Los NFT, Non Fungible Tokens, han sido protagonistas de multitud de conversaciones en los últimos tiempos. Y, como todo lo que llega asociado a Web3, de un lado encontramos a defensores a ultranza de esta propuesta tecnológica, y frente a ellos a una enorme cantidad de detractores que consideran que poco o nada salimos ganando con la proliferación de la misma. Para unos es la tecnología del futuro, para otros no es más que humo embotellado en cristal de Bohemia.
El ejemplo más claro de ello lo encontramos en el mundo del videojuego, en el que muchos estudios han querido apostar por NFT, solo para descubrir que esta fórmula no satisface en absoluto a sus usuarios. El ejemplo más reciente lo encontramos en Team17, que se planteó llevar los NFT al ecosistema de Worms, solo para encontrarse con un fuerte rechazo por parte de su comunidad, que finalmente ha hecho que el proyecto acabe en el cubo de la basura.
A una respuesta parecida se ha enfrentado Ubisoft, si bien en este caso la respuesta ha sido bastante más airada, acusando a los jugadores de no entender las posibilidades de un mercado secundario con los NFT. Una muestra de arrogancia que, personalmente, interpreto como una falta de respeto de Ubisoft a los jugadores, que puede que no entiendan algunas cosas, pero pongo la mano en el fuego a que entienden perfectamente lo que supone la llegada de un mercado de NFT a sus juegos. Una reacción excepcionalmente lamentable, pienso.
Se han producido muchas más reacciones en contra que han impedido la proliferación de los NFT, como las que hemos visto recientemente en Discord y en el desarrollo de STALKER 2, aunque probablemente la más sonada hasta la fecha sea la expulsión de Steam de todos los juegos que incluyen NFT (y también criptomonedas), una guerra declarada de Valve a todo lo relacionado con las cadenas de bloques que, si bien puede parecer extrema, pretende proteger a sus usuarios de la plétora de amenazas que pueblan el mundo blockchain.
Sin ser crítico con las cadenas de bloques, que personalmente creo que pueden ser revolucionarias en muchos sentidos, y celebrando pasos como el recientemente anunciado por Intel de crear chips «aceleradores de blockchain», basta con dar un rápido vistazo para comprobar que, a día de hoy, el mercado de los NFT y el de las criptomonedas tiene mucho de tomadura de pelo, que recuerda considerablemente a la tulipomanía, con la diferencia de que, al menos, todos los bulbos de tulipán con los que se especuló en Países Bajos el siglo XVII eran de verdad.
Y es que, según informa la Agencia Reuters, Cent, un popular marketplace en el que se compran y venden NFT (fue el sitio elegido por Jack Dorsey para vender el NFT de su primer tweet) ha suspendido temporalmente prácticamente todas las operaciones con estos activos digitales. ¿Por qué? Para detener las ventas «desenfrenadas» de tokens falsos y plagiados. Algo bastante complejo pues, según afirma el CEO de la compañía, “Cada vez que prohibíamos uno, aparecía otro, o aparecían tres más”.
No es la primera noticia en este sentido. OpenSea, otro marketshare con una enorme presencia en el mercado de los NFT, afirmó recientemente que más de el 80% de los tokens dados de alta en su plataforma, que permitía acuñarlos de manera gratuita, eran plagios, colecciones falsas y spam. Cuatro de cada cinco. Mientras tanto, los creadores de los contenidos (principalmente fotógrafos y diseñadores gráficos) que son plagiados de este modo, no se cansan de criticar a las plataformas para que tomen más medidas que acaben con este problema.
Paradójicamente, parece que la solución para evitar (o al menos limitar sustancialmente) la proliferación de este tipo de plagios, pasa por la centralización de la supervisión de altas y operaciones. Sí, efectivamente, frente a la supuesta revolución de la descentralización que llega con las criptomonedas, los NFT y demás, a día de hoy las soluciones descentralizadas no parecen ser efectivas para acabar con el principal problema de los NFT. ¿Aparecerán soluciones descentralizadas para este problema en el futuro? Es posible, pero mientras tanto, y si las tiendas no realizan un control mucho más estricto, este mercado seguirá siendo una ciudad sin ley.