Amor sin barreras, de Lapuebla de Labarca, celebra este fin de semana partidos solidarios, degustaciones y sorteos para mantener una escuela de Turkana
Ana Baz, la vecina de Lapuebla de Labarca que puso en marcha una ONG, Amor sin barreras, con la que ha construido un centro de enseñanzas integradas denominado Pole Pole Olabide, en la localidad de Lokitaung, en Turkana (Kenia), que dará educación, alimentación, y asistencia médica a 32 niños de entre 1 a 6 años, celebra este fin de semana diversos actos para recaudar fondos con los que mantener el centro.
El lugar elegido se encuentra en el término de Viana, en las instalaciones de Pádel Las Cañas, donde se van a celebrar partidos de este deporte, Rápido solidario de pádel de encuentros por parejas de 90 minutos de duración. Los jugadores abonarán 10 euros por la inscripción y entrarán en el sorteo de numerosos productos cedidos por firmas comerciales de Álava, La Rioja y Navarra. Por su parte, los visitantes tendrán la oportunidad de disfrutar de degustaciones y una rifa solidaria, que se celebrará el hoy a través de Sortea2.
Solidaridad real Tras vivir en propia persona diversas y dolorosas experiencias como voluntaria en otras localidades de Kenia, Baz asumió el reto que le lanzó Javier Corvo, presidente de la ONG Aztivate, que tiene en Turkana su clínica pediátrica, y se puso a diseñar un colegio en ese país.
Por ello, Baz y la gente que colabora con el proyecto calcularon que, de momento, para tres años cubriendo todos los gastos, se necesitaban 100.000 euros. Y fue cuando idearon que “si hay cien empresas, entre las que cada una dona 1.000 euros para los tres años, se podía cubrir toda la necesidad. Para ello creamos el colectivo Los 100 de Turkana, que lo están haciendo posible”.
De momento, en la construcción del colegio han invertido 66.000 euros que lograron en cuatro meses, entre abril y julio del año pasado, cuando consiguieron recaudar 60.000 euros y Amor sin barreras puso los otros 6.000 para completar la construcción. A ellos se añaden otros 6.000 euros gastados en equipación y mejoras que se han tenido que realizar.
Baz destaca que la transparencia, en cuanto a los ingresos y al destino del dinero, es una seña de identidad de Amor sin barreras. A través de las redes sociales dan cuenta de cada céntimo y “la gente nos dice que sigamos así, que es algo que nos destaca y que nos diferencia de otras asociaciones. Y esto nos genera muchísima confianza”.
En enero se puso en marcha la escuela Pole Pole Olabide y el tema llamó la atención no solo de los colaboradores. Y es que, el proyecto, fruto de la colaboración de la ONG Amor Sin Barreras, Olabide Ikastola y Aztivate Foundation (que actúa como contraparte local), está en estudio por el Ministerio de Educación de Kenia para ser centro de referencia en la zona y así replicar en todo Turkana Norte.
Con este centro, una treintena de niñas y niños de una de las zonas más castigadas del mundo tendrán acceso a un programa que consta de educación académica cuyo plan de estudios ha sido desarrollado conjuntamente por Olabide Ikastola y Lucy Soila, que ha sido designada como directora del centro, siguiendo el currículum de Kenia y adaptado a las costumbres y cultura turkana. Asimismo recibirán alimentación, basada en un programa nutricional creado por la universidad CEU de Valencia. Tendrán un programa de inteligencia emocional, a través del método ideado en exclusiva para el proyecto por el psicólogo Víctor Víctoris. Y lo que es fundamental, asistencia médica, que se llevará a cabo en la clínica pediátrica Santa Martha de Aztivate Foundation.
Pionero en el mundo Ana Baz explica que este proyecto, pionero en el mundo de la cooperación, va más allá de ser un centro educativo. Busca a largo plazo que los turkana “ayuden a nuestra sociedad occidental a recuperar la esencia y valores que hemos perdido, a través de testimonios e historias de vida de sus propios protagonistas”. También supondrá un antes y un después para los miembros del equipo en Turkana y sus familias –todos locales, después de una intensa selección por la carga emocional de cada una de las historias de los turkana– que se encargará de la gestión del mismo.
Ellos son Esekon, Eregae, Mónica, Patricia, Ingolol y Joyce, que cuentan con un salario digno, contrato de trabajo, seguridad social para poder asistir al médico con sus familias y dietas.
Este inicio del centro Pole Pole Olabide marca el siguiente escalón del recorrido de Ana Baz, que comenzó en abril del 2018, y al que se le han ido sumando personas con propósitos, empresas e instituciones creando una red de solidaridad que ha dado lugar a un proyecto que intenta reescribir la historia al hacerlo desde el compartir. Porque como recalca Ana Baz, “en estos lugares en donde las personas viven como hace siglos pueden estar las claves para solucionar alguno de los males que aquejan a nuestra descabellada sociedad occidental”.