El informe «Comunicando el progreso 2021: el reporting empresarial como instrumento para una recuperación sostenible», publicado recientemente por el Pacto Mundial de Naciones Unidas, recoge algunos datos clave sobre la relevancia que el área de buen gobierno tiene en una organización; un ámbito que se ha visto especialmente afectado y ralentizado por el impacto de la pandemia.
Según el estudio, solo el 65 % de las empresas españolas cuenta con códigos de conducta para abordar la lucha contra la corrupción –un indicador que ha empeorado respecto a 2020– y el 61 % con una política medioambiental.
Asimismo, refleja un retroceso en cuestiones de derechos humanos y normas laborales respecto al año anterior.
En un escenario tan competitivo y complejo como el que estamos viviendo, es imprescindible que las organizaciones cuenten con una visión estratégica a largo plazo y un enfoque global de 360 grados.
El buen gobierno es un tema sensible cuya decisión se sitúa en el más alto nivel de las organizaciones, ya que tiene un impacto relevante en cómo una empresa afronta los cambios, supera situaciones de crisis, genera confianza entre sus grupos de interés y, en definitiva, decide qué clase de compañía desea construir.
Las organizaciones están cada vez más sometidas al escrutinio del público en todas estas materias, lo que afecta directamente a su reputación, atracción del talento, competitividad, percepción de los inversores y sus relaciones con otros «stakeholders».
Sin embargo, muchas de ellas no saben por dónde empezar, cómo implementar ciertas prácticas o métodos de actuación entre sus trabajadores o qué métricas o sistemas de control pueden utilizar.
Por este motivo, la elaboración de estándares que contribuyan a establecer principios y procedimientos comunes facilita enormemente el trabajo a las compañías, ya que cuentan con una hoja de ruta para el desarrollo y la implementación de las mejores prácticas.
Asimismo, se trata de una actividad que favorece el diálogo, el consenso y la transparencia entre empresas, reduce riesgos y garantiza la continuidad del negocio.
SEIS ÁREAS CLAVE
En nuestro último informe, Buen Gobierno de las Organizaciones, hemos identificado seis áreas clave para desarrollar de forma sólida el buen gobierno de las organizaciones: corporativo, resiliencia, relaciones entre organizaciones, seguridad y salud en el trabajo, transformación digital y actividades sostenibles.
El área corporativa incluye los principios de gobernanza, los esquemas de remuneración, la gestión de los conflictos de interés, los planes de riesgo y de RSC, y la gestión del «Compliance».
Sobre este último, un estudio realizado por EY revela que el 65 % de los directivos en el área de «Compliance» considera que el presupuesto es insuficiente o claramente insuficiente.
Sin embargo, esta tendencia, afortunadamente, se está revertiendo, ya que las compañías son cada vez más conscientes de que los costes potenciales de no desarrollar una política corporativa son mucho mayores.
En segundo lugar, la resiliencia hace referencia a la valoración de los escenarios de crisis y a la capacidad de adaptación de una organización en un entorno empresarial cambiante. Muchas empresas no se anticipan hasta que se ven envueltas en un problema de reputación y no saben cómo reaccionar.
Y seguro que a más de uno le viene a la cabeza el famoso refrán popular ‘Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena’.
El tercer aspecto clave es la relación entre las organizaciones. Se ha demostrado que las empresas que apuestan por el trabajo colaborativo alcanzan mejores resultados que aquellas que promueven la individualidad entre sus trabajadores.
En este sentido, la contratación externa es cada vez más una oportunidad para añadir valor, acceder a una base de recursos o mitigar riesgos.
Al mismo tiempo, como las organizaciones dependen de su cadena de suministros para alcanzar sus objetivos y conseguir beneficios, es importante que consideren esta cadena como parte de su responsabilidad y reputación.
Por otro lado, es indudable que la pandemia ha contribuido a reflexionar y promover el bienestar de los trabajadores y las normas relativas a la seguridad, otro aspecto fundamental del buen gobierno.
La seguridad y la salud son dos ámbitos centrales para reducir accidentes, bajas laborales y aumentar la eficiencia y operatividad.
En quinto lugar, la transformación digital será uno de los ámbitos que más crezca en los próximos años. Según IDC, las inversiones en esta área experimentarán una tasa de crecimiento anual compuesta del 16,5% entre 2022 y 2024, lo que supone el 55% de todas las inversiones en relación con las TIC.
Esta transformación va destinada a la optimización de los procesos de investigación y desarrollo, diseño, producción, logística y prestación de servicios asociados.
Por último, la sostenibilidad se ha convertido en un objetivo indispensable para el desarrollo de una sana cultura corporativa. La estandarización en este ámbito ha permitido el desarrollo de métricas capaces de determinar con gran exactitud el coste y beneficio de la política ambiental de una compañía, para poder así traducirlo en una valoración económica.
La tendencia a incorporar nuevas áreas en el ámbito del buen gobierno seguirá consolidándose en los próximos años y las empresas tendrán que destinar más recursos para no dar un paso en falso.
Asimismo, la globalización exigirá una estandarización común y será necesario contar con una visión más internacional con el fin de posicionar e influir en el desarrollo de las mejores prácticas para el buen gobierno.
Otras Columnas por Javier García: