Un grupo de representantes de la Cámara de Industrias (CIU) se reunió ayer con autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para pedir “medidas retaliativas” ante la distorsión que una resolución de Argentina genera a la producción uruguaya.
El 5 de marzo, el gobierno argentino formalizó la creación del fideicomiso para subsidiar el mercado interno de ventas de harina 000 y de fideos secos, en ese país, estipulando el precio por tonelada de trigo de 23.000 pesos argentinos: US$ 201,75 al tipo de cambio oficial argentino y US$ 112 al dólar blue. En tanto, el valor de la tonelada de trigo en Chicago, ha llegado a rondar los US$ 500.
En esta línea, el presidente de la Cámara de Industrias de Alimentos (Ciali) y vocero de la CIU en este tema, Juan Pedro Flores, en conversación con El País explicó que el problema con Argentina, es que “toma medidas por fuera de lo normal”.
“En Argentina hay un precio irreal del trigo, porque los molinos como no pueden exportar, ya que le piden una declaración jurada, está manejando un precio que se acerca a US$ 114”, agregó.
Ante estas medidas y los impactos que podría tener en la industria uruguaya, debido a la importación de farináceos argentinos, propusieron en la reunión con el MEF, medidas arancelarias ya que la industria nacional no “es competitiva”.
En tanto, explicó que ya estaban manteniendo conversaciones con el MEF, debido a que están “muy preocupados” por el aumento de costos que están teniendo en “todos” sus insumos, como la grasa, el gas (el cual señaló que en un año aumentó un 53%), la mano de obra y el trigo (el cual había aumentado en diciembre, pasando de US$ 150 a US$ 280-US$ 290 por tonelada).
En este sentido, señaló que el aumento de las materias primas está muy “agarrado” de la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que este último país es exportador de trigo, producto relacionado con la industria de panificados, “explota una bomba y esa tierra no se puede plantar por 50 años más trigo. No es tan fácil. Lo que sí implica es que todos los costos aumentaron”.
“Nosotros tenemos una suerte bárbara, se acabó la pandemia de covid-19 y viene la guerra que nos mete en un problema muy complejo, porque es de gran incertidumbre y las materias primas se han ido arriba de una manera disparatada”, agregó Flores.
Asimismo, destacó que otra preocupación es la diferencia cambiaria, ya que en los panificados cuentan con una diferencia de precios que ronda el 56% con Argentina y más del 30% con Brasil.
En tanto, señaló que las autoridades del MEF con las que se reunieron mostraron “preocupación por la industria” y afirmaron que el aumento de la harina y el aceite, “estaba a nivel de Presidencia” de la República y que las medidas a tomar se iban a conocer la semana que viene.
En este sentido, destacó que “uno de los deberes” que les pidió ministerio es “cuantificar cuánto sería realmente el precio del trigo que se estaría vendiendo en Argentina” y qué impacto va a tener en la industria nacional.
A su vez, explicó que desde el MEF se analizan medidas más cercanas a mitigar costos que, las sugeridas por la CIU, las “trabas arancelarias”.
Flores mencionó posibles ideas similares a las medidas tomadas en 2002, “como exonerar los aportes patronales, que sirvió mucho. Si nos ayuda con la exoneración de aportes patronales por determinado tiempo, sería de alto impacto, porque hoy son el 7,5%”.
A su vez, no descarta reducciones tarifarias como en energía u otras.
Sin embargo, en contrapartida con la preocupación que genera la industria de panificados nacional, señaló que “también hay todo un tema que nos importa a todos, que es la inflación”.
En este sentido, agregó que el aumento de los precios en los bienes de consumo también genera una preocupación en el gobierno, teniendo que impulsar la competitividad nacional pero atendiendo la “preocupación” de la inflación.
“Uruguay es un país caro. Sé que a nivel de los commodities, a nivel del agro, está funcionando, pero la industria de mano de obra intensiva no estamos en estos momentos siendo competitivos. Pero también tengo que reconocer que nos escucharon muy bien, le dieron importancia al tema”, sostuvo.
Según el presidente de la Ciali “los molinos que ya efectuaron un aumento, que va a empezar a regir la semana que viene, de US$ 50 la tonelada de harina, fueron muy cautelosos también, porque tendrían que haber aumentado el doble capáz, pero lo hicieron de manera prudente para no tener un impacto muy grande en los costos y viendo a ver qué pasa. Nos mata a todos la incertidumbre”.
Flores explicó que la tonelada de harina actualmente se compra a alrededor de US$ 550 la tonelada. El aumento anunciado por los molinos ronda entre el 10% y 11%.
En tanto, sobre el mercado uruguayo sostuvo que “por suerte existe la libertad, pero también hay que cuidar el mercado interno”, en donde agregó que “el importador tiene cuatro empleados y yo tengo 600”.
Mencionó que la pandemia le generó una recuperación de volumen a las industrias panificadas, permitiendo abastecer departamentos “que no existían, como aquellos fronterizos”, con productos uruguayos.
Preocupación “en contexto”
Días atrás, el presidente de la CIU, Alfredo Antía, había destacado que esta preocupación se debe comprender en el contexto del “aumento de las materias primas alimenticias en general, otros cereales, aceite, azúcar y el impacto que tendrá el aumento del petróleo sobre los costos energéticos”. Además, se agrega “un tipo de cambio deprimido que favorece a los importadores”, por lo que “se arma una tormenta perfecta, que hace muy difícil la situación de la industria alimenticia, particularmente de los panificados”, y la “incertidumbre de cuáles serán los precios de reposición”.
“Hoy los panificados no tienen protección alguna frente a esta inequidad y se suma esta nueva disposición que puede afectar y mucho a nuestra industria local”, agregó.