Al límite de la venganza, la película de Conor Allyn que llegó a las salas mexicanas este 24 de marzo, “es un retrato vivaz de la condición humana en circunstancias que implican forzosamente ver al otro como un enemigo”. Pero el filme, a decir de la actriz Esmeralda Pimentel, “nos invita a ver la historia detrás de cada persona en lugar de sentenciarla o acusarla”. Y para el actor Jorge A. Jiménez, el director realizó “algo diferente”, pues “no hay buenos ni malos”, y su personaje tiene frente a sí “tomar el camino de la venganza y dejar a otra familia sufriendo, o perdona y sigue adelante con su vida”.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cinco años antes de que Donald Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos, al actor texano Jake Allyn le surge la idea de Al límite de la venganza (No man’s land, 2021), una historia inquietante sobre cómo son tratados los migrantes mexicanos en su país, y la visión que de ellos se tiene.
Al constatar que el problema empeora cada vez más, se convence de la necesidad de filmar el relato, investiga a fondo sobre el tema y lo coescribe con el mexicano David Barraza. La ficción, protagonizada por el mismo Jake Allyn, fue dirigida por su hermano Conor Allyn en Estados Unidos, así como en Guanajuato, San Miguel Allende y San Luis de Paz en 2019.
Entonces Conor dijo que “esta película va más allá de los desafíos que enfrentan los migrantes y los refugiados en las tierras de nadie en todo el mundo, y los problemas que causan indignación en los países de acogida”.
Se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Guanajuto (GIFF, por sus siglas en inglés) de 2020 y se estrenó con éxito en Estados Unidos en enero de 2021 en alrededor de 260 pantallas. Jake subraya en entrevista por Zoom la enorme presión al trabajar este tópico tan delicado:
“Pensé en toda la gente que se ha visto afectada por esta situación, en el sinnúmero de personas que cruzan la frontera o en la cantidad de familias que tienen un ser querido en la frontera. Por todo eso debía crear una buena historia. Debía ser un buen guion sin juzgar o señalar a alguien, pero muy apegado a la realidad.”
La película muestra a una familia estadunidense que cuida y trabaja su rancho en Texas, por donde pasan los mexicanos sin documentos, por lo cual está harta de que le destruyan su cerca. Jackson (Jake Allyn), el menor de los hijos, está a punto de partir para integrarse al equipo de beisbol Los Yankees de Nueva York. Sin embargo, en un enfrentamiento Jackson dispara por accidente a un niño mexicano inmigrante y lo mata.
El padre de Jackson, Bill (Frank Grillo), se echa la culpa, pero su hijo le confiesa la verdad al guardabosques y huye. Se dirige a Guanajuato, México, de donde era el adolescente muerto, pero el padre de éste, un pastor (Jorge A. Jiménez) busca a Jackson para vengarse.
Detrás de Jackson no sólo está la policía estadunidense, también la mexicana. Así que en esta ocasión se trata de un norteamericano que cruza la frontera de forma ilegal.
Conor ha declarado a la prensa que Al límite de la venganza, que llegó a las salas mexicanas este 24 de marzo, es un retrato “vivaz de la condición humana en circunstancias que implican forzosamente ver al otro como un enemigo”.
Es una producción mexicana-estadunidense con las también actuaciones de Andie MacDowell y Alex MacNicoll, y las mexicanas Ofelia Medina y Esmeralda Pimentel. Juan Pablo Ramírez es el encargado de la fotografía, la cual resalta en la cinta del género western.
Una familia cineasta
Jake, de 32 años, y Conor de 36, siempre intentan centrarse en la historia no contada en lugar de realizar otra versión de algo que se ha contado “20 veces”.
El guion contiene experiencias de la propia infancia de Conor y Jake; este último detalla:
“Yo crecí en Texas, pero mi papá, Rob, trabajaba mucho en México, lo cual me permitió viajar de niño a ese país. Estuve en comidas y desayunos familiares de 30 personas. Conozco los dos lados, Estados Unidos y México. El guion parte de lo que sucede en la frontera, cómo cruza la gente, el papel de la patrulla fronteriza y los aspectos políticos en torno a la migración.
“En este caso Jorge A. Jiménez, quien es el padre del niño asesinado, cuenta con una green card para viajar legalmente en Estados Unidos, pero no puede pasar a sus propios hijos. Eso no lo sabía. Por eso pasa a su descendiente por la peligrosa frontera. Traté de conjuntar todas esas realidades en un relato de ficción. Fue un desafío.”
El padre de Conor y Jake, Rob (California, 1959), también impulsó Al límite de la venganza, ya que invitó a inversionistas tanto de México como de Texas. Es presidente y director de Margate House Films. Fue consultor político en Estados Unidos, y después asesoró a presidentes y otros políticos en Brasil, Indonesia, Japón y México.
Conor, a su vez guionista y productor, estudió historia en la Universidad de Georgetown, en Washington. Luego vivió en Indonesia, donde escribió junto con su papá Merah putin (Rojo y blanco), dirigida por Yadi Sugandi, y siguieron dos secuelas: Blood of Eagles y Heart of Freedom. Después realizó Java Heat (Golpe en Java, 2013), y Andar. Paseo. Rodeo (2019) para Netflix. Además fue productor ejecutivo de la cinta mexicana Yo no estoy aquí (2019), de Fernando Frías, y Edge of the World (Al borde del mundo, 2021), de Michael Haussman.
Jake (1985) estudió en la Universidad de Cornell, Nueva York. Actuó en el thriller Sweet Girl, dirigido por Brian Andrew Mendoza, y Run Sweetheart Run, de Shana Feste, y en las series The Quad y The Baxters. Hará su debut como director con el drama Ride que filmará este verano. Opina:
“No podemos vernos iguales porque se crean límites de tierra, y no hay razón por la cual no podríamos cruzar.”
Rob subrayó durante la filmación en México:
“Queríamos hacerla especialmente para que la audiencia de Estados Unidos caminara un tramo en los zapatos de los migrantes, porque ha habido grandes películas mexicanas sobre la migración, pero muchas veces la gente en Estados Unidos y Europa los ven con lástima, y esa no es una emoción constructiva; la empatía sí, porque si puedes sentir lo que sienten y entenderlo, entonces puedes hacer un cambio.”
En la trama, cuando el personaje Jackson intenta huir, pide ayuda a un ranchero mexicano y a su hija Victoria, la cual es interpretada por Esmeralda Pimentel, quienes le dan trabajo al estadunidense. Pimentel (Ciudad Guzmán, Jalisco, 1989) explica a Proceso que Al límite de la venganza se encuentra muy alejada del formato de “los buenos y los malos”. Anexa:
“El filme muestra a personas que cometen errores y expone que no somos tan distintos. Al final del día todos somos sólo seres humanos, con sueños, ideales y necesidades. Deseamos amar y ser amados. Si nos empezamos a conectar desde ahí, no habrá guerra, no estaría toda esta violencia ni toda esta separación. Al final del día los límites los pusimos nosotros, son imaginarios, por lo cual han resultado consecuencias terribles.
“La película nos invita a ver la historia detrás de cada persona en lugar de sentenciarla o acusarla, tampoco señalar: tú eres bueno y tú eres malo. Creo que profundiza en la condición humana. Cuando en la cinta Jackson llega al rancho de mi papá, ubicado en Estados Unidos, le abrimos las puertas, pero obviamente también debía ganárselo, como todos los mexicanos que somos muy luchadores, muy trabajadores y muy nobles.”
Para la actriz, el problema de la migración, “más que dejárselo a los gobiernos, siempre hay que revisarse a uno mismo”. Concluye:
“Debemos saber cuáles son esas pequeñas grandes acciones que podemos empezar a realizar para disminuir la violencia y acercarnos a aquello que creemos diferente.”
Pimentel estudió en el Centro de Educación Artística de Televisa.
Ni buenos ni malos
Oriundo de Zaragoza, Coahuila, el actor Jorge A. Jiménez, en otro Zoom, coincide con Pimentel:
“Aquí no hay ni buenos ni malos, a diferencia de otros proyectos. Los mexicanos decimos que los estadunidenses son malos, que no nos quieren y son racistas. Allá los estadunidenses señalan que los mexicanos somos malos… En todas partes hay de todo. Lo interesante es que el director Conor Allyn, siendo estadunidense, plasmó un relato al que no estamos acostumbrados. Casi siempre se toma un lado y lo defendemos, y él realizó algo diferente.”
Jiménez, quien estudió dirección de teatro y actuación en San Marcos, Texas, habla de la aportación de Al límite de la venganza:
“Le dice al estadunidense que vea a los inmigrantes, mexicanos y latinos, porque se trata de personas que buscan una mejor vida. Además, se ve el lado del estadunidense que defiende su casa, su vivienda. Si yo tengo un ranchito y lo cerco pero alguien destroza el lugar y me roba, pues tengo que defender lo mío. Las dos familias, la mexicana que cruza hacia Estados Unidos y la que reside en el vecino país del norte luchan por estar bien. La historia nos hace ponernos en los zapatos del otro y entender un poquito ese choque de culturas.”
Dice sobre su personaje de padre violentado por el asesinato del adolescente:
“No se adentraron a la historia de ese hombre, que adoraba a Dios, pero perdió a su esposa y desea ayudar a la gente, a que no le pase nada cuando va a pasarse de manera ilegal a Estados Unidos. Después le matan a su hijo. Lo que le ha tocado vivir es muy fuerte y reniega de Dios. Y está en sus manos tomar el camino de la venganza y dejar a otra familia sufriendo, o perdona y sigue adelante con su vida.”
Reflexiona Jiménez sobre este fenómeno de la migración hacia el norte:
“Es un conflicto que se ha vivido por siempre, y no sólo en nuestras fronteras. Es una situación mundial. No es únicamente cruzar el río, sino el límite para poseer una mejor vida, o al menos lo que pensamos que va a ser una mejor vida, pero hay casos mucho más duros de los que hemos vivido nosotros.”
Y expone el anhelo de que “ojalá se arreglen las cosas y que haya algún cambio positivo”.
En 2019, Jiménez recreó a Luis Donaldo Colosio para la serie de Netflix Historia de un crimen: Colosio. Fue parte de la película Territorio (2019), de Andrés Clariond. Pronto se le verá en los largometrajes La civil (2021), de Teodora Mihai, y Borrego (2021), de Jesse Harris.
Respecto de los indocumentados interceptados, las cifras reales no son agradables: la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) reportó que entre octubre de 2021 y febrero pasado, un total de 312 mil 831 mexicanos (un promedio de 2 mil 71 al día) fueron detenidos al intentar cruzar la frontera sur de Estados Unidos.
El mayor número de mexicanos detenidos fue en Tucson, con 69 mil 737; luego en San Diego, con 50 mil 399; y en Del Río, con 41 mil 641.
Chris Magnus, comisionado de la CBP, ha señalado que en febrero registró un ligero aumento en el número de eventos de detención de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos, la mayoría de ellos procedentes de México y el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador).
El grueso de las expulsiones de migrantes irregulares, apuntó, se realizó bajo las disposiciones del Título 42, una orden de salud pública invocada por la administración de Donald Trump en marzo de 2020 para justificar las deportaciones masivas inmediatas, con el argumento de que evitarían la propagación de covid-19.
La medida es mantenida por el actual presidente estadunidense, Joe Biden.