(CNN) — El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha dado varias explicaciones sobre la guerra de su país contra Ucrania, y algunas son más plausibles que otras. Entre ellas, detener el avance de la OTAN hacia las fronteras de Rusia, proteger a sus compatriotas del “genocidio” o la infundada pretensión de “desnazificar” Ucrania.
El sacerdote de mayor rango de la Iglesia Ortodoxa Rusa, mientras tanto, dio una razón muy diferente para la invasión: los desfiles del orgullo gay.
El patriarca Kirill dijo la semana pasada que el conflicto es una extensión de un choque cultural fundamental entre el mundo ruso en general y los valores liberales occidentales, ejemplificados por las expresiones de orgullo gay.
Sin embargo, expertos afirman que los comentarios de Kirill ofrecen una importante visión espiritual de Putin sobre el retorno a un Imperio Ruso en el que la religión ortodoxa desempeña un papel fundamental.
Pero la postura de línea dura del patriarca ruso también le está costando seguidores. La iglesia ortodoxa rusa de Ámsterdam anunció este domingo que rompía sus lazos con el líder, el último de los sacerdotes e iglesias que abandonan Moscú por la guerra en Ucrania.
“Mundo Ruso”
“Putin ha estado proponiendo este concepto del llamado Mundo Ruso y ese concepto se basa en la ortodoxia rusa”, dijo a CNN Victoria Smolkin, profesora asociada de Historia en la Universidad de Wesleyan.
“El Mundo Ruso está dondequiera que haya rusoparlantes, el Mundo Ruso está dondequiera que haya una iglesia rusa, no reconoce las fronteras políticas existentes”, dijo Smolkin.
La visión de Putin cuenta con el apoyo de Kirill, que también ve a Ucrania como una parte integral e histórica de su iglesia rusa, dijo a CNN Georg Michels, profesor de Historia de la Universidad de California en Riverside.
“Al principio de la guerra, el patriarca Kirill pronunció un sermón en el que destacaba la unidad de Ucrania y Rusia dada por Dios”, dijo Michels en una entrevista con UC Riverside News.
“Kirill denunció a las ‘fuerzas del mal’ en Ucrania que quieren destruir esta unidad”, explicó Michels.
El domingo pasado, Kirill fue un paso más allá durante un sermón en Moscú cuando vinculó específicamente estas “fuerzas del mal” con los eventos del orgullo gay.
Según el patriarca, la guerra en Ucrania tiene que ver con “un rechazo fundamental de los llamados valores que ofrecen hoy en día quienes reclaman el poder mundial”, es decir, Occidente.
La “prueba” para saber de qué lado estás, dijo Kirill, es si tu país está dispuesto a celebrar desfiles del orgullo gay.
“Para entrar en el club de esos países, es necesario celebrar un desfile del orgullo gay. No para hacer una declaración política, ‘estamos con ustedes’, no para firmar ningún acuerdo, sino para celebrar un desfile gay”, dijo durante el sermón del 6 de marzo.
“Si vemos violaciones de la ley [de Dios], nunca aguantaremos a los que destruyen esta ley, desdibujando la línea entre la santidad y el pecado, y más aún a los que promueven el pecado como ejemplo o como uno de los modelos de comportamiento humano”, dijo Kirill. “En torno a este tema existe hoy una verdadera guerra”, añadió.
El discurso de Kirill denunció la infiltración de los valores liberales occidentales en los corazones y las mentes de lo que, según él, es el pueblo ucraniano y ruso, históricamente unificado y ortodoxo.
“Está diciendo que hay un choque de civilizaciones y que los desfiles del orgullo gay en esta narrativa son una prueba de fuego para saber de qué lado estás”, dijo Smolkin.
A pesar de los llamados para que Kirill denuncie la guerra de Putin, el “papa ruso” no solo se ha negado a hacerlo, sino que ha dado legitimidad moral a la invasión al calificarla como una lucha de “significado metafísico”, de la humanidad que elige seguir las leyes de Dios.
“La Iglesia Ortodoxa Rusa está proporcionando gran parte del simbolismo y la ideología que Putin ha utilizado para cimentar su popularidad”, añadió Michels.
La importancia de Kyiv
La ciudad de Kyiv es muy simbólica tanto para Putin como para Kirill debido a su conexión con Vladimir I, un gobernante medieval de la Rus de Kyiv —un territorio que incluía partes de la actual Ucrania y Rusia— que se convirtió al cristianismo en torno al año 988.
“Según la opinión nacionalista rusa, hoy dominante, Vladimir fue el padre fundador del primer Estado ruso y de la Iglesia Ortodoxa Rusa. El Estado y la Iglesia formaron una simbiosis productiva y Kyiv se convirtió en la cuna de la civilización rusa”, escribió Michels.
“Putin considera a Vladimir el salvador de Rusia”, dijo Michels a CNN. “Para él, Kyiv y Crimea, donde Vladimir fue bautizado, son tierras rusas sagradas”.
La cristianización de la Rus de Kyiv es la narrativa fundacional sobre la que Putin y Kirill reclaman a Ucrania como parte de Rusia.
“Están tratando de arrancar este legado de la Rus de Kyiv para Rusia y eso es una parte realmente crítica de la visión de Putin de la historia y del papel de la ortodoxia rusa en esa historia”, dijo Smolkin.
“Lo que Putin afirma es que está restaurando el orden natural de las cosas dado por Dios: que los ucranianos y los rusos siempre han sido un solo pueblo y todos lo saben porque todos vienen de la Rus de Kyiv y todos son ortodoxos”.
Los discursos de Kirill también han reforzado esta idea de que las potencias occidentales interfieren en la unidad histórica de rusos y ucranianos.
Tres días después de que Rusia invadiera Ucrania, Kirill dijo en un discurso: “No debemos dejar que fuerzas externas oscuras y hostiles se rían de nosotros, debemos hacer todo lo posible para mantener la paz entre nuestros pueblos y, al mismo tiempo, proteger nuestra patria histórica común de todas las acciones externas que puedan destruir esta unidad”.
Smolkin afirma que la retórica de Kirill pretende demostrar que la división entre ucranianos y rusos ha sido sembrada desde el exterior.
Caracteriza así la teoría nacionalista rusa del patriarca: “Si los ucranianos piensan que son un pueblo diferente de los rusos, es solo porque se han dejado llevar por Occidente, que ha sembrado la discordia entre estos hermanos armoniosos”.
En 2016, tras la invasión de Crimea, se erigió un monumento a Vladimir en pleno centro de Moscú. Antes de eso, el otro gran monumento a Vladimir, erigido en 1888, estaba en el centro de Kyiv.
Problemas en las filas
Es probable que Kirill también apoye la guerra de Putin porque recientemente ha perdido el poder sobre varias iglesias ortodoxas ucranianas.
La Iglesia ortodoxa ucraniana ha tenido durante siglos especiales lazos históricos con la iglesia ortodoxa rusa, una relación que la diferenciaba de otras iglesias ortodoxas independientes, como las de Georgia, Chipre, Grecia, Rumanía y otras que forman parte del cristianismo ortodoxo oriental.
En 2018, tras la invasión de Crimea, parte de la Iglesia Ortodoxa ucraniana rompió sus lazos con la iglesia ortodoxa rusa, un acto que levantó la ira del patriarca ruso.
“Para el patriarca Kirill”, dijo Michels, “esto es una cuestión de vida o muerte”.
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, hay aún más señales de un creciente descontento en las filas ortodoxas más amplias.
La Iglesia Ortodoxa Rusa de Ámsterdam anunció este domingo que rompía los lazos con Kirill y el Patriarcado de Moscú debido a la postura de este último sobre la guerra.
“Esta decisión es extremadamente dolorosa y difícil para todos los implicados”, escribió la iglesia de San Nicolás de Myra de Ámsterdam en su página web.
Unos 300 sacerdotes y diáconos ortodoxos, entre los que se encuentran muchos que viven y trabajan en Rusia, también se arriesgaron a desobedecer a su líder y a su país al firmar públicamente una carta en la que pedían un alto el fuego inmediato.
“La Iglesia no es un partido comunista que solo habla a través de su líder”, dijo el sacerdote ortodoxo ruso padre Andrey Kordochkin, decano de la Catedral de Santa María Magdalena en Madrid, y firmante de la carta.
Kordochkin señaló que la carta menciona cuatro veces la palabra “guerra”, una palabra que ahora es ilegal imprimir en los medios de comunicación rusos.
“Es un acto de valentía”, dijo, “especialmente para los que estamos físicamente en Rusia, porque tenemos familias y somos muy vulnerables”.
“Me inspiran los exiliados rusos del siglo XX”, añadió Kordochkin. “Estoy en una buena lista”.
El órgano de gobierno de los obispos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, que sigue vinculada al Patriarcado de Moscú, hizo un llamado a Kirill para que pidiera al gobierno ruso que detuviera la guerra.
“¡Su Santidad! Le pedimos… que haga un llamado a los líderes de la Federación Rusa para que detengan inmediatamente las hostilidades que ya amenazan con convertirse en una guerra mundial”, escribieron los obispos en una carta abierta el 28 de febrero.
Otro líder ortodoxo ucraniano, el metropolita Epifanio, cuya iglesia es independiente de Moscú, tuvo palabras aún más fuertes.
“El espíritu del Anticristo opera en el líder de Rusia”, escribió en una declaración del 27 de febrero. “Esto fue Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. En esto se ha convertido Putin hoy”.
En un significativo acto de distanciamiento de Kirill, 12 diócesis ortodoxas rusas en Ucrania retiraron su nombre de sus oraciones durante la Divina Liturgia, por instrucción de sus obispos.
El papa Francisco
El papa Francisco se abstuvo hasta ahora de pedir a Kirill que condene la guerra, y no ha condenado públicamente a Putin o a Rusia por su nombre, a pesar de sus fervientes llamados a poner fin a la guerra.
Otros funcionarios de la Iglesia Católica, sin embargo, no son tan reticentes.
El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, distanció rápidamente a la Iglesia Católica del sermón del patriarca Kirill en el que se demonizaba a los desfiles del orgullo gay, diciendo que corrían el riesgo de “exacerbar” la situación.
El presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, el arzobispo Stanislaw Gadecki, escribió una carta directamente a Kirill, el 2 de marzo: “Te pido, hermano, que hagas un llamado a Vladimir Putin para que detenga la guerra sin sentido contra el pueblo ucraniano”.
También pidió a Kirill que instara a los soldados rusos a rechazar sus órdenes, diciendo que “negarse a seguir órdenes en una situación así es una obligación moral.”
El padre Antonio Spadaro SJ, estrecho asesor de Francisco y editor de la revista semioficial del Vaticano y de los jesuitas “La Civilta Cattolica” dio voz a lo que muchos en el mundo católico y ortodoxo se preguntan en estos momentos.
“La pregunta de todas las preguntas es: ¿qué está haciendo el patriarca Kirill y qué hará?”. dijo Spadaro en una entrevista con la agencia de noticias italiana Adnkronos la semana pasada.
Esa pregunta, a la vista de las declaraciones de Kirill hasta ahora, parece haber sido ampliamente respondida.