Kutxabank es un proyecto consolidado diez años después de su puesta en marcha, pero su presidente recuerda que el camino es largo. Los orígenes de la entidad se remontan a hace más de 170 años y Villalabeitia estima que su solidez financiera actual le garantiza un futuro a pesar de que la transformación del sector cuestiona la supervivencia del modelo bancario actual.
Kutxabank sigue por debajo de las cifras precovid, pero se ha mantenido en beneficios. ¿Ha sido el susto menor de lo que se esperaba?
—Hemos cerrado en 2021 el anterior plan estratégico, que hemos cumplido aunque ha sido un periodo lleno de sobresaltos. En el primer año del plan, 2019, los tipos de interés bajaron al -0,5%, eso nos afectó a los bancos de forma importante. En 2020 tuvimos la pandemia, que fue demoledora. El negocio remitió durante algunos meses, pero no se comportó mal. Aún así, tuvimos que destinar 350 millones a provisiones y nos afectó a las cuentas, aunque hubo bancos que perdieron dinero en ese año. Y en 2021, con el sistema en general más relajado, siguiendo el estilo de la casa hemos provisionado 280 millones.
¿Un volumen defensivo?
—Somos el banco con menos mora del sistema con 1,80, pero siempre vamos holgados en provisiones. Hemos generado un 20% más de resultados, seguimos manteniendo una fortaleza financiera privilegiada y diferencial. Seguimos siendo el banco más solvente del Estado. Euskadi tiene el cuarto banco con mejor perfil de riesgo de Europa. Y somos el banco al que se le pide menos exigencias financieras de resolución.
¿Sigue aumentando el negocio?
—Ganamos cuota cada año en todos nuestros productos clave. Eso es un objetivo básico e importante, ganar posición competitiva, y lo estamos consiguiendo. Ganamos cuota en nuestras tres geografías. Tenemos la franquicia vasca, que es la más importante y donde tenemos las cuotas más altas, somos líderes. Luego tenemos Expansión y la franquicia andaluza, donde tenemos unas cuotas menores, pero es donde más crecemos. Tenemos un equilibrio de mercado geográfico muy razonable para nuestro desarrollo y sostenibilidad.
¿A pesar del entorno de tipos bajos?
—En un entorno de tipos de interés negativo hay que buscar el desarrollo del negocio de los ingresos por servicio. Somos la entidad del Estado que más diversificados tiene los ingresos. Tenemos más ingresos por servicios que ingresos financieros, y eso es muy importante en una coyuntura como esta. Aunque no hemos conseguido los resultados precovid, los hubiéramos podido lograr porque hemos provisionado más de lo que necesitamos.
¿Por algún motivo especial?
—No, pura cautela y sostenibilidad a futuro. El entorno está muy caliente y la marca de la casa es ir siempre muy holgados en provisiones.
Antes de entrar en ese entorno ‘caliente’ por la invasión de Ucrania, ¿ha salido reforzado Kutxabank del covid?
—Comparativamente estamos mejor que el sector. Tenemos mucha menos exposición a las operaciones covid. Y no prevemos que los impagos, que para todo el sector están relativamente anestesiados por las moratorias, aumente. En el plan 2022/2024 calculamos un descenso hasta el 1,5%, lo que pasa es que tenemos un natural conservador y provisionamos mucho.
¿Esas provisiones mayores de lo exigido van a ayudar, son un colchón extra en el contexto de incertidumbre por la invasión de Ucrania?
—El plan que estamos ejercitando desde enero es muy conservador en lo relativo a la macroeconomía. Tenemos una proyección con tipos interés más bajos que la curva de tipos que había cuando estábamos haciendo el plan, pero hemos querido ser conservadores. Nos ha salido un plan redondo, muy robusto, muy alentador. Qué duda cabe que algún impacto vamos a tener por la guerra, vamos a ver la profundidad del impacto, pero va a ser un plan muy positivo en el que de nuevo vamos a mejorar.
¿Hasta qué punto?
—Tenemos que verlo, en función del impacto de la guerra, que, para nosotros es una tragedia humana absolutamente injustificada. El mal ya está hecho y lo vamos a sufrir todos. Luego están las consecuencias, que ya están aquí, y van a depender de la duración y la extensión del conflicto. Esperemos que ni dure demasiado ni se extienda demasiado. Kutxabank no tiene nada con Rusia, directamente no nos va a impactar.
¿Y a clientes?
—Tenemos empresas que exportan a Rusia o a la zona de conflicto. Todavía no les afecta negativamente demasiado a sus exportaciones, pero les afectará. En Euskadi hay 29 compañías instaladas en la zona de conflicto, instalaciones industriales y comerciales, no son demasiadas. Sí que hay empresas vascas que exportan a Alemania, que empresas alemanas exportan a países del conflicto y eso sí afectará y lo estamos monitorizando. Pero por el momento no percibimos un incremento manifiesto del riesgo de nuestras empresas.
¿Tendrá el banco algún impacto indirecto?
—La inflación va a quedarse más tiempo de lo previsto y qué duda cabe que eso va a producir un incremento de los costes de producción y energéticos. Eso va a afectar a las compañías. Las provisiones que tenemos son en cualquier caso para lo que colease del covid. Ahora, si esto genera necesidades de provisiones, nosotros ya estamos ahí, no tendríamos que aportar reservas adicionales.
Los mercados están inquietos.
—Indirectamente ya está afectando a las valoraciones de nuestras carteras, las de renta fija y las de renta variable. Sin embargo, eso no nos afectan a la cuenta. Tenemos una posición de recursos propios privilegiada y nos afecta lo justo. Y luego hay otro impacto en otro de nuestros negocios clave, la gestión de fondos de inversión, que van como un tiro. Ahí sí estamos notando una reducción en la valoración de los patrimonios. Las carteras de renta fija se están comportando de una forma que habrá que vigilar. Tras la intervención el jueves del BCE quedó claro que se descarta una bajada de tipos.
¿Subirán?
—Parece que, tarde o temprano, la presión sobre los tipos producirá cierta elevación. En todo caso sería una subida relativamente baja. Una elevación del 0,25% en los tipos cortos, cuando hoy están al -0,40%, no debería desanimar la inversión en proyectos industriales. Lo que sí puede afectar es a los déficits públicos de los países, es la mayor preocupación. Vamos a ver qué profundidad, qué dimensión tiene el impacto económico, pero nos coge en un momento muy redondo. Muy bien provisionados y un momento comercial en el que estamos creciendo en cuotas. Estamos bien, pero inquietos, ocupados y preocupados con el impacto del conflicto, que es muy grave, una desgracia.
Una subida de tipos mínima tampoco cambiaría el entorno bancario.
—Si los tipos suben, para nosotros la situación mejora. Si los tipos se hubiesen quedado bajos como parecía a principios de año, no nos hubiera afectado negativamente al plan estratégico. Luego está el efecto inflación, el efecto de un menor PIB y los niveles de paro, que nos puede afectar.
¿Puede ser el impacto de la guerra más fuerte que el de covid?
—Los efectos de una guerra son impredecibles. Vivimos una situación de altísima volatilidad y altísima incertidumbre. Sin embargo, la sociedad vasca es muy previsora, es muy ahorradora, el índice de aportaciones a pensiones y seguros es de los más altos del Estado. Por otra parte, el índice de paro en Euskadi compara sustancialmente bien con el resto del Estado. Puede ser que afecte a un menor apetito de endeudamiento o una menor demanda de financiación al consumo. Pero la franquicia vasca es para Kutxabank de pocos sobresaltos incluso en épocas de crisis. Luego está el capítulo de la inversión empresarial, que en momentos de alta incertidumbre se tiende a retrasar, podría pasar.
¿Hay que preocuparse?
—Una guerra tan cercana es siempre preocupante, pero Euskadi tiene unos fundamentos más sólidos que los demás.
¿Cuánto invierte el banco en digitalización?
—Este año está previsto destinar 200 millones de euros, lo que supone un incremento del 30%. Sin la banca on line, posiblemente, no podríamos atender a la clientela. El 60% de nuestros clientes es digital.
En cualquier caso, la digitalización se asocia a la exclusión bancaria.
—Es un tema muy importante y tiene su ángulo de realidad. Los servicios públicos, las utilities y la banca hemos tenido el foco muy puesto en la competitividad digital. Hemos tenido que actualizarnos, aprender, porque nos podíamos quedar fuera del mercado. Eso genera el riesgo de dejar gente atrás, puede abrir una brecha digital. A eso hay que sumar el vaciado rural, la España vaciada, que no que ver con la banca, pero que suma.
¿Qué hace el banco ante ese riesgo?
—En Kutxabank lo hemos tenido muy claro por vocación, por el tipo de entidad que somos. Pero además porque el 30% de nuestra clientela es mayor. Aunque, por otra parte, el 27% de nuestros clientes mayores es digital. Hemos suscrito el acuerdo con el Ministerio y ya estamos tomando decisiones: aumentamos el horario de atención a clientes mayores –de 8.30 a 14.00 horas–, hemos alcanzado un acuerdo con los sindicatos para dar servicio por la tarde. Los mayores tienen prioridad en el teléfono de atención de 8.00 a 22.00 horas. En lo que es inclusión financiera se refiere, Kutxabank es líder en Euskadi. El 95% de la oficinas que hay en pueblos de menos de 1.000 habitantes en Euskadi es de Kutxabank. Estamos en pueblos en los que no hay ni dispensario médico ni escuela. Dicho esto, que no es solo responsabilidad de la banca, estamos trabajando en una entente de compromisos compartidos con ayuntamientos y diputaciones y Gobierno vasco para dar soluciones a este problema.