ESPAÑA MIGRANTES
Madrid, 12 mar (EFE).- Lavapiés, el barrio más multicultural de Madrid, amanece entre semana con los ruidos de las persianas de las fruterías gestionadas por los bangladeshíes o de las cafeterías donde los marroquíes ya preparan el primer té del día. Entre ellos también comienzan la jornada Elahi, Jibi y Abdul, tres vecinos migrantes que reclaman que el idioma no se convierta en otra barrera para la inclusión.
Los tres demandan a las autoridades que contraten a más traductores para que las personas migrantes puedan entenderse en gestiones del día a día como ir al médico, inscribir a sus hijos en la guardería o gestionar su documentación.
“Solo gente de Bangladesh somos 5.000 en el barrio y el servicio de traducción es de 20 horas a la semana y lo tienes que pedir con 48 horas de antelación, ¿cómo se hace eso si te está dando un infarto?”, critica Elahi, bangladeshí con casi dos décadas en España.
EL IDIOMA, OTRA BARRERA PARA ACCEDER A LA SANIDAD
Elahi forma parte de la organización Valiente Bangla, donde ayudan a otros migrantes a quienes acompañan al médico cuando pueden, les gestionan citas para vacunarse contra la Covid-19 o informan sobre procesos con la administración o leyes que afectan a sus comunidades.
“Estamos luchando no solo para los bangla, para todos los inmigrantes, tú vas y en el centro de salud no hablan inglés, solo español, si tengo médico a las 11 y me cambian la cita o hay cola me quedo sin traductor”, declara.
Ana es sanitaria y forma parte de la Red Solidaria de Acogida de defensa de los derechos de los migrantes y explica a EFE que aunque existe un servicio de traducción, en muchos casos no se suele utilizar.
Sucede no solo en las consultas sino también en el servicio de admisión de los centros, “la puerta de acceso” a la atención médica que para esta comunidad “no es un lugar fácil de acceder”.
Además, en esa primera instancia en la que el paciente tiene que explicar sus síntomas existen “procesos super complicados de documentación”.
“No solo se trata de poder explicar en el idioma, también de poder comprenderlo, a veces los criterios no son claros y te dan información contraria, además es un sistema muy nuevo, por lo que es difícil entender para todos, incluso para los españoles”, considera.
LA SANIDAD UNIVERSAL NO LLEGA A TODOS
El guineano Abdul lleva tres años en España y trabaja como intérprete en los juzgados donde traduce tanto llamadas como declaraciones presenciales.
Residente también en Lavapiés, asegura que muchos juicios no se hubieran podido celebrar sin la asistencia de un traductor y reclama lo mismo para la sanidad.
Más tajante es Jibi, vecino senegalés de este céntrico barrio madrileño que tilda la situación de “fracaso”.
“El tema del idioma nos causa muchos problemas, a veces el médico no te entiende y el diagnóstico no puede ser bueno, la consulta tampoco podrá ser buena porque no puedes explicar qué te duele, te dan calmantes y hasta que tienes un infarto”, expone.
Jibi denuncia que el principio de sanidad universal, aprobado por ley en España en 2018, no se cumple para todas las personas que residen en el país.
“Se está negando el acceso a la sanidad, más y más, hay mucha gente que ya la han perdido, lo que pueden conseguir es solo de urgencia. Y es una cuestión de Derechos Humanos, no es un juego, hay que respetarlo y de donde viene la persona da igual, primero viene la salud y luego la política”, insiste.
Desde Red Solidaria de Acogida, inciden además que las formas de “describir” las enfermedades no son iguales para una persona española que para una extranjera.
“Ni siquiera el dolor se explica igual, entender la gravedad de la enfermedad o los cuidados, o la aceptabilidad de ciertos tratamientos por creencias o experiencias previas, eso supera la pura traducción y necesitamos mediación de personas de esas comunidades”, asume.
Igualmente, recuerda que pese a que el colectivo de sanitarios “está muy comprometido con todas las personas”, sin importar su procedencia, hay un “racismo siempre sobrevolando”.
“Hay quien cree que el sistema sanitario no debería ser para todas las personas y dentro de eso, consideran que están las personas inmigrantes sobre todo sin permiso de residencia”, lamenta.
Macarena Soto