La entrada irregular de cubanos por la frontera sur de Estados Unidos marcó récord de 16,550 personas durante el pasado febrero, la mayor cantidad para un mes en más de dos décadas.
La escalada de las cifras reveladas este martes por el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) indica que en apenas cinco meses del año fiscal 2022, iniciado en octubre, han entrado por puntos fronterizos con México un total de 46,752 inmigrantes cubanos, acentuando el carácter de crisis del éxodo desatado desde la isla.
Las estadísticas del CBP señalan que, además, 679 cubanos entraron desde octubre por otras zonas fronterizas de Estados Unidos, lo que eleva a 47,431 la cantidad de registrados en el presente período fiscal. Durante la misma etapa, la Guardia Costera (USCG) y la Patrulla Fronteriza han capturado a más de mil cubanos que intentaron llegar a territorio estadounidense por vía marítima.
El flujo masivo de cubanos por la frontera sur en febrero solo lo superan dos nacionalidades: mexicanos (71,210) y guatemaltecos (18,175). Los nicaragüenses registrados fueron 13,356.
La situación parece incontenible si se tienen en cuenta los reportes diarios de cubanos detenidos en México y otros puntos de la llamada “ruta centroamericana”, hacinados en vehículos o interceptados en tránsito hacia la frontera estadounidense.
Este martes,las autoridades de Honduras detuvieron a 241 inmigrantes cubanos y a nueve presuntos traficantes de personas que los acompañaban en su tránsito rumbo a Estados Unidos.
Mientras, otra avalancha de cubanos pugna desde La Habana por llegar con un boleto aéreo a Panamá, Costa Rica o Nicaragua con la intención de cumplir el mismo itinerario.
La situación resulta totalmente descontrolada a pesar de que desde el 12 de enero de 2017 la administración de Barack Obama suspendió la política de pies secos/pies mojados, lo que limita los beneficios legales de admisión y posterior procesamiento de la residencia permanente bajo la Ley de Ajuste Cubano (CAA).
El agravado desabastecimiento de productos básicos y el deterioro de los servicios médicos en medio de la pandemia del coronavirus incentivaron la estampida de cubanos hacia el exterior, que vieron una oportunidad provechosa con la exención de visados para viajar a Nicaragua desde el pasado noviembre.
“Los cubanos deben entender que entrar de manera irregular a Estados Unidos después de enero de 2017 significa que tienen que batallar por ganar su caso de asilo político si buscan obtener una residencia permanente en el país”, dijo a CiberCuba Willy Allen, abogado de inmigración en Miami.
Allen recordó que la concesión de un permiso de libertad bajo supervisión, conocido como I-220A, no es garantía de que la persona podrá ajustar su estatus migratorio por la CAA al cumplir un año de estancia en territorio estadounidense.
Una reciente orden administrativa de la Oficina de Inmigración y Ciudadanía (USCIS) permitiría reclamar residencia a unos 40 mil cubanos que recibieron el I-220A entre 2017 y el 17 de noviembre de 2021, pero el proceso legal no es automático.
Los datos actualizados de la frontera mexicana revelan, además, otras evidencias contundentes sobre la inmigración irregular de cubanos hacia Estados Unidos:
- 142,797 cubanos han llegado después de la eliminación de la política de pies secos/pies mojados, entre los años fiscales 2017 y lo que va de 2022 (octubre de 2021 a febrero de 2022). La cifra supera los cubanos registrados durante el éxodo del Mariel, en 1980 (125,000), y los de la crisis de los balseros de 1994 (35,000).
- 75,541 arribaron tras el ascenso de Joe Biden a la Casa Blanca y el anuncio de una política migratoria más flexible que la impuesta por la administración de Donald Trump, sin contar otros puntos de llegada por tierra y mar.
- 40,859 entraron después de la apertura de las fronteras cubanas y el levantamiento de visados, decretado por el gobierno de Nicaragua, a partir del pasado 22 de noviembre.
“Lo que está claro es que no hay un criterio consistente para manejar la entrada de los inmigrantes cubanos por la frontera”, dijo a CiberCuba un supervisor del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que pidió no ser identificado.
La administración Biden se vio obligada a reinstalar el Programa de Protección del Migrante (PPM), conocido como “Esperar en México”, pero los inmigrantes cubanos han continuado ingresando mayoritariamente a territorio estadounidense.
En mayo, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador tiene prevista una gira latinoamericana que incluye a Cuba, y ya ha anunciado que una prioridad de su visita a La Habana será el tema migratorio.
Las autoridades de Costa Rica, Colombia y Panamá arreciaron los controles de visados de tránsito para cubanos en las últimas semanas, coincidiendo con la desproporcionada afluencia de viajeros desde la isla hacia sus territorios.
A comienzos de este mes el Departamento de Estado anunció un plan para incrementar los empleados consulares en la embajada estadounidense en La Habana y restaurar la tramitación de visados de inmigrante para los cubanos. La estrategia busca superar el atraso de miles de casos acumulados tras el cierre de los servicios consulares en la legación en octubre de 2017 y desestimular las opciones de entrada irregular en Estados Unidos.
Pero aún no hay un calendario fijado para comenzar la atención de solicitudes en La Habana y el Programa Cubano de Reunificación Familiar (CFRP) sigue cerrado desde 2016.
Y los cubanos parecen determinados a no esperar, aun cuando las opciones legales para alcanzar una residencia permanente en EE.UU. se hayan reducido considerablemente.
Además de los registrados en puntos fronterizos por DHS/CBP, se calcula que una población flotante de entre 10 mil y 12 mil cubanos está radicada sin asideros legales en Estados Unidos, mayormente en Florida.
Justamente, los expertos vaticinan un colapso del sistema de atención social para refugiados cubanos en Florida. Desde hace semanas, los centros de procesamiento de solicitudes de beneficios están atestados de casos.
Se estima que la ayuda empleada en Florida para cubrir las necesidades de los inmigrantes cubanos, lo cual comprende dinero en efectivo, atención médica y capacitación laboral supera los $900 millones de dólares anuales. En 2015, las estadísticas del Estado indicaban que los cubanos eran nueve de casa 10 inmigrantes favorecidos con este tipo de asistencia, a un costo calculado entonces en unos $680 millones de dólares.