Todo lo que toca lo transforma. Rosalía es de las pocas artistas capaces de darle la vuelta a un concepto para convertirlo en algo nuevo, con un significado diferente.
La han acusado de apropiarse de la cultura gitana por mencionar a Undivé —Dios en el idioma caló— y del flamenco por haber nacido en Sant Steve de Sesrovires en vez de en Triana. Pero el cante y el baile también han vivido en Barcelona desde finales del siglo XIX, y de hecho han dado lugar a géneros como la rumba catalana, que nació a finales de los 50 gracias a artistas como El Pescaílla o Peret.
Estas referencias, muy marcadas en El Mal Querer (2018), un álbum que se puede leer como una historia de amor y maltrato —una versión libre y cantada de la novela medieval Flamenca—, cobran una nueva dimensión en MOTOMAMI (2022). En su tercer disco, Rosalía indaga en la importancia de Dios, la familia, el sexo y los sinsabores de la fama.
Las bulerías, la copla y los palmeros chocan con elementos de otras culturas. El vocabulario latinoamericano está presente en términos como saoko o pámpara, pero también los conceptos, la estética e incluso las recetas asiáticas se ponen de relieve. ¿Una de Chicken Teriyaki?
Hentai, un término japonés relacionado con el erotismo
La canción más sexual de Rosalía lleva por título el término que la cultura japonesa utiliza para designar el género del anime dedicado al contenido erótico. El hentai es la categoría en la que se integran todos esos cómics y dibujos manga pornográficos.
“Para mí muchas veces es más interesante lo que no es explícito. El hentai solo por el hecho de ser dibujado me parece muy sensual y muy bonito”, dijo la cantante en una entrevista con El País.
Sakura, la flor del cerezo
Bellísima pero frágil, como la flor del cerezo. La cantante recurre al vocablo japonés que denomina las flores de estos árboles —que pertenecen a la iconografía japonesa y representan en esta cultura la fugacidad de la vida— para una canción que habla de lo efímera que puede ser la fama y el éxito.
“No para siempre puedes ser una estrella y brillar / Voy a reírme cuando tenga 80 y mire pa atrás”, canta en esta balada, que incluye el sonido ambiente del público que acudió a los conciertos de El Mal Querer.
“Sakura es la flor del cerezo. Una flor que me encanta y la encuentro muy bella pero que dura muy poquito. Hay situaciones de la vida que se sienten así”, explicó sobre el término para el citado periódico.
Un karaoke japonés en Candy, homenaje a Lost in Translation
Rosalía emula una de las escenas de la película Lost in Translation -ambientada en Tokio- para el videoclip de Candy, en el que se traslada a un karaoke japonés en Shibuya (Japón) para una noche de música y complicidad. Igual que Scarlett Johansson en la película de Sofia Coppola, la cantante luce una peluca rosa para recrear un final de culto cinematográfico que de momento nadie ha conseguido descifrar.
Chicken Teriyaki, una receta asiática
Rosalía retuerce el castellano en Chicken Teriyaki, quizá la canción más exportable del disco. Su estribillo es tan pegajoso como la minicoreografía creada precisamente para las reproducciones masivas en TikTok. Una estrategia de la viralidad bien calculada que retrata la actualidad en la que vivimos.
“Pa´ ti naki es como diciendo ‘para ti, nada, solo Chicken Teriyaki'”, reveló sobre el significado de esta receta asiática reconvertida en eslogan musical. La salsa Teriyaki, elaborada a base de soja, sake y azúcar, es una de las más utilizadas en la gastronomía oriental.
Kawai vs hentai
En Bizcochito, por ejemplo, Rosalía dulcifica su voz gracias al autotune y le da una sonoridad mucho más infantil. Este recurso de infantiliza gestos y comportamientos podría denominarse en la cultura japonesa con el término kawai, que significa bonito o tierno. Un sinónimo del título de otro tema, CUUUUuuute.
Hentai es justo el término contrapuesto, el que se refiere la perversión y el contenido erótico sin que necesariamente tenga que ser vulgar. También es el título de la canción que más revuelo ha causado de todo el disco.
A lo largo de todo el álbum, Rosalía juega con estas dos dualidades igual que lo hace con los dos espectros de MOTOMAMI. El lado moto (fuerte) y el lado mami (frágil).
Fuck el estilo: su vestuario y peinado
La moda le da una oportunidad más a la hora de expresar esa caótica metamofomosis que ha sufrido en estos tres años trabajando en Miami, Los Ángeles y Nueva York. Es natural entonces que la artista utilice sus estilismos para configurar diferentes personalidades.
Desde que empezó la promoción de MOTOMAMI se han multiplicado sus apariciones luciendo el pelo recogido en dos moñitos de los que salen mechones rojos. Un look muy utilizado en la moda asiática y que guarda cierto parecido con el del personaje de la conocida serie japonesa Sailor Moon, aunque ella era rubia.
No es la primera vez que recurre a los moñetes. Ya se los puso a principios de 2020, un peinado que combinó con un vestido con estampado cómic que incluía escenas de la misma serie.
Tampoco faltaron las uñas con inspiración Sailor Moon.
Para más inri, la foto que Rosalía tiene de avatar en TikTok es un selfie suyo con el filtro de Instagram del personaje animado.
Atracción por la cultura anime
La cantante ha confesado su debilidad por la cultura anime en más de una ocasión. Ya lo habíamos intuido a través de sus redes sociales.
“El anime es como un mundo paralelo, una fantasía, con unos códigos estéticos, el formato en sí… A veces digo ‘ojalá pudiera levantarme una mañana y coger unas gafas especiales y poder ver todo así, con esos colores, esas texturas, los ojos distorsionados… Me encanta, por eso lo puse en Hentai”, dice en su entrevista para Genius, donde desgrana la letra del erótico tema.
El vídeo de Saoko: multiculturalidad total
Aunque el primer adelanto de MOTOMAMI fue La Fama, su colaboración con The Weeknd, Saoko llegó después para marcar el camino que seguiría la parte más fuerte y caótica del álbum, el lado ‘moto’. Un tema lleno de ruido y fuerza que aúna géneros tan contrapuestos como el jazz y el reggaeton.
El videoclip es una explosión multitulcultural. Todas las motomamis que acompañan a Rosalía en su huida policial son extranjeras. La mejor manera de reflejar en este autobiográfico álbum la vuelta al mundo que ha tenido que dar para crearlo.