Cada 8 de marzo no hay nada por celebrar, pero sí mucho para conmemorar. Aún existen millones de mujeres que luchan a diario por la igualdad de derechos, y claro, en el deporte esto no queda de lado. Es en este contexto en el que elegimos contar las historias de cinco atletas aguerridas y perseverantes, quienes se animaron a abrir sus propios emprendimientos, sin abandonar la gran pasión por el deporte. Un hecho que demuestra, una vez más, que las mujeres están hechas para hacerle frente a cualquier tipo de circunstancias y salir adelante.
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El Perú se caracteriza por ser un país de emprendedores y esto no podía hacer falta en el deporte nacional. Mujeres, muchas de ellas madres, hijas y hermanas, se esmeran por entregarnos medallas, trofeos y enormes reconocimientos a nivel mundial. Debajo de cada gota de sudor existe una historia, donde a pesar de las críticas, el sacrificio y la constancia se vuelven parte de la rutina para generar ganancias de dinero extras a sus hogares.
El Dojo de Alexandra
Alexandra, dos veces medalla de oro en Juegos Panamericanos, es tan grande que su apellido siempre le hace mérito. Desde muy pequeña, Ale cuenta que fue víctima de burlas por parte de sus amigas del colegio, ya que siempre optó por elegir unos ágiles chimpunes en lugar de unas caras zapatillas. En ese entonces, el fútbol era su deporte favorito, sin embargo, la oportunidad para poder demostrar su talento a través del karate rompió cualquier otro interés que se le puso en frente.
Con las características que la definen, la doble medallista en Toronto 2015 y Lima 2019, decidió llevar a cabo su propia academia de karate desde el 2014, antes de lograr ser bicampeona panamericana. A pesar de tener ciertas dudas al principio, su enorme constancia para emprender un negocio le permitió vivir un sueño. Hoy, Alexandra es maestra de su propia academia en San Martín de Porres llamada Dojo O’ Senshi.
“En el 2014 abrí mi academia en la casa de mis papás. Empezó en el primer piso, y conforme iban pasando los años, empezaba a ahorrar ya que los alumnos crecían, entonces yo hablé con mis papás para mudarnos al segundo piso, porque vivíamos en el tercer piso. Derrumbé todo el tercer piso, pagué la mensualidad e inicié la academia, eso fue a partir del 2019″, contó la deportista a El Comercio.
El Dojo lleva ocho años funcionando. Comenzó con solo cinco niños, y hoy los inscritos bordean los 70 alumnos, todos separados en distintos grupos de acuerdo a su edad. “Ahora tengo muchos alumnos, me va super bien. Ya tengo varios avanzados, a gente que ahora está en pre selección. No soy de estar diciéndolo porque prefiero llevarlo perfil bajo, pero poco a poco voy con mis alumnos mejorando, porque he aprendido a enseñar, a acercarme al todo tipo de niños”, mencionó.
Nuestra representante en Tokio 2020 admite hacer todo lo posible para estar presente en la academia, esto de acuerdo a sus tiempos de entrenamientos y las competencias que se le presente. Por lo que la paciencia es algo que trabaja constantemente al medir sus horarios y trabajar con todo tipo de niños, lo que significó algo nuevo para ella.
“Muchos papás me dicen que los ponen porque dicen que son malcriados, otros porque son tímidos y eligen karate porque es un arte marcial que le da resistencia. Pero verlos cómo crecen, cómo mejoran, eso es lo que me llena de orgullo. Yo quería trabajar, quería aportar algo más en el deporte y no estar viviendo solo de lo que me daba el estado”, finalizó.
La academia de Sandy
Sandy Dorador nació en el distrito de los Olivos bajo el seno de una familia humilde, pero con muchas ganas de progresar. La vida no fue nada sencilla para ella y sus nueve hermanos. Sin embargo, siempre hubo tiempo para los juegos de barrio, donde predominaba el gran amor por el futbol. Eso sí, el machismo por parte de sus hermanos interrumpía la vida de Sandy, motivo por el cual recibía múltiples insultos al patear una pelota de futbol. ¿Qué hizo entonces? Se escapaba de su hogar para practicar su deporte favorito. El camino ha sido justo con ella: hoy es campeona nacional con Alianza Lima e integra la selección peruana adulta.
Tras su larga experiencia, a los 32 años, Sandy decidió abrir una academia de futbol para niñas junto a su gran amiga Fabiola Herrera, también jugadora de la selección nacional y capitana de Universitario de Deportes. Enemigas dentro de la cancha, pero hermanas de toda la vida, quienes hacen todo lo posible por incentivar el desarrollo del futbol femenino para las futuras generaciones.
“Decidí hacer una academia con Fabiola, que es la gran hermana que me dio el futbol. Estamos entrenando en las mañanas, y en la academia estamos martes y jueves. Hoy en día ves a niñas con mucho talento y si se les trabaja desde ahora más adelante van a dar mucho que hablar. Hay que apostar por el futbol femenino”, señaló.
Con los tiempos ajustados, Dorador no solo se alista para una nueva temporada junto al elenco blanquiazul, sino también es flexible para acompañar a su hijo Uziel, quien la convirtió en madre a los 18 años. A pesar de las dificultades, actualmente se encuentra estudiando en la PFP para convertirse en entrenadora de fútbol.
“Yo salí embarazada a los 17 años, casi 18, estaba en JC Sport Girls, jugando departamental, selección también y se podría decir que estaba en mi mejor momento. Salí embarazada muy pequeña, no sabía qué hacer, en ese momento estaba asustada, era una niña, pero gracias a Dios con el apoyo del papá de mi hijo de mi mamá, yo me iba a entrenar con mi hijo pequeño”, señala la futbolista íntima.
Multifacética y con el espíritu combativo que la representa, Sandy permanece luchando contra los ‘peros’ de una sociedad machista, uno de sus mayores impulsos para continuar con el proyecto llamado Escuela Deportiva Futuros Talentos.
“En el tema contra el machismo estamos avanzando, creo que falta muchísimo todavía, pero yo ahora veo a papás llevando a sus hijas a los entrenamientos de la academia. Antes los padres eran muy cuidadosos y decían: “No, mi hija no va a jugar futbol, va a jugar vóley”, pero ahora se ve a los papás indicándoles a sus hijas lo que tienen que hacer en el campo. Cosas que antes no se veían”, dijo Dorador para esta nota.
Los alfajores de Kiara
Kiara Larrea es una joven que tiene bastante claros sus objetivos. Su rutina suele ser algo distinta para muchos de su edad, ya que opta por dedicarse la mayor parte de su tiempo al deporte. Antes de que el sol brille, Kiara alista sus maletas para poder entrenar bajo la camiseta de la Universidad César Vallejo a las 5:30 a.m. Luego, al promediar las 9:00 am ya está en la puerta del club deportivo de la Policía Nacional para iniciar su trabajo diario.
Eso no es todo, ya que la futbolista de 25 años decidió llevar a cabo su propio emprendimiento de alfajores llamada Dulce Norteñita. El negocio, como muchos otros, nació en plena pandemia, pues su idea era sacarle el máximo provecho al tiempo libre que tenía por permanecer en casa, ya que tanto los entrenamientos como sus clases en la universidad los seguía de manera virtual.
“Yo entré en Vallejo en el 2020, entrené presencial tres semanas y ahí vino la pandemia. Saqué el emprendimiento meses después y manejaba mis clases y mis entrenamientos, como era virtual era más fácil acomodarlos y encontraba el tiempo para repartir el delivery por las tardes. Es complicado el tema de ser deportista porque tienes que cumplir tus entrenamientos, descansar bien, comer bien y varias cosas que dejar para cuidarte, pero también es bueno ver la forma de salir delante”, dice Kiara.
La idea nace a través de su tía que preparaba dulces en la ciudad de Barranca (200 km al norte de Lima), predominando los alfajores con una receta especial. Kiara considera que el sabor es mucho más agradable que aquellos que se suelen comercializar en Lima Metropolitana. El resultado fue inmediato: las ventas fueron gratas durante el periodo de lanzamiento. “Cuando lo anuncié usé bastante mis redes y salieron bien, yo misma hacía todo, como el delivery, pasaba los precios, con mi mamá compramos stickers y bolsas para armarlo bonito y repartirlo en bicicleta”, cuenta.
Actualmente, Kiara se encuentra focalizada en la Liga Femenina de Fútbol Pluspletrol 2022. La pretemporada inició en enero, y el torneo arranca a finales de marzo. Cabe recordar que, así como Kiara, varias de las jugadoras trabajan para obtener un dinero extra para sus familias, ya que el futbol femenino tiene sueldos muy bajos que no les permite a todas vivir solo del juego del balón. Eso sí, en esta oportunidad el torneo será descentralizado, lo que será una oportunidad para ver en escena a otras sedes del Perú.
“Lo bueno es que en mi trabajo saben que juego futbol, la fechas que jugamos son sábados y domingos y mi trabajo es de lunes a viernes. A veces me citan sábado por talleres, pero yo creo que sí es posible gestionar un poco los permisos. En cuanto, con el club, a mí me gustaría quedar en un mejor lugar, ya que el año pasado quedamos terceras”, culminó.
La tienda nutricional de Samantha
Con bastante garra y actitud de por medio, Samantha Chuquivala se enamoró del rugby cuando era pequeña, tanto así que su espíritu emprendedor va al ritmo de querer aportar un granito de arena a la comunidad deportiva. Para ella una de las claves para un buen desempeño físico no solo se basa en los entrenamientos, sino también en una buena alimentación.
‘Sam’ decidió ser fundadora de tres negocios relacionados al bienestar alimenticio. El primero llamado Panakuna, empresa distribuidora de productos saludables, que nació en el año 2016. A partir de ahí se dio cuenta que era factible crear un negocio, ya que existe una buena demanda a nivel nacional relacionada a la alimentación saludable. Con la motivación inicial, se decidió por producir su propias marcas de alimentos: Real Food Company y Quick Nutrition. “Empezó mi cuestión de por qué consumir productos de afuera pagando un alto valor y que normalmente no son saludables, teniendo tantos buenos insumos aquí en el Perú”, reveló Samatha .
“Quick Nutrition es una empresa del desarrollo de productos de comida instantánea. Todo lo que puedas encontrar en el mercado nacional como comida instantánea, pues nosotros queremos sacar una versión saludable de esta. En cuanto, Real Food también tenemos los primeros productos, dándole un enfoque de revalorizar el tema de los insumos peruanos y enfocarnos en una alimentación de alto valor nutricional”, añadió sobre su negocio.
Cinco historias inspiradoras, de motivación, de cinco mujerescción nacional en el 2011, desde ese entonces, considera que es uno de los deportes donde se cultiva mucho los valores y la unión del equipo. Por ello, sin dejar de lado su pasión, Samantha se enfoca día a día para dejar todo en la cancha y, a la misma vez, no descuidar sus tres emprendimientos.
“Es bastante difícil cuando tienes un emprendimiento propio, eres todo al mismo tiempo. Por suerte tengo unos cuantos años en mi empresa y derivando procesos y funciones. No es como un trabajo normal que piden permiso para ir a los viajes de competencia, ahí yo tengo que hacerlo porque tengo que hacerlo. Es cuestión de organización, pero es lograble con sacrificio y esfuerzo. El deporte es así, pasión y dedicación”, señaló.
Daniela pone la moda
La voleybolista Daniela Muñoz tiene toda una carrera por delante, y no solo hablando en el ámbito deportivo, sino también enfocándose en los negocios. Con 20 años cursa el tercer ciclo de administración y marketing, conocimientos que le han servido para impulsar su marca de ropa: Brada Clothing.
Daniela conoce muy bien los sacrificios para llegar a lo más alto, ya que desde muy niña perteneció a las categorías infantiles de Alianza Lima Vóley. Su talento le permitió debutar en el equipo de mayores, y la recompensa no tardó cuando la convocaron a formar parte de la Sub 20 de la selección peruana a los 18 años. Con la finalidad de seguir sumando éxitos, decidió lanzar su propia marca de ropa junto a su enamorado, ya que confiesa que siempre fue fanática de la moda.
“Lo inicié con mi enamorado, fue un poco antes de que empiece la pandemia. Me gusta el tema de las ventas y facilitar prendas a las personas. Yo siempre estaba ocupada con el deporte y justo vino la pandemia, se paralizó el vóley y ahí inició todo con fuerza. Nosotros confeccionamos nuestra propia ropa, ponemos las ideas, investigamos qué tipo de tela podría tener, diseñamos y luego la sacamos a la venta. Parece algo fácil, pero es super complicado”, confesó a El Comercio.
Con el paso del tiempo, Daniela dejó las filas del cuadro íntimo para vestir la camiseta de la Universidad de San Martín desde el 2021. A pesar de perder la categoría con el equipo ‘santo’ se mantiene firme a lo que le depare el futuro en el vóley, mientras se enfoca en terminar sus estudios y dedicarle mayor tiempo a su emprendimiento.
“No sé si voy a continuar en la San Martín aún, quiero seguir jugando, tener tiempo en el campo, tal vez sea con otro club. Estamos a la espera que se nos comunique. Antes entrenábamos doble turno todos los días de lunes a sábado, por el mismo tema de que era un equipo nuevo. Me quedaba super lejos de mi casa porque yo vivo en Breña me tenía que ir a la Molina, pero yo lograba organizarme con todo”, agregó la voleybolista.
Así como ella, Daniela señaló que, tras la pandemia, varias de sus compañeras se animaron a crear sus emprendimientos con la finalidad de poder llevar una ayuda extra a su hogar. Con altos y bajos a nivel personal, trabaja duro para no tirar la toalla, pues considera que el apoyo mutuo, más aun entre mujeres, es fundamental para el crecimiento de un negocio.
“Nosotras somos las únicas que sabemos todo el esfuerzo que hay detrás. Hay mucha gente que nos critica, pero creo que hay que saber felicitarnos a nosotras mismas para sacar adelante a nuestras familias o a una misma, y así demostrar que podemos hacer todo lo que nos propongamos”, finalizó.
Cinco historias inspiradoras, de motivación, de cinco mujeres peruanas que saben ponerse la camiseta dentro y fuera de las canchas.