Hay una fecha en el calendario en la que todo empresario sabe que, a partir de ese momento, estará trabajando exclusivamente para el pago de los impuestos. Si la subida de las cotizaciones a los autónomos que plantea el ministro Escrivá sale adelante, la mitad de los autónomos deberán trabajar sin beneficios medio año para pagar cuotas, impuestos e IRPF al Estado. Un total de 1,8 millones de trabajadores por cuenta propia de los 3,2 millones actuales verán en 2024 un alza de un 40% en sus cotizaciones. Es la insensata idea del Ejecutivo para conseguir una recaudación adicional de 2.000 millones de euros cada año hasta 2031 que ayude a tapar el agujero negro de la Seguridad Social. El nuevo sistema de cotizaciones propuesto solo baja las aportaciones de los que ganan menos de 900 euros. Para el resto, la subida se podrá multiplicar hasta por cuatro en menos de una década.
Hablar del futuro de los autónomos y empresarios es hablar del futuro que queremos como país, y si el Gobierno no entra en razón, el panorama general luce más que sombrío. Para los autónomos y emprendedores, este anuncio, junto a la subida del SMI, supone un golpe mortal para miles de sus negocios, un aumento inasumible para un colectivo ya más que sacrificado. La noticia llega también en un momento complicado, cuando el tejido empresarial sigue intentando recuperarse de los efectos de una pandemia que se ha llevado por delante 77.831 empresas, según el INE, en el último año, cuando dos de cada tres autónomos no se han recuperado de la misma y cuando los retos de la digitalización siguen ahí para abordarse. Dos años después del inicio de la pandemia las ayudas directas no han llegado a los autónomos, ninguno cuenta con que le llegue el maná de los fondos europeos y España lidera el paro juvenil en el mundo desarrollado, según la OCDE. La creación de empresas, según el INE ,es ahora la menor en 11 años. Todas ellas deberían ser razones suficientes para apoyar a los autónomos y el emprendimiento como motor de creación de empleo y prosperidad para nuestro país en un momento crucial como este.
La propuesta actual del Gobierno es, sin embargo, la mejor forma de frenar y expulsar el talento de miles de jóvenes de nuestro país. Un atentado contra la libertad de actividad profesional y contra un modelo que pretende generar puestos de trabajo también donde más se necesitan, entre los jóvenes.
No es el momento, nunca lo es, de ver a los autónomos como una fuente fresca de ingresos al Estado; es necesario avanzar en su protección, en dar apoyo como pilar central que son para incentivar nuevos negocios, el crecimiento económico, la creación de empleo y el aumento del bienestar social.
Un autónomo en España ya paga el triple que otro en el Reino Unido, y el doble que el de Francia y Alemania. Comenzar un negocio desde cero sigue siendo hoy una gran aventura llena de obstáculos: poco reconocimiento social, enorme carga fiscal, burocracia y un gran laberinto a la hora de conseguir financiación. Los gastos fijos y variables guillotinan cada mes los esfuerzos de muchos emprendedores y, si la actual propuesta sale adelante, las innovadoras ideas de negocios con las que muchos de nuestros jóvenes revolucionan la economía digital acabarán también guillotinadas. Un tema clave es sin duda la tarifa plana sobre el emprendimiento que hoy acoge a todos los autónomos, independientemente de sus beneficios. Una tarifa que funciona y debería ser respetada frente a la propuesta recaudatoria del Gobierno, que pretende que solo los trabajadores por cuenta propia con rendimientos netos inferiores a 1.125,90 euros puedan acogerse a esta ayuda que bonifica el 80% de la cuota, que también sube.
Con este suma y sigue se acelera el cierre de negocios, se frenan los incentivos para que los jóvenes emprendan y crezcan en la marca de casa, se atenta en forma y fondo contra el propio espíritu emprendedor, la savia de la nueva economía. España ha conseguido con esfuerzo estar entre el top 20 de países con mejor ecosistema para emprender, un entorno idóneo que debe ser aprovechado desde todos los ámbitos para intentar sacar a nuestro país del primero en la lista de la OCDE con mayor paro juvenil.
La propuesta sobre la mesa que propone el ministro equipara a los autónomos con los trabajadores asalariados en obligaciones, pero no en derechos ni coberturas, parte de errores de percepción básicos como el hecho de que los autónomos asumen riesgos que los trabajadores asalariados no corren y tienen unas necesidades distintas que precisan de un tratamiento distinto.
Cualquier emprendedor sabe que los supuestos beneficios de los que habla el borrador, no lo son; si llegan, lo hacen tarde; si se tienen, se reinvierten o se tienen que usar frente endeudamientos o imprevistos. Este es el día a día de miles de pequeños empresarios que, además del incremento constante de impuestos y en medio de la subida de los costes de producción, con la inflación desbordada, tendrán también que hacer frente a la subida del SMI. La mayoría de ellos y las pymes simplemente no tienen la capacidad de cubrir ese incremento.
En vez de seguir castigando, necesitamos apoyar al talento emprendedor desde todos los ámbitos, impulsar la digitalización, hacer llegar más ayudas a las empresas y crear un entorno que favorezca la creación de estas donde prevalezca la seguridad jurídica y la estabilidad. La revisión de la Administración tributaria tendría que dirigirse a apoyar a las empresas con el reembolso de impuestos y no al contrario, y deberíamos recuperar el sentido común, que explica que la mejor manera de incrementar los ingresos fiscales es apoyar un crecimiento sólido, con estímulos fuertes y sostenidos a las empresas.
Todos sabemos también que en las familias en las que hay un autónomo, la conciliación y la flexibilidad no son fáciles. Ayudar a los autónomos y al emprendimiento es también ayudar a las familias, a la natalidad, a la mujer y a la igualdad, temas que sin duda repercuten en el avance y bienestar común y en las cuentas futuras de la Seguridad Social.
A menudo es necesario repetir lo obvio. Detrás de cada gran empresario hubo un día un emprendedor valiente, más emprendedores es igual a más empresas y más empleo, también a mayor crecimiento económico y bienestar social. Parece sencillo cuando el reto es mirarnos al espejo para ver qué país queremos ser, mirar también de cerca al autónomo y al pequeño empresario, el que más representa el tejido productivo de un país donde jugar a gobernar dando palos de ciego sabemos que acaba en penurias y crisis a raudales.
Rubén Sans Solsona es Presidente de AIJEC Jóvenes Empresarios Cataluña y Vicepresidente de CEAJE