“El potencial a largo plazo es brutal”, dice Luis Berruga, CEO de Global X, sobre el crecimiento que imagina en América Latina. El español lidera una compañía que se especializa en el mercado financiero con los Exchange-traded Funds (ETF), gestiona fondos por US$44.000 millones y pese al escenario volátil a nivel mundial, quiere desembarcar en la Argentina.
“Hay gente joven con mucho talento y un montón de startups que crecen”, dice Berruga a LA NACION desde las oficinas centrales de la compañía en Nueva York. Fundada en 2008, la firma que en 2011 recibió una inversión del banco JP Morgan y hoy forma parte del grupo surcoreano tiene actividad en Colombia, desembarcará en las próximas semanas en Brasil y también mira a la Argentina: su plan es habilitar la compra venta de sus ETF a través de Cedears.
Según el ejecutivo madrileño, la inflación mundial, la suba en el precio de la energía tras la invasión de Rusia en Ucrania y el endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales a la salida de la pandemia son factores que generan volatilidad en los mercados financieros, aunque advierte oportunidades para invertir en tres sectores: ciberseguridad, energía nuclear y criptoactivos.
-¿Qué ven en América Latina?
-Estamos en Colombia, vamos a entrar en Brasil este mes y estamos trabajando a través del esquema de Cedears para acceder al mercado argentino y que sea más fácil para los inversores argentinos poder comprar los ETF directamente en la bolsa local. Lo que es muy sintomático es que nunca llegamos al país, pero ya tenemos US$10 millones de clientes argentinos que invierten en nuestros ETF en Estados Unidos. Eso nos muestra que hay interés.
-¿A qué clientes apuntan, a mayoristas o minoristas?
-A nivel inicial, el cliente institucional y el cliente de banca privada fue el tradicional nuestro, sobre todo en los mercados más importantes, donde el minorista es más pequeño. Pero lo que vimos es que hace cinco años en Estados Unidos nuestro negocio era 80% clientes institucionales y 20% minoristas, y ahora es 50-50. Ha habido un crecimiento brutal del sector minorista y pensamos que esa misma tendencia va a ocurrir en otros países.
-¿Por qué?
-Porque hay más cultura financiera. Ahora con un teléfono y Google te enterás todo el tiempo de las noticias. Alcanza descargar la app de plataforma fintech y en un segundo estás comprando y vendiendo acciones de empresas o ETF. Y hay otro tema, que es que hay gran preocupación por los sistemas de pensiones tradicionales, de que no son sustentables a largo plazo, por la inversión de la pirámide poblacional, que las tasas de interés están en mínimos históricos y el banco no te da casi nada de rendimiento, y eso arrastra a la gente joven a invertir más en la bolsa. Nuestra entrada en Argentina va a estar centrada el cliente institucional pero sí creemos que podemos colaborar con compañas de fintech para introducir nuestros ETF en el segmento minorista.
-¿Cuál es su visión sobre la evolución de los mercados financieros?
-Antes de la guerra en Rusia había ciertas preocupaciones en los mercados por el crecimiento de la inflación a nivel mundial. Y si a eso le combinamos el hecho de que muchos gobiernos estaban retirando las políticas fiscales monetarias expansivas, de bajar las tasas de interés e introducir liquidez, el mercado estaba reaccionado de forma un poco negativa por cómo se desarrollan las cosas. En Estados Unidos la inflación está en los valores más altos de los últimos 40 años, y esos números ni siquiera incluyen el incremento del costo energético, y puede que sea mayor este mes. Y si a eso le sumamos la situación de Rusia y Ucrania, teniendo en cuenta que Rusia es una potencia mundial en la producción de materias primas, no solo de petróleo y gas, sino de cobre, aluminio o trigo, hay bastante preocupación. Dicho eso, nosotros seguimos viendo mucha oportunidad en tres áreas.
-¿Cuáles?
-Uno es la energía nuclear, vinculado con la dependencia que tiene Europa con respecto a Rusia y las energías fósiles. El 40% del gas natural y el 25% del petróleo que consume Europa viene de Rusia, y eso en cierto modo ha puesto en foco la dependencia energética, y creo que va a acelerar la tendencia a la adopción de las energías renovables, que ya crecían por un tema de sostenibilidad. En concreto, la energía nuclear va a ser la gran favorecida de esta situación, porque las sociedades ven de los factores de limpieza, la fiabilidad con respecto a la energía solar o eólica, y que las centrales son mucho más seguras de lo que eran hace 50 años. El sector se va a beneficiar porque hay una necesidad muy clara de cambiar el portafolio energético. Y se ve en que China está construyendo 18 reactores nucleares; India, seis, y Corea, cuatro. Otro es la ciberseguridad.
-¿Por qué?
-Hoy gran parte del conflicto bélico se desarrolla ahí, con ataques cibernéticos. En 2021, las empresas gastaron US$20.000 millones en protección y ciberseguridad, y para este año ese número antes del conflicto bélico se estimaba en US$172.000 millones, y a partir de ese escenario va a ser aún mayor. Google hace unos días compró la empresa Mandiat por US$5400 millones, y es su segunda mayor adquisición en la historia. Es muy sintomático que sea en el área de ciberseguridad. Y otro tema que también sigo muchísimo es el tema de cripto, bitcoin y demás. Todo este universo de blockchain, Web3 y demás es una economía que mueve millones.
-Es un área de volatilidad. ¿Lo ves como algo temporal o se puede establecer como herramienta financiera?
-Históricamente, si uno mira cómo se administraban las carteas, era renta fija, renta variable, algo de oro o petróleo. Si lo pensás, estos activos digitales son la primera clase de activo novedoso desde el punto de vista del manejo de portfolios en los últimos 150 años. No tengo dudas de que van a ser una parte importante de las carteras de los clientes de acá en adelante. Hay un dato que es indeclinable, y es que el 16% de los ciudadanos americanos invierten en cripto al día de hoy. Esto no se va a diluir. Un hecho superimportante es que estamos en limbo regulatorio, y hace unos días el presidente Joe Biden sancionó un decreto para avanzar en regulación y que todas las agencias regulatorias de los Estados Unidos tengan una regulación para poder monitorear el mundo de activos digitales, y la reacción fue superpositiva.
-Hay quienes lo ven como una herramienta asociada a negocios ilegales, lo no registrado.
-Solo falta un poquito más de regulación y colaboración entre agencias regulatorias a nivel global para monitorear áreas de riesgo, que son temas de lavado de dinero, pagos internacionales poco transparentes o no registrados, pero con un marco adecuado esas cuestiones se van a resolver. Veo dos escenarios extremos. Uno siendo el salvaje oeste, donde vale todo, no hay regulación y control, y eso no es sostenible. Esa es la situación donde muchas de estas criptomonedas funcionan hoy. Pero es extremo. No veo que hay una situación sostenible ahí, pero tampoco se va a llegar a un punto de regulación total de bitocin, porque la proposición de valor fundamental es que es una moneda descentralizada. Se van a reunir en un punto medio para sacar regulación donde todo el mundo esté contento. Tampoco compro mucho el argumento de la no transparencia, porque eso ya ocurre hoy con el efectivo. Hoy tenés cash y no hay ningún tipo de control.
-¿Cuál puede ser el impacto de la inflación en los mercados financieros?
-Creo que hay dos factores a largo plazo. El primero son los vinculados a la cadena suministros asociados a la pandemia, que aún no se han superado, sumado a mucha volatilidad asociada al tema entre Rusia y Ucrania. Eso es viento en contra para los mercados, que prefieren certidumbre. Pero sinceramente no estoy muy preocupado porque creo que mucho de estos elementos ya están reflejados en los precios de los activos a nivel global. Si la cosa se pone peor, incluye a otros países y demás se verá, pero la volatilidad actual ya está reflejada. El incremento potencial en lo que queda del año en las tasas de interés en Estados Unidos y Europa también. A los clientes siempre les digo dos cosas: paciencia y visión a largo plazo.