- Sjors Joosten
- The Conversation*
“Los más buscados de Suecia”, rapea el controvertido artista Yasin en su tema 20 Talet.
Las letras del rapero son sin filtro, directas, crudas, nacidas en un entorno marginado y, a menudo, criminal, y representan un lado de Suecia que puede ser irreconocible para muchos.
Cuando la gente piensa en Suecia, es probable que piense en igualdad social y prosperidad, no en pobreza y delincuencia.
Es probable que piensen en los ritmos alegres y bailables de ABBA y no en los ritmos duros de Yasin.
Sin embargo, ha habido una creciente escena de gangsta rap liderada por gente como Yasin.
Viniendo del suburbio multiétnico de Estocolmo Rinkeby, el rapero sueco-somalí es representante de una ola de rap sueco que expone la dura realidad de ser un sueco de minoría étnica o un inmigrante que crece en los suburbios marginados del país escandinavo aparentemente tan igualitario.
Junto con raperos pandilleros como Jaffar Byn, 1.Cuz, 23 y Dree Low, Yasin pinta un panorama duro salpicado de criminalidad y violencia de pandillas.
Su música a menudo habla de las dificultades financieras y sociales de sobrevivir en la sociedad sueca.
Pero más recientemente también del costo mental y emocional que eso conlleva.
Estas canciones exponen una realidad en la que muchos no quieren pensar, especialmente enSuecia, una nación que se enorgullece de brindar una alta calidad de viday de prestar atención a los derechos humanos y la libertad individual
Como tal, ciertas facciones de la sociedad sueca están utilizando estas canciones para reforzar los sentimientos contra los inmigrantes y trazar líneas sobre quién es sueco y quién puede pertenecer al país.
Suecia hoy
En los últimos 30 años, el hip-hop sueco ha surgido y se ha apoderado de las listas de éxitos de la nación.
Ha brindado a los artistas, que a menudo provienen de áreas multiétnicas y segregadas, los medios para expresar sus opiniones sobre la sociedad y reflexionar sobre lo que sucede a su alrededor.
Suecia se ha convertido en una sociedad multicultural, pero la noción de lo que es lo sueco ha quedado estancada en el pasado.
A pesar de que los grupos minoritarios están aumentando de tamaño y solo se espera que crezcan, Suecia (y la pertenencia a ella) todavía tiene un fuerte vínculo con ser blanco.
En los primeros días del hip-hop sueco en la década de 1990, The Latin Kings describieron las desigualdades estructurales, la violencia y la segregación en barrios desfavorecidos de manera similar a la que lo hacen los raperos de hoy.
Pero entonces en las letras había una perspectiva observacional y tenían un toque de esperanza en el futuro.
Los raperos de hoy, por otro lado, están más inmersos en la violencia de su entorno y tienden a tener una visión más nihilista de su futuro.
Si miramos las canciones de de Adressen by 23 el autor quiere que su madre sepa que no es culpa de ella que él se haya visto afectado por el ambiente criminal y esté estigmatizado por el vecindario de donde proviene:
No es una película, ey, es la vida real
Nacido para perder, ahora me doy cuenta
Eso por mi código postal, ese derramamiento de sangre y agujeros de bala.
Nunca he sido alguien que huye, así que tengo que ser un jefe allí.
Sí, les gusta señalar con el dedo
La reciente ola de gangsta rap ha sido el resultado del empeoramiento de las dinámicas en la sociedad.
Muchos barrios como Rinkeby, que son predominantemente multiétnicos, han sido categorizados como social y económicamente “vulnerables”, sufriendo desigualdades estructurales, falta de inversión y desempleo por encima del promedio.
Todo esto ha llevado a unalto índice de pobreza y delincuencia.
Estas estadísticas de pobreza y delincuencia se repiten regularmente en los medios y los discursos políticos, lo que ha llevado a una mayor estigmatización de estos barrios y de las minorías étnicas que viven allí.
Las letras violentas del rap gangsta sobre estos barrios también se utilizan para reforzar la retórica nacionalista y antiinmigrante.
Juntos se utilizan para crear una narrativa que promueve la idea de que estos lugares son diferentes a gran parte de Suecia y que las personas que viven allí, incluidos estos raperos, no son como los suecos.
Entre la pertenencia y la no pertenencia
No todo el hip-hop está mal a los ojos de la mayoría de los suecos.
Pero el estilo gangsta rap contemporáneo ha puesto a la gente un poco nerviosa porque lo asocian con tiroteos y criminalidad de pandillas.
Algunos asocian el aumento de los incidentes violentos y criminales en Suecia en los últimos años con la imagen retratada por los raperos pandilleros de Suecia y su entorno.
Yasin, con sus raíces somalíes, conexiones con la pandilla local Shottaz y condenas penales, es fácilmente juzgado de antemano por el público.
No puede separar su arte actual de sus actividades pasadas.
Yasin expresó esto en la portada de su último álbum, Del Två (Part Two).
En ella muestra el pasaporte sueco estampado con “Dömd på förhand”, que significa “condenado por adelantado”.
Yasin sabe que no es reconocido como sueco, lo que hace que encontrar una pertenencia sea muy difícil e incluso que no valga la pena.
El artista de hip-hop Timbuktu es un defensor abierto de que las minorías sean aceptadas como suecas, legal y simbólicamente.
En 2013 fue invitado al parlamento, donde habló y levantó su pasaporte en el aire, demostrando que es sueco.
Más recientemente, en el programa de entrevistas Efter Fem (After Five), argumentó que las personas como él con antecedentes de inmigración no deberían tener que pedir permiso para ser parte de la historia sueca: lo son y lo han sido durante un tiempo.
La tendencia actual del gangsta rap expone un lado bastante destructivo de Suecia.
Sí, expone la criminalidad y la pobreza, pero también expone una sociedad que se resiste al cambio, o que simplemente no cambia lo suficientemente rápido.
Destaca cuán importante es que la conversación cultural avance y cuán desesperadamente debe cambiar la idea de que lo sueco es sinónimo de blanco.
No importa el origen étnico, el origen cultural o el vecindario en el que viva, cualquiera debería poder pertenecer a Suecia.
*Sjors Joosten es estudiante de doctorado de la Universidad de Estocolmo. Su artículo original fue publicado en The Conversation que puedes leer aquí.
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