuerpos de policía de todo el país de un incremento en el número de sobredosis masivas, la intoxicación de tres personas o más al mismo tiempo. “Solo en los últimos dos meses, ha habido siete en todo el país que han dejado 58 sobredosis y 29 muertes”, ha señalado Anne Milgram, la responsable de la DEA, en una carta. “El año pasado dejó más muertes por fentanilo que la suma de fallecidos por armas de fuego y por accidentes de coche”, ha añadido.
De acuerdo con Milgram, los traficantes están mezclando fentanilo, una droga altamente adictiva, con otras sustancias en pastillas o polvo para enganchar más a sus clientes. Los agentes han hallado que aquellos que piensan estar consumiendo cocaína están en realidad tomando el potente opiáceo. Este también se ha encontrado en pastillas de imitación de OxyContin, Percocet y Vicodin, medicamentos muy consumidos en el mercado ilegal de drogas y que legalmente solo pueden ser compradas con recetas prescritas por médicos. “Todo esto está creando una terrible tendencia nacional donde muchas de las víctimas de sobredosis están muriendo porque están ingiriendo fentanilo sin saberlo”, afirma la administradora de la agencia.
Max Eckmann, un doctor que pertenece a la Asociación Médica de Texas, dijo este martes que dos miligramos de fentanilo son suficientes para matar a una persona. “Para ponerlo en perspectiva, eso cabe en la punta de un bolígrafo”, dijo el médico, quien subrayó que las drogas que se encuentran en las calles de Estados Unidos actualmente “son más poderosas y mortíferas que nunca antes”.
En Wilton Manors no murió nadie. En semanas previas, no obstante, el fentanilo dejó un rastro de muerte en todo el país. El cuatro de marzo, 21 personas sufrieron en Austin (Texas) una sobredosis en un albergue para indigentes, uno de los segmentos de la población que más sufren por su adicción. Tres de ellos murieron después de consumir crack y metanfetaminas cortadas con el opiáceo, cien veces más potente que la morfina. Un día antes, tres personas fallecieron en un cuarto de hotel en Cortez, Colorado. En el lugar se hallaron píldoras falsas de 30 miligramos de OxyContin, suministradas como tratamiento del dolor. El 20 de febrero, cinco personas tuvieron el mismo desenlace después de haber creído que estaban tomando cocaína pura en un apartamento de Commerce City, también en Colorado. Episodios similares se han registrado en Nebraska, Misuri y en Washington, la capital del país.
La DEA considera que el país sufre de una epidemia. Estados Unidos ha registrado 105.000 muertes por sobredosis entre octubre de 2020 y octubre de 2021. Esto significa un incremento de cerca de 30% comparado con el periodo anterior. El fentanilo es responsable de casi 7 de cada 10 de esas muertes. Los hombres negros e indios americanos son los grupos más afectados por el influjo de drogas en las calles. Los afroamericanos registran 54 muertes por sobredosis por cada 100.000 habitantes. En 2015, eran solo 17.3, de acuerdo a cifras del Centro Pew. Los indígenas nativos representan 52 muertes por cada 100.000 personas, cuando eran solo 25 hace un lustro. Los blancos son el tercer grupo más afectado.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
El alto número de muertes por sobredosis tiene también un componente político. Los candidatos republicanos utilizan el tema rumbo a los comicios legislativos de noviembre para exigir una mano dura a la inmigración y mayores controles en la frontera con México. J.D. Vance, un escritor superventas apoyado por Trump que busca llegar al Senado por Ohio, ha emitido un anuncio de campaña donde asegura que las fronteras abiertas del presidente Joe Biden “están matando a los pobladores de Ohio con drogas ilegales que están inundando al país”. “Casi pierdo a mi madre por el veneno que está entrando por la frontera”, dice el candidato. Su Estado es uno de los cuatro con la tasa más alta de muertes por sobredosis. Muchos expertos aseguran que los cárteles del narcotráfico reciben de China el fentanilo para después introducirlo al mercado.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región