José Casabal no creció en una familia empresaria, pero siempre tuvo claro que liderar negocios era su destino. Cuando en 2016 Submarino decidió vender sus operaciones del rubro viajes, vio la oportunidad. Para entonces trabajaba como gerente regional y se había encargado del desarrollo de la compañía fuera de Brasil; lo conocía más que los propios dueños y se arriesgó: “Era el momento, no iba a volver a suceder”, recordó, en diálogo con TN.
Con un socio compraron la empresa, que rápidamente pasó a llamarse Volalá, porque con su designación original seguía operando en Brasil. Seis años después y pandemia de coronavirus mediante, la compañía de viajes le sale a competir a los grandes jugadores del mercado de viajes y turismo y, a fin de 2022, tiene previsto expandirse a otros países de la región.
“La creación de Volalá tiene que ver con algo que a mí me gustaba e interesaba hacer. No me imagino creando una empresa con otro motivo que no sea ese. No sé cómo sería un mecanismo de pensamiento que no fuera ese, no sé cuál sería la motivación”, aseguró Casabal.
José Casabal
Hubo una ventana de oportunidad, que era ‘o lo hacemos ahora o no va a suceder’; entonces, compramos.
José Casabal, toda una vida ligada al turismo
Casabal tiene 52 años y cinco hijos. Desde que se insertó en el mercado laboral pasó toda su vida profesional vinculado a agencias de turismo, o a empresas ligadas con el turismo con una impronta tecnológica. En 2011 llegó a Submarino, una compañía brasileña con dos verticales de e-commerce: viajes y retail.
“Me contrataron para hacer la expansión de esa compañía fuera de Brasil. Es algo que ya había hecho, porque había dirigido dos regionalizaciones grandes en Latinoamérica para diferentes empresas y esa era la tercera. En ese proceso abrimos en la Argentina, Chile y Uruguay”, recordó.
Por distintos motivos, la compañía decidió vender la parte del negocio de viajes. “Yo era el gerente general de ese negocio fuera de Brasil cuando se produjo la oportunidad de comprarla. Era un negocio con tres o cuatro años de rodaje y que conocía perfectamente, porque lo había fundado; la sociedad la había armado yo, el equipo lo había armado yo; la había dirigido, aunque no era el dueño; conocía sus fortalezas, sus debilidades y en qué cosas formar parte de una corporación nos ayudaba y en qué cosas era más un peso que una ayuda”, dijo Casabal.
Para hacerse de la compañía, decidió buscar un socio sin salir a conseguir un fondo de inversión que los sustente, como sucede con la mayoría de las empresas del mercado de viajes.
“Hubo una ventana de oportunidad, que era ‘o lo hacemos ahora o no va a suceder’. Entonces compramos lo que en ese momento era Submarino Viajes y al poquísimo tiempo lo transformamos, por un tema de marca, en Volalá″, precisó.
Seis años al frente de Volalá con grandes proyectos de expansión
Cuando Casabal compró la empresa en 2016, era una compañía con menos de 12 personas trabajando. Hoy, maneja Volalá y Tije Travel y tiene un equipo conformado por 50 personas. “Hemos crecido un montón, a veces parece mentira que tengamos este volumen de negocio desde donde salimos”, dijo, sorprendido de los logros alcanzados.
Si bien es hoy su compañía más grande, Volalá no fue el primer negocio de Casabal. Ya había participado de algunos proyectos con anterioridad, pero que dice que “por una cantidad de factores, no sucedieron”, solo había salido a la luz una empresa de otra industria, que no está dirigida por él, aunque es de su propiedad.
José Casabal
Hemos tenido una cantidad de devaluaciones que para una empresa como la nuestra es también muy complicado y aprendimos a resolver esas crisis.
“Este mix que tiene Volalá, que es una empresa de viajes muy basada en la tecnología, es un negocio que siempre me gustó y que siempre tenía en la cabeza armar. Pero, como es un negocio que requiere de inversiones muy relevantes, había una percepción de riesgo muy grande y cuando la oportunidad fue muy grande pensé que tenía sentido”, detalló el empresario.
El turismo, el sector más afectado por la pandemia de coronavirus
Cuando compró Volalá, José Casabal nunca pensó que apenas cuatro años después llegaría la pandemia de coronavirus que frenó al mundo en semanas. El sector turístico fue uno de los más afectados y que más tardó en empezar a recuperarse. Vuelos cancelados en todo el mundo, hoteles cerrados y destinos vacíos, un escenario que ni al más audaz de los analistas hubiera imaginado.
“De haber sabido que iba a estar dos años prácticamente sin facturar, probablemente, no la hubiese comprado”, admitió. Sin embargo, reconoce que los cuatro años en que pudo trabajar a pleno le fue “muy bien” y le permitió “aprender a afrontar dificultades, aunque ninguna había sido tan complicada como esta”.
“Hemos tenido una cantidad de devaluaciones, que para una empresa como la nuestra es también muy complicado, y aprendimos a resolver esas crisis y ese aprendizaje, en algún punto, nos ayudó en el momento de tener que afrontar esta pandemia”, dijo, con mirada optimista.
Tras dos años de pandemia, evaluó que “recién ahora el mercado empieza a tener una dinámica un poquito más normal” y eso le permite proyectar el crecimiento del negocio. “A fin de año vamos a empezar a abrir operaciones en diferentes países”, anticipó.
José Casabal: “Volalá no es una empresa familiar”
Es común escuchar a hombres y mujeres empresarios proyectar el negocio que crearon a un emprendimiento familiar. José Casabal tiene muy claro que ese no es su objetivo. No quiere cargar con esa responsabilidad de continuidad a ninguno de sus cinco hijos y prefiere definirla como un sueño propio que necesitaba concretar.
“No creé una empresa para que mis hijos la hereden. Si quieren una empresa yo los voy a ayudar, pero la van a tener que hacer ellos. No es ese el destino de Volalá. No digo que después no pueda pasar, que las circunstancias hagan que termine sucediendo, pero no creo una empresa para dejarles algo a mis hijos. No, les dejo educación y que hagan su camino”, dijo, enfáticamente.
José Casabal
No tengo ni idea de cuál sería la próxima, pero seguro voy a crear otras empresas.
Si tiene que definir a la compañía, dice que está pensada en lo que él quería hacer. “No es una empresa familiar. La creación de Volalá tiene que ver con conmigo. No hay nada que me divierta más a nivel laboral que crear cosas”, explicó.
Además de sus motivaciones para comprar la compañía, también tiene claro que no va a ser la última. “No tengo ni idea de cuál sería la próxima, pero seguro voy a crear otras empresas”, aseguró.