El pasado mes de noviembre en la parte final de la exhibición del Fórmula 1 de Sergio Pérez en la Ciudad de México un grupo de mujeres denunció que el automovilismo es un deporte exclusivo de hombres.
¿Esto es real? ¿Es un deporte cerrado donde, a diferencia de otros, es imposible acceder sin recursos económicos e, incluso con ellos, romper la barrera del machismo?
En una disciplina deportiva dominada por hombres las mujeres se han abierto paso con iniciativas en diferentes direcciones, desde pilotos hasta mecánicas, ingenieras o directivas, porque si bien en algunos deportes las ligas comienzan a abrir un camino destino especialmente a las mujeres, aquí ellas mismas buscan abrirse el camino para competir y demostrar sus capacidades directamente contra los hombres. Aunque todavía falta mucho por hacer.
Entre ellas destaca la figura de la piloto colombiana Tatiana Calderón, una piloto de 28 años que se ha vuelto uno de los referentes por competir en el más alto nivel. Actualmente se encuentra en la serie IndyCar de los Estados Unidos, aquella donde corrió Adrián Fernández, con el objetivo de demostrar que los sueños son posibles de alcanzar.
Para ella, aunque hay una apertura a las mujeres en el automovilismo este efecto es más notorio en los Estados Unidos, una nación que ha tenido a pilotos exitosas pero que también ha visto crecer ligar específicas para las mujeres como el deporte universitario o la WNBA (Women’s National Basketball Association), algo diferente a Europa donde a ella la veían como un factor comercial.
“No pensé que sería un modelo a seguir”, dice Calderón en entrevista al hablar sobre las niñas que hoy en día la ven y admiran. “Hay muchas personas que me dicen que se han inspirado por lo que ven que hago. Primero competí por mi, pero enseguida me di cuenta de que también con mi historia animaba a más gente a experimentar cosas nuevas y a no tener miedo de demostrar lo que les gusta y perseguir sus sueños”.
Calderón no ha sido la primera mujer en buscar la Fórmula 1, pero ha sido la que en los últimos años más cerca ha estado luego de haber sido piloto de desarrollo del equipo Alfa Romeo. Pero es en Estados Unidos donde ella se siente más cómoda porque encuentran el balance entre aprovechar su imagen en un deporte de hombres, pero también al valorar sus cualidades como pilotos.
“Hay más credibilidad en cuanto al papel de la mujer en el deporte motor en Estados Unidos si lo comparamos con categorías en las que he pasado en Europa, porque ven el valor extra que puedes traer al espectáculo”.
Mayor apertura no solo en el volante
Los actos valen más que las palabras y la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) sabía que para quitarse el estigma de un deporte de hombres había que tomar acciones. Así nació Girls on Track, un programa que primero estaba enfocado en promover pilotos mujeres, pero ahora está extendido a otras áreas donde el sexo femenino buscaba una oportunidad como las ingenierías o puestos directivos.
La forma de operar este programa es sencilla: clínicas, conferencias y la oportunidad de participar en diversas carreras como la Fórmula E asistiendo a eventos para adentrarse en el trabajo diario de una competencia desde áreas como los pilotos hasta la ingeniería para chicas desde los 8 hasta los 18 años de edad.
“Estamos buscando dar las mismas oportunidades a las chicas que a los hombres en áreas que no parecían así. El objetivo es tener más mujeres dentro del deporte motor. Pero sabemos que esto es a largo tiempo porque hay que llevar a las mujeres a empoderarse. En la Formula E hemos visto un incremento en la igualdad de género en algunas posiciones, pero seguimos trabajando”, expresó Julia Pallé, Directora de Sustentabiilidad del ABB FIA Formula E durante la visita de la serie de carreras eléctricas a México el pasado mes de febrero.
“Sin duda, el deseo del público es ver competir a más mujeres contra los hombres en las carreras de las máximas categorías como la Fórmula 1 y la Fórmula E”, pero Pallé señala que este no es el único camino a seguir para que las mujeres ingresen a las competencias.
“Claro que es lo que queremos ver y se está trabajando en ello, pero no es el único punto. También es importante tener mujeres en otras áreas como ingenieras, mecánicas, área comercial o directiva, medios. Hay muchos trabajos que pueden hacer y que ellas pueden romper barreras. Estamos trabajando con diversas entidades para hacer crecer esto”.
Segmentar no siempre es positivo
Mientras en otros deportes como el futbol, basquetbol, hockey, entre otras actividades de grupo existen ligas destinadas a las mujeres, en el deporte motor no era así. Si una de ellas quería competir debía hacerlo ante los hombres y ese era el único camino a seguir.
Desde 2019 se creó la W Series, un campeonato que busca desarrollar talento femenino en una categoría exclusiva para ellas. La idea no fue aceptada del todo, especialmente por competidoras mujeres quienes consideraban eso no ofrecería igualdad porque, al final, impediría que las prospectos se enfrentaran a una realidad que tarde o temprano tendrían que encarar: luchar contra los hombres en categorías como la Fórmula 1, el sueño que toda mujer piloto quiere alcanzar.
Después de dos temporadas la categoría ha tenido a la misma campeona, la británica Jamie Chadwick, una piloto que regresará en 2022 para buscar su tercer cetro en la serie femenil ante la triste realidad de no obtener el dinero para dar el siguiente paso y adentrarse a una categoría que la pusiera a competir en los últimos escalones para aspirar a llegar a la F1.
Mientras en este aspecto parece que aún pasara tiempo para ver a una mujer de tiempo completo en la parrilla de salida de la máxima categoría, en el área de ingeniería hay cada vez mayor presencia de mujeres desarrollando papeles de aerodinamistas, jefas de estrategia, o incluso ingenieras principales de un equipo, entre otras labores, pero también existen las que han optado por tomar el desarmador y las llaves a su lado para ser mecánicas de un monoplaza de alta tecnología porque su pasión las ha llevado hasta allá, a ser seleccionadas sobre hombres gracias a sus capacidades que sobrepasan a las de sus contrapartes del género masculino.
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