En 2017 los Taihuttu, una familia numerosa de Holanda decidió cortar por lo sano y confiarse en manos de las criptomonedas. Vendieron cuanto tenían y lo cambiaron por bitcoins. Fue una jugada arriesgada, pero no les salió mal. De aquella la criptodivisa valía 900 dólares. Hoy ronda los 41.000. Ahora, y tras un periplo que les ha llevado a 40 países distintos, los Taihuttu han decidido echar raíces en Portugal. ¿Por qué? Nuestro vecino ibérico goza de unas costas, una cocina y una calidad de vida envidiables, pero lo que les ha atraído son las ventajas para los “criptomillonarios”.
Ya hay, de hecho quien señala a Portugal como el “paraíso fiscal criptográfico definitivo de Europa”.
Razones no faltan, desde luego.
Las condiciones ventajosas. “En Portugal no se paga ningún impuesto sobre las ganancias de capital ni nada por el estilo con las criptomonedas. Es un cielo bitcoin hermoso”, explicaba hace poco Didi Taihuttu, el patriarca de familia. Al no estar consideradas técnicamente “monedas” ni “activos financieros”, sus rendimientos no acaban englobados en las ganancias de capital o financieras. En otras palabras, el país no grava las ganancias generadas por la venta de las criptodivisas, lo que ofrece un perfil atractivo para gente como los Taihuttu.
Portugal se diferencia así de otros países, como EEUU, que trata la moneda virtual como una propiedad y aplica un sistema de gravámenes similar al de las acciones o bienes inmuebles. En el país luso se aborda como una forma de pago, lo que —señala Shehan Chandrasekera, directivo de la empresa de software especializado CoinTracker, a la CNBC— implica ventajas. “Las ganancias de capital resultantes de las transacciones de criptomonedas, como el cobro y las operaciones entre criptomonedas, no están sujetas al impuesto sobre la renta de las personas físicas”.
Ventajas sí, pero no barra libre. Aunque, como reconoce abiertamente Chandrasekera, las condiciones de Portugal lo convierten en un país “realmente atractivo para que vivan los usuarios de criptomonedas”, no todo es barra libre. Tras reconocer que Portugal es uno de los países más interesantes en lo que se refiere a la fiscalidad de las criptomonedas, la consultoría Relocated&Save advierte que hay ciertas operaciones que sí tributan para los ciudadanos que estén bajo el régimen de residente no habitual (Non-habitual residential regime) en Portugal.
En concreto, en función de quién tenga las criptomonedas —si se trata de un “crypto trader” o un “holder”— y de la actividad que desarrolle, los ingresos sí pueden estar sujetos a impuestos. El caso más claro sería el de los profesionales que se dedican a la compraventa habitual (“crypto trader”) de las divisas o el ámbito de los NFT, quienes pueden ver cómo la administración lusa considera sus ganancias ingresos empresariales y, en consecuencia, acabar tributando al 20%.
La letra pequeña. El propio Taihuttu reconoce que las ventajas que le han llevado al país luso podrían no ser tan atractivas si se estuviese dedicando a otras actividades. “Si ganas criptodivisas prestando servicios en Portugal, tienes que pagar impuestos sobre esas criptodivisas, pero yo no gano nada, de momento, en Portugal. Así que para mí, es un impuesto del 0%”, asegura el holandés.
Otra de las ventajas del estado luso, desliza, es que les permite mantener su condición de familia nómada, sin llegar a establecerse en el país. “No necesitamos estar allí y esa es la parte hermosa. No hay un requisito mínimo de permanecer un día en Portugal”.
El debate de la regulación, sobre la mesa. Las condiciones que ofrece Portugal a los grandes propietarios de criptomonedas ha llevado ya a algunos a señalarlo como “el paraíso fiscal” de los activos cripto en Europa. Una etiqueta que no está exenta de debate en el propio país. En un artículo publicado esta mismo mes en Publico, uno de los diarios más leídos del país, el columnista Sérgio Guerrero abogaba por la “urgencia” de legislar las ganancias de las criptomonedas para que se asemejen, en términos fiscales, a otras de carácter financiero registradas en el país.
“Portugal continúa a día de hoy sin gravar las ganancias de las criptomonedas, mientras España y Francia ya cuentan con una legislación al respecto”, censura Guerrero, quien señala el “vacío legal” que existe en el país luso y confía en que el debate se aborde en la nueva legislatura. Ocurra o no finalmente, lo cierto es que el tema no ha estado entre los puntos candentes de la última campaña electoral, que hace solo unas semanas celebró unas elecciones parlamentarias en las que el candidato más votado fue António Costa, quien ejerce de primer ministro desde 2015.
División de opiniones. De los nueve partidos con escaños parlamentarios que concurrieron a las elecciones, cuatro, en cualquier caso, abordaban el fenómeno de los criptoactivos en sus programas. Las posturas van desde el recelo del Bloque de Izquierdas o Iniciativa Liberal, que señalan la falta de regulación y la inestabilidad y riesgos que representan las criptodivisas, al posicionamiento más comedido del PSD o los socialdemócratas. Más allá de sus posturas, los programas son un indicador de que la posibilidad de un nuevo sistema regulatorio está ya sobre la mesa.
La pregunta que surge es: ¿Ha llegado Portugal a la situación actual de forma deliberada? Como apunta Cointelegraph, lo cierto es que la situación favorable que disfrutan las criptomonedas en el país vecino se remontan a una normativa aprobada hace seis años y su posición no ha variado gran cosa desde entonces, lo que indica, como mínimo, que ha conservado el escenario.
“Aunque han pasado varios años, y con la evolución que se ha producido en el sector, la postura de Hacienda no ha variado desde 2016, cuando una información vinculante aclaró que los ingresos con criptodivisas no pueden calificarse como ganancias patrimoniales (incrementos patrimoniales), ni como rentas del capital”, señala el analista André Gouveia en Proteste Investe.
El contexto internacional. Al margen de Portugal, el futuro y la regulación de las criptomonedas genera debate a nivel internacional. En 2020 la OCDE emitió un informe en el que aconseja a los países que fortalezcan sus políticas fiscales sobre criptomonedas y las autoridades han alertado ya del riesgo de que puedan usarse para fines ilícitos, como el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo. El propio Banco de Portugal ha publicado advertencias similares.
Imagen de portada | Policarpo Brito (Unsplash)