Un día a principios de la década de 1990, Rubén de La Luz Cruz llamó desde Los Ángeles por teléfono a su madre para despedirse y decirle que ya no le iba a poder seguir hablando y mandando dinero a México.
“¿Dónde estás?” le preguntó afligida Fermina Cruz Ronquillo a su hijo.
“En un teléfono público, en la calle”, respondió. Pero “por qué se oyen tantas sirenas de patrullas y ambulancias”, replicó la madre.
“Así es aquí, no te preocupes”.
Pero no contenta con su respuesta, la madre volvió a preguntarle, “¿dónde estás? ¿Estás enfermo? ¿Estás en la cárcel?”. Él contestó, ‘estoy bien’; y le confió a su progenitora que se iría lejos y ya no le hablaría más.
Rubén colgó el teléfono y su madre nunca volvió a saber de su hijo.
“Él tenía como 3 años que se había venido a Los Ángeles. Me contaba que trabajaba en las yardas y me mandaban dinero. Cuando desapareció tenía como 22 o 23 años”.
Entrevistada vía telefónica, Fermina dice que su hijo la quería mucho y no entiende qué pasó con él.
“Yo no creo que esté muerto. Presiento que está en la cárcel. Y si él hizo algo malo, debe pagar porque yo no le dí esa educación”, dice con franqueza.
Fermina platica que han pasado más de 30 años desde que habló con su hijo. “Si hubiera cometido un delito, yo creo que ya habría cumplido su condena y estaría libre”.
Rubén de la Luz Cruz nació el 24 de noviembre de 1968 en Veracruz, México. Su madre lo crió prácticamente sola porque enviudó a los 27 años de edad, y se quedó a cargo de 10 hijos y uno más que venía en camino porque estaba embarazada, al momento que su esposo murió.
“Mi hermano vino a Estados Unidos para ayudar a mi mamá económicamente. Ya antes se había ido a la ciudad de México a trabajar, pero cuando pasó el terremoto de 1985, el lugar donde trabajaba se derrumbó. Al año siguiente se vino para acá a Los Ángeles”, dice Yeimy Elizabeth De la Luz Cruz, hermana de Rubén.
Y cuenta que él estuvo ayudando a su madre por 3 o 4 años hasta que desapareció.
“Según esto se iba a ir otro estado, a Filadelfia, pero no nos dio más detalles y no volvimos a saber de su paradero”.
A petición de su madre, Yeimy vino a los Estados Unidos en el 2002 a buscar a su hermano, y lo buscó por varios años, pero nunca pudo obtener información, pese a haber ido a los lugares donde vivió.
“Mi madre conservaba las direcciones de los lugares donde vivió. Solo me encontré a un señor que me mostró el teléfono público desde el que hablaba mi hermano a México. Duraba horas hablando, me dijo. Lo creo porque en ese tiempo no había celulares y se compraban tarjetas para hablar a otros países”.
La hermana dice que en 2002 pidió ayuda al Consulado de México en Los Ángeles, pero no tuvo respuesta. “Hasta la fecha nunca me han llamado”.
También comenta que hasta donde saben su hermano no tenía esposa o hijos. “Era muy joven cuando desapareció”.
Confía que debido al desconocimiento del sistema de Estados Unidos, no supo cómo buscar a su hermano en otras áreas, ni tampoco quiso ir a la policía porque Rubén estaba indocumentado, y ella misma en ese momento, no tenía un estatus migratorio.
“Como consecuencia de la desaparición de mi hermano, aunque mi mamá es una mujer muy fuerte, se volvió amargada y depresiva”.
Yeimy vino a buscar a su hermano, y al no encontrarlo decidió quedarse en el país para seguir en su búsqueda. Actualmente ella vive en Anaheim.
“Mi mamá me dice, ‘¡haz algo mi hija!’. Es bien triste para ella no ver a su hijo. Durante muchos años le mandó dinero y fue su sostén”.
Aún cuando han pasado muchos años de la desaparición de su hermano, Yeimy no pierde las esperanzas de encontrarlo con vida, en cualquier circunstancia que se encuentre.
“Pido la ayuda de la comunidad, para ver si alguien lo ha visto o tiene alguna información”.
Su hermano – dice – no tenía familiares en Los Ángeles.
La Opinión contactó al Consulado de México en Los Ángeles para preguntar cuál es el proceso a seguir cuando un inmigrante mexicano desaparece en el extranjero, y también para preguntar si tienen reportes o estadísticas de cuántos mexicanos son reportados como desaparecidos por año, pero respondieron que dado que se trata de información muy sensible, tenían que obtener aprobación de México para comentar sobre el tema.
En Estados Unidos, solo la organización Colibrí Center con sede en Arizona, se encarga de identificar a los inmigrantes que han muerto tratando de cruzar la frontera sur, pero su ámbito no va más allá.
En su página web reportan que desde 1998, 7,805 inmigrantes han muerto tratando de cruzar la frontera México-Estados Unidos; y más de 3,500 permanecían desaparecidos en el año 2020.
El abogado Ricardo Pérez-Villegas recomendó a las familias que no pueden localizar a un familiar inmigrante, que se acerquen a un abogado para que los ayude a investigar dónde se encuentra. El defensor se comprometió a apoyar a la familia de Rubén de La Luz para ver si se rencuentra recluido en alguna prisión.